Sociólogo.
Quienquiera se haya dado el tiempo/espacio para leernos, se habrá dado cuenta que, considerando el Caos Climático, abordamos distintos temas y tratamos de entender lo político y las tendencias emergentes en ciencia y tecnología. Queremos comprender los significados de las nuevas realidades que están surgiendo y ya no sólo alrededor nuestro, como una dicotomía cartesiana clásica de yo/el mundo y cuerpo/mente nos había enseñado a reconocer, sino incluso, gestándose ya dentro de nosotros mismos. Los avances de inteligencia artificial, ingeniería social, formas extremas de modificación genética, enorme poder de las corporaciones y del capital, vigilancia y control, big data, “ingeniería memética”, autoritarismo político, militarismo generalizado y completa pérdida de valores, que hacen tambalear -como no- nuestras instituciones y nos hacen dudar -con muy fundadas bases- en la continuación del camino, nos obligan a plantear que si aplicar los conceptos del pasado, es difícil ya para entender el presente, es francamente imposible para abordar el futuro.
Así pensamos que de la breve exposición de algunos temas que expresan la vigencia, intensidad y frecuencia de las relaciones que pone de manifiesto el Caos Climático, se genera un tiempo/espacio para nombrar lo que es nuevo de las situaciones que condicionan nuestra vida como especie y buscar nuevas respuestas entre todos, aunque nos falten claves y palabras para explicarlo y queramos pensar que este momento tan convulsionado, es la antesala de la paz por la que vivimos.
El año 2017, el Huracán María, paso de Categoría 1 (63 Kms/hr.) a Categoría 5 (250 Kms. /hr.), en 24 horas, en un proceso de aceleración que no había sido nunca visto desde que se estudian los Huracanes desde hace dos siglos. El comportamiento imprevisible y de aumento exponencial del fenómeno climático fue constatado también por la NOOA (agencia encargada de la meteorología de los USA), con respecto al Huracán Harvey, en 2018. Cabe señalar que el huracán María es conocido como el peor desastre natural en afectar a Dominica y Puerto Rico. Fue el décimo huracán más intenso en la cuenca del Atlántico y el huracán más intenso de la temporada del 2017. Un estudio de la Universidad de Harvard, el año pasado, indica que hubo 4.600 muertos. El gobierno de USA (nótese que Puerto Rico es un Estado asociado de los USA) declaró que hubo 60… y fue un gran avance, porque el presidente de ese país, dijo que había 19… Pero ya saben, por extraño que parezca a la razón, hay presidentes que no “creen” en el Cambio Climático, como si la ciencia fuera cosa de creencias y se pudiera “creer” en la Ley de gravedad… (Si no creo en la ley de gravedad, ¿vuelo? …)
Mientras en Chile, uno de estos personajes cuyo nombre mencionar avergüenza, visitaba, no sabemos si porque lo mandaron de USA, o por error, a su par chileno, con más despliegue policial y marchas de protesta en las calles, que pompa y circunstancia, es verdad, bajo la luna llena del solsticio de otoño, como para celebrarlo, el ciclón Idai, causaba muerte y destrucción en África.
Según las agencias especializadas de UN, Idai es el peor desastre climático en la historia del hemisferio sur. Ha causado grandes inundaciones y dejado a cientos de miles de personas sin hogar y más de 1000 muertos en Mozambique, Zimbawe y Malawi. 400,000 personas damnificadas y dos millones de personas serían desplazadas en Mozambique. La tormenta dejó caer cerca de un metro de lluvia, en partes del sureste de África, lo que equivale a un año de lluvia en unos tres días, inundando amplias zonas y afectando seriamente la infraestructura. Aunque aún es muy temprano para hacer una evaluación de los costos monetarios, su impacto se calcula en varios miles de millones de dólares de Norteamérica. Este desastre climático extremo, es consistente con los modelos de cambio climático del IPCC, que como hemos dicho se caracterizan por ser cada vez más intensos y frecuentes. Y golpear con más dureza a los países pobres y a los pobres de los países.
Cabe señalar, a propósito de visitas y contextos, que la Conferencia de las Partes (COP) de la Convención de Naciones Unidas de Cambio Climático (CMNUCC) había programado realizar su 25ava reunión en Brasil, pero como su actual presidente “no cree” en el Cambio Climático, se ha propuesto desforestar lo más que pueda el Amazonas y explotar sin limite los recursos de HCF (los de Brasil y con a little help of his friends, los de Venezuela), declaró su voluntad de seguir los pasos de su amigo del norte, desconocer el compromiso firmado del Acuerdo de Paris y salirse de la CMNUCC, ante cuyo sorpresivo escenario, la COP25, como sabemos, se realizará en nuestro país.
Por un análisis situacional.
Más allá de los esfuerzos aislados de las instituciones académicas y organizaciones de la sociedad civil por informarse desde medios internacionales del Cambio Climático y de participar en la medida de sus posibilidades, por conseguir financiamientos internacionales para sus proyectos y comunicar en sus páginas web del avance de sus investigaciones y trabajos, debemos reconocer que no hemos sido capaces de integrar la información internacional y los trabajos realizados en una perspectiva sinérgica de acción conjunta, de Gobernanza Policéntrica, para poner de manera sistemática al alcance de la sociedad toda, la urgente realidad del Cambio Climático.
Por otra parte, sorprende el silencio del Gobierno frente a la decisión de las naciones miembros de la Convención Marco de Naciones Unidas de Cambio Climático (CMNUCC) de realizar la COP25 en nuestro país. En realidad, no debiera sorprendernos si consideramos la historia de secretismo con que se ha manejado tradicionalmente desde el Estado, todo lo que tenga que ver con las Relaciones Exteriores de Chile, dentro de la potestad de las cuales radican las relaciones con la CMNUCC.
La realización de la COP25 en nuestro país, transformará a Chile en el centro mundial de las miradas internacionales sobre Cambio Climático. Esto es mucho más que una simple tarea de gobierno que permitirá a nuestros funcionarios una posición destacada en las noticias y plena ocupación de la capacidad hotelera de Santiago para las fiestas de fin de año. Tiene que ver con tres temas fundamentales que se han destacado desde los Acuerdos de Paris el 2015, que se han hecho más urgentes desde entonces en la COP23 y que adquieren plena formulación en julio del año pasado, con la entrega del informe especial SR15 del IPCC.
- Absoluta seguridad científica de las causas antropogénicas (es decir: de nuestro sistema histórico industrial de producción y consumo) del Caos Climático. 2. De la urgencia absoluta del llamado, a tomar decisiones políticas coherentes con la información científica: el secretario general de UN ha sido muy claro, nos quedarían 12 años (11…) para no alcanzar cifras de recalentamiento terrestre irreversibles. 3. Que por pequeña que la contribución de cada quién y de sectores específicos de la sociedad pudiera ser, estamos todos llamados a hacerla: medio °C de aumento global de la temperatura impactará en la vida de millones de personas y probablemente, superar ese límite hará toda vida imposible a fin de siglo. Como dijo el Secretario General de UN, “todos estamos llamados a aumentar nuestros esfuerzos para que nadie sea dejado atrás”.
Tal como desde el nombre del Informe Científico Especial lo señala, los efectos visibles y dramáticos del Cambio Climático, se dan en un mundo dividido como nunca antes entre los ricos y los pobres. Un informe reciente de la ONG internacional Oxfam lo señala: el año pasado el 1% más rico del planeta ganó US$2.500 Millones al día, mientras al 20% más pobre, en el día, perdía US$ 500 M. Las 8 personas más ricas del globo tienen el mismo ingreso que toda la mitad más pobre: 3.700 millones de personas. Como sabemos, esta realidad no nos es ajena en nuestro país.
Como sabemos que no nos son ajenas sus expresiones concretas, en los territorios y localidades donde a través de estructuras legales y constitucionales, perfectamente concebidas para ese fin, el modelo que considera a la naturaleza como un recurso económico, permite arrasar cada vez más con el bien común en beneficio de la propiedad privada.
Desde principios de año, hemos publicado semanalmente artículos en Pagina 19, tratando de llamar la atención sobre esta realidad, que no hemos alcanzado a bien dimensionar en nuestro país.
Limitados por la ciega ambición de riqueza cortoplacista de unos y constreñidos por el discurso socialdemócrata dominante de lo políticamente correcto, al cual debieron sumarse los otros, la sociedad chilena está lejos de dimensionar la gravedad del desastre climático que nos afecta como especie y que, junto a las demás formas de vida, nos pone en el umbral de la extinción. Nuestras acciones han entrado con facilidad, a ocupar únicamente el ámbito formal y propagandístico de los gobiernos de turno, sin traducirse en las acciones urgentes y efectivas que la sociedad toda requiere.
Sin duda que, como se reconoce en los organismos especializados de NU, el primer paso necesario para revertir esta situación y recoger el principio de la resiliencia para hacerle frente, movilizando todas nuestras capacidades en el máximo esfuerzo, es la creación de capacidades y una estrategia comunicacional que haga claridad sobre las condiciones reales de lo que pasa. Esto no puede sino ser una tarea colectiva.
Una plataforma de transmisión comunicacional que permitiera sinergia entre los distintos esfuerzos de centros, universidades, organizaciones de la sociedad civil y permitiera eventualmente mediación con las instituciones de gobierno, sería una acción tan apropiada como necesaria, para contar con un cuerpo autónomo que permitiera actualizar, hacer proposiciones, seguimiento y evaluación a la COP25, en Chile.
En Naciones Unidas se han dado cuenta de varias cosas que nosotros no.
Hay que informar sobre la realidad científica del Quiebre Climático. Hacer conciencia (raising awareness) la llaman en inglés. Es una primera y urgente tarea que se debe realizar en la ciudadanía. Por cierto debe hacerse sobre la utilización de la infraestructura conceptual ya construida, me refiero a las convenciones de Cambio Climático y de la Biodiversidad, pero también y sobre todo en la coordinación operativa entre ellas, en los espacios en que se cruzan localmente, en la manera en que se sus efectos se potencian, y también, en las herramientas de acción que nos hemos dotado y otras instancias que pueblan nuestra agenda, sin llegar a constituirse en ejes ordenadores de nuestra política, como los Objetivos del Desarrollo Sustentable , el Plan Nacional de Adaptación y desde luego los NDC, las Contribuciones Nacionalmente Determinadas.
La pugna de tendencias opuestas en NU, es tan fuerte como la que se da en las calles: hay unos que desde sus oficinas movilizan tanques y fuerzas especiales para defender los beneficios económicos logrados por la explotación de HCF y por la otra, miles de niños que luchan por sobrevivir, junto con el planeta. Esto ha sido así desde sus inicios y cada COP ha visto el diálogo para acercar posiciones entre países y grupos de países, tanto como protestas y movilizaciones masivas en las calles, que han sido cada vez más fuertes. A imagen del Caos Climático. Así también, resulta cada vez más difícil al poder, ocultar la difusión de imágenes y reportajes de esos eventos. En Chile no será diferente. Visité el Oráculo de Delfos y me lo dijo.
