Periodista y Psicóloga.
Hubo dos noticias que impactaron a la opinión pública en los últimos días, relacionadas con la violencia contra las mujeres. Una fue el llamamiento del concejal Camilo Para Soto, recién electo en Til-Til, independiente por la lista del PPD, a hacer “más entretenida” la comuna con crímenes, golpizas a mujeres, violencia intrafamiliar, infidelidades, entre otras conductas. Sus tristemente célebres frases “por favor, vecino, péguele a su esposa” y “faltan femicidios y violencia intrafamiliar en sector el Manzano de Til Til porque está fome el ambiente». En un video, Para sugirió que podría renunciar si así todos y todas lo quisieran. La otra fue la decisión del canal de televisión Mega de suspender la participación de Luis Gnecco como jurado en el programa «Got Talent Chile» por presuntas agresiones en contra de su ex esposa. El actor será formalizado el 8 de junio por acusaciones de violencia, en tanto Mega emitió una declaración pública en la que manifestó su “categórico rechazo a situaciones como las denunciadas”.
El tema está en el tapete porque la violencia contra las mujeres siempre ha existido. Lamentablemente, desde las cuarentenas y los encierros producto de la pandemia por Covid, ha aumentado significativamente el entorno de riesgo de violencia dentro de la familia, especialmente sobre niñas, niños y mujeres, con un agravante: las denuncias por violencia intrafamiliar (VIF) ante las Fiscalía han disminuido entre un 12% y un 20%, en relación al mismo periodo de 2019.
En la legislación chilena, el Artículo 5 de la Ley 20.066 define la violencia intrafamiliar como “todo maltrato que afecte la vida o la integridad física o psíquica de quien tenga o haya tenido la calidad de cónyuge del ofensor o una relación de convivencia con él; o sea pariente por consanguinidad o por afinidad en toda la línea recta o en la colateral hasta el tercer grado inclusive, del ofensor o de su cónyuge o de su actual conviviente, también habrá violencia intrafamiliar cuando la conducta referida en el inciso precedente ocurra entre los padres de un hijo común, o recaiga sobre persona menor de edad, adulto mayor o discapacitada que se encuentre bajo el cuidado o dependencia de cualquiera de los integrantes del grupo familia”.
La magnitud de la violencia de género da cuenta que una de cada tres mujeres en el mundo ha experimentado violencia física o sexual durante su vida, en su mayoría infligida por parte de su pareja y un 38% de los asesinatos de mujeres han sido cometidos por sus compañeros. Según datos de ONU Mujeres, en solo un año, más de 240 millones de mujeres y niñas (de edades entre 15 y 49 años) del mundo entero sufrieron violencia sexual o física por parte de un compañero sentimental. Asimismo, se calcula que hasta mil millones de niños y niñas de entre 2 y 17 años en todo el mundo fueron víctimas de abusos físicos, sexuales, emocionales o de abandono en el último año. Según la UNICEF, en América Latina 6 millones de niñas y niños son agredidos severamente por sus padres o familiares y 85 mil mueren cada año como consecuencia de esos castigos. Respecto de Chile, el 51,5% de los niños y niñas ha sufrido violencia física, 19,5% ha sido víctima de violencia psicológica y un 8.7% ha sido víctima de abuso sexual, no observándose grandes diferencias entre los niveles socioeconómico alto, medio o bajo.
Lamentablemente, como señalábamos, producto de las cuarentenas y los encierros para combatir el Covid, han aumentado significativamente los casos de VIF, evidenciándose un incremento de 17% en el número de víctimas por violencia intrafamiliar en las comunas expuestas a cuarentena, principalmente asociadas a agresiones físicas a mujeres durante los fines de semana en horario no laboral. La brecha entre aumento de casos y la baja de denuncias ha sido aún mayor en comunas con problemas de hacinamiento.
En nuestro país, las cifras mostraron el año 2020 que, desde que empezó la pandemia, las denuncias por VIF disminuyeron en relación al mismo periodo del 2019 pero las llamadas a las líneas de ayuda aumentaron significativamente: las llamadas al Fono de Orientación 1455 para Mujeres Víctimas de Violencia lo hicieron en un 63% y al 149 de Carabineros lo hicieron en un 119%.
Esto último habla de la dificultad de la victimas para denunciar los maltratos cuando están bajo medidas de aislamiento forzado. Según consignó el Diario de Concepción en un editorial de agosto de 2020, las medidas de confinamiento para evitar contagios se han transformado en otro tipo de peligro para las mujeres y niñas y niños encerrados con su agresor, destacando que fue lo opuesto a lo ocurrido en el resto del mundo, donde se registró un aumento de las denuncias por violencia doméstica durante la pandemia, como lo mostraron los saltos en el número de casos en China, Estados Unidos, España, Reino Unido, Francia, Alemania, Brasil, Argentina, Australia, entre otros países.
Claudia Salas, alumna de Odontología de la Universidad Finis Terrae, plantea en su tesis “Violencia Intrafamiliar: La cara oculta de la pandemia” que el coronavirus “no es la única pandemia con la que debemos convivir, la violencia intrafamiliar también es considerada una pandemia, que ha existido desde comienzos de la humanidad, manifestándose como maltrato físico, emocional o psicológico, sexual y negligencia o abandono, afectando principalmente a niños y mujeres”.
La estudiante señala que, de los 4.414.927 de niños, niñas y adolescentes chilenos, un 71% refiere haber sido víctima de violencia en su hogar, en tanto una encuesta longitudinal de primera infancia desarrollada entre el 2017 y 2018, indicó que alrededor de un 63% de los niños y niñas reporta algún método violento de disciplina. “Ello confirma, señala Salas, que la violencia es un problema que está generalizado y normalizado en el país, ya que muchos desconocen otros métodos de crianza, por lo cual, debe ser considera la violencia intrafamiliar, una pandemia”.
La brecha producida entre aumento de casos de VIF y baja de denuncias desde el inicio de la pandemia de Covid deja de manifiesto para Claudia Salas “que aún existe una cifra desconocida de violencia no visualizada”.
En opinión de la tesista, “las víctimas de violencia intrafamiliar están viviendo una doble pandemia; no es válido encerrarlas junto con su agresor o agresora, porque al estar expuestos en la mayor parte del tiempo y en condiciones adversas, el nivel de violencia puede rebalsar límites y tal vez llegar a producir consecuencias mayores”. Concluye que “el mismo hincapié que se está usando para frenar la pandemia del Coronavirus, se debería ejecutar con la misma intensidad para esta otra pandemia, la violencia intrafamiliar”.
Etienne Krug, director del programa de prevención de la violencia, traumatismos y discapacidad de la Organización Mundial de la Salud (OMS), tiene una visión coincidente. En su opinión, “tal como las políticas públicas apuntan a la disminución de la propagación de la pandemia, también debiera considerarse el mismo apoyo a las víctimas que están sufriendo esta otra pandemia, que es la violencia intrafamiliar”. Indica que se deberían destinar más recursos, implementando medidas y estrategias de protección, que aseguren y resguarden la integridad física y mental de las víctimas. “Como se crearon residencias sanitarias para el aislamiento de personas afectas por el Covid, también se deberían habilitar residencias y casas de acogida para las víctimas de violencia intrafamiliar, contratar personal sanitario adecuado para el acompañamiento y contención de estas víctimas, ejemplo, psicólogos, terapeutas, médicos. Además, reestablecer las redes de apoyo y accesos a denuncias que puedan otorgarles la seguridad que necesitan” y, por otro lado, añade, “que el victimario reciba el tratamiento adecuado y las sanciones dispuestas en las leyes, y que éstas sean cumplidas”.
En fin, pareciera que la tragedia del Covid es cada vez más profunda y extensa. No solo ha afectado nuestra salud, poniéndonos en riesgo de muerte en forma imprevista y cotidiana, sino que también ha hecho estragos en nuestros bolsillos, en nuestra psiquis y la de nuestros niños y niñas (entre las noticias de la semana también estuvo la divulgación de un estudio respecto del daño que está evidenciando la infancia en edad escolar, presentándose innumerables casos de depresión), en la economía del país y aquella del mundo. Es un periodo sombrío del cual nadie tiene claro como saldremos y con qué lastres, pasajeros o permanentes.
Dentro de todo, las y los chilenos sí tenemos algo de que alegrarnos: de puño y letra, 155 compatriotas nos representarán en una Asamblea Constituyente para escribir una nueva hoja de ruta que guíe de forma más justa nuestros destinos.
