Periodista.
En cuestión de un par de horas, el panorama político cambió de tal manera que aún no se pueden medir las consecuencias. Cuando los micrófonos estaban preparados en el Servicio Electoral para que candidatos o presidentes del PC, el PS y el Frente Amplio dieran a conocer un pacto que prometía ser histórico, el silencio y hasta la indignación se hicieron presentes en las calles del Servel. No llegaba nadie. Solo unos pocos partidarios con banderas y gritos que se fueron acallando lentamente.
¿Qué había sucedido? Lo explicó después una irritada candidata socialista. “Yo he construido la unidad, he hecho esfuerzos, desde el primer día de mi precandidatura, diciendo que sin unidad es muy complejo poder construir lo que realmente se necesita. Sin embargo, ellos -el Partido Comunista y el Frente Amplio- se han farreado esta oportunidad y no dan garantías de gobernabilidad para Chile”. Y añadió: ”Hemos sido notificados de un veto a quienes han apoyado hoy día mi candidatura. Son ellos los llamados a explicar por qué hablan de unidad y luego no la practican y, con qué derecho, vetan a fuerzas democráticas cuyo único interés es trabajar por Chile en un proceso democrático abierto y transparente, como es una primaria legal”.
Narváez fue muy dura en sus declaraciones. Agregó que en política “se necesita seriedad, se necesita honrar la palabra, se necesita ser transparentes y tener el mismo discurso en lo privado que en lo público. Eso merece Chile, eso merece el pueblo chileno. Si no hay honestidad en la política no podemos reivindicarla y yo estoy aquí para reivindicar la actividad política”.
Desde ese momento y hasta cuando faltaba un minuto para las 24 horas, cuando vencía el plazo para las inscripciones en el Servel, comenzó una agonía donde los mensajes de lado y lado se multiplicaban. El presidente del PS fue el encargado de aclarar la posición final de su colectividad en este malhadado proceso con una frase que debe haber sido una bomba con efecto retardado para el PC y el FA: “No se humilla así al partido de Salvador Allende”. Claro y preciso: el partido de quien en más de una oportunidad fue excluido, vilipendiado y que le dio a Chile y su historia una huella que jamás se borrará. Es lo que piensan los socialistas.
Luego de señalar que se sentían engañados, defraudados, y que no iban a inscribir una primaria de última hora, Álvaro Elizalde sostuvo que “así como en el pasado condenamos la exclusión del Partido Comunista, no íbamos a permitir que el Partido Comunista en esta oportunidad excluyera a fuerzas progresistas comprometidas por los cambios que Chile demanda”.
“Lamentamos lo que ha acontecido, pero vamos a seguir trabajando para construir una alternativa para cambiar Chile con aquellas fuerzas políticas que son contrarias a la exclusión, y por tanto, vamos a generar una alternativa clara y nítida que se haga cargo de los cambios que Chile demanda”, señaló el presidente PS.
Sellaba así un intento fallido que comunistas y frenteamplistas trataron de concretar, pero son exclusiones. Cuando los candidatos de ambas fuerzas llegaron al Servel anunciaron que estaban a la espera de que el PS se sumara. Incluso en la papeleta de inscripción dejaron el espacio donde debía firmar Elizalde. Ambos candidatos explicaron que la invitación fue hecha al PS porque reconocen su voluntad genuina de impulsar las transformaciones que Chile necesita, pero destacaron que no pueden incluir a un partido (PPD) que les informó que excluiría al FA y al PC de una primaria, cuestión desmentida después por Heraldo Muñoz, el presidente del PPD.
Lo que no se entienden, entonces, son las otras exclusiones. Esas que nunca hicieron cuando armaron el Frente Amplio: Liberales y Nuevo Trato, sus propios compañeros de ruta.
Así terminó una jornada de esas que son para olvidar. Bochornosa, por decir lo menos.
Un proceso lleno de enredos
Finalmente, y hasta aproximadamente las 22 horas del día D, los misterios dejaron de ser tales. No hubo pacto para primarias entre el Partido Comunista, el Frente Amplio y el Partido Socialista. Y se despejó el rumor que corrió todo el día en la clase política: la presidenta del Senado declinó ser candidata presidencial de la DC.
En parte se despejaron. Queda pendiente el “por ahora no” de Yasna Provoste, misterio que se despejará en agosto. ¿Se repetirá el camino propio de la DC? Es la pregunta que ronda en el ambiente luego que la presidenta del Senado declinara la propuesta que le hizo su partido de convertirse en su candidata presidencial. Pero, igual su partido dejó clavadas las banderillas al solicitarle “estar disponible para los desafíos” que le encomiende el partido.
Yasna Provoste les respondió pocas horas antes de que se terminara el plazo de inscripción de candidatos. En parte de su discurso señaló: “Tal como señalé en la tarde de ayer, quiero reiterar que la situación en que se encuentra el país y los resultados de las elecciones realizadas en el último fin de semana deben hacer reflexionar a los partidos. A todos los partidos. Una decisión responsable para un partido como la DC y para los partidos que pertenecen a la centro izquierda, sería esperar un tiempo, escuchar bien a la ciudadanía, consultar con sus bases y con el mundo independiente”. Y añadió que “tengo la convicción de que la oposición requiere unidad de propósitos y esa unidad no se logra con improvisación, sin ser capaces de construir una plataforma programática común. A eso debemos avocarnos”.
Se fortalece una candidatura
Faltaban pocas horas para que la oposición formalizara su inscripción en primarias legales, y aún no estaba claro qué ocurriría. Cuántos serían los pactos, y lo más importante, quienes se medirían en cada uno de ellos. Idas y venidas en las sedes partidarias que culminaron con dos hechos que le cambiaron el rostro a la candidatura de Paula Narváez. Intempestivamente se hicieron realidad los rumores que durante todo el día corrían por las oficinas de los partidos opositores: Paula Narváez recibiría el apoyo de Heraldo Muñoz y de Pablo Vidal, ex FA.
Cuando la confusión y el nerviosismo arreciaban, en horas de la mañana del miércoles llegó a la sede del Partido Socialista el postulante a la presidencia de Nuevo Trato, Pablo Vidal. Anunció que declinaba su candidatura presidencial en favor de la candidata socialista. El parlamentario acudió a la sede del PS acompañado de la diputada Natalia Castillo, el diputado Vlado Mirosevic, y el alcalde de Renca -el edil con mayor porcentaje de votación en Chile, 92 por ciento-, Claudio Castro.
Pablo Vidal dijo entre otras cosas que “observamos que el pueblo de Chile nos ha mandado señales claras de nuevos aires en política chilena: independientes, gente joven (…) queremos un Gobierno profundamente transformador y sabemos que existe una comunión de espíritu y propósito con el Partido Socialista de Chile”.
Le respondió la candidata incorporándolos de inmediato a su campaña: “Soy a partir de ahora la candidata del PS, del Nuevo Trato, y del Partido Liberal. Estamos seguras de que esta fusión significa ir aglutinando fuerzas, integrar nuestras miradas. Chile se enriquece cuando valora sus diversidades, partimos una nueva etapa de esta campaña, de la mano de esta gran fuerza transformadora”, respondió la candidata del PS, Paula Narváez.
Le faltaba un dato. Y se concretó cerca de las 17 horas, cuando acompañado de los principales dirigentes de su partido, llegó a la sede del PS el hasta ese entonces candidato presidencial del PPD, Heraldo Muñoz. Expresó su «absoluto convencimiento» de que Narváez jugará un «papel fundamental» en lo que viene. Será «la candidata del socialismo democrático en la primaria más amplia posible», dijo Muñoz, enfatizando que «es tiempo de mujeres y creo que representará muy bien a los que aspiramos, una sociedad más justa, abierta y democrática». Añadió que el respaldo será «entusiasta, decidido, para conformar una alternativa real de Gobierno, con cambios estructurales, justicia social y responsabilidad, frente a todas y todos los ciudadanos».
Mientras eso ocurría, en la sede de la DC se realizaba su Junta que tendría la difícil misión de marcar la ruta que seguirían en las horas que se avecinaban. A las 24 horas exactas se acababa el plazo en el Servel para inscribir las candidaturas y los pactos para las o la primaria legal.
Probablemente sin quererlo ni buscarlo, ocurrió exactamente aquello que fue mayoritariamente rechazado en las pasadas elecciones de mayo. Las peleas, los arreglos, las bajadas y subidas de nombres a ultima hora hizo rememorar lo que sucedía cada vez que había necesidad de acudir al Servicio Electoral para inscribir las candidaturas. Para lo que fuera: parlamentarios o presidenciables. Todo lo que la ciudadanía parece haber desechado el pasado fin de semana, dándole un triunfo si no arrollador, al menos impactante desde el punto de vista del surgimiento de la fuerza independiente, apareció de nuevo. Y peor.
Es posible que, por ello, una a una fueron cayendo las pre candidaturas.
Y mientras la candidatura de Paula Narváez se fortalecía, ocurría lo contrario con la candidatura de la DC. En medio de tiras y aflojas durante la Junta que se reunió durante dos días, el presidente de la DC Fuad Chaín sometió a votación la candidatura de Ximena Rincón. Sorpresivamente solo obtuvo 146 votos a favor y 101 en contra de su nominación. El 41 por ciento del partido no la apoyó, dejándola en una incómoda situación.
El día antes, la candidata DC había emplazado a la presidenta del Senado, su camarada Yasna Provoste, para que se pronunciara si quería ser candidata, como muchos pedían en voz baja. Hubo torpezas políticas y una dura respuesta de la senadora Provoste a dichas torpezas. La tensa situación derivó finalmente en la renuncia del presidente de la DC.
Confusión y presiones
En realidad, la confusión era total. Y las presiones, también. Particularmente para el Partido Socialista. Era el que faltaba para el pacto que buscaba el Partido Comunista y el Frente Amplio. Cartas, declaraciones, twitter y todo lo que es imaginable -incluyendo las infaltables teorías conspirativas- llegaban a la sede del PS para que al fin se pronunciara por dejar a un lado a la DC y aceptara el pacto de la izquierda. No era fácil para los socialistas, que pusieron condiciones. Entre ellas la inscripción de una lista parlamentaria común. No hubo consenso, porque se dice que el PC se niega a esta condicionante. Hay quienes afirman que los partidos se comprometieron a resolverlo. Pero ello dejaba en evidencia lo feble del pacto acordado.
Tanto la candidata Narváez como el presidente del PS no se movieron de la declaración que vienen haciendo desde hace muchos meses: “hemos dicho desde el día uno que queremos las primarias lo más amplias posible. Este es un partido que escucha todas las opiniones en las instancias partidarias que corresponde. Yo estoy aquí para recibir, para abrazar esta tremenda fuerza que se nos une, cuyo objetivo es darle gobernabilidad a Chile con seriedad, con tranquilidad, para las tremendas transformaciones que necesita nuestro país”.
El presidente del partido Socialista Álvaro Elizalde aseguró por su parte que se continuaría conversando hasta el final para unas primarias lo más amplias posible de los sectores del progresismo, como ha sido el mensaje del PS desde hace dos años. “No es a través de los vetos como se construye la mayoría que requiere Chile”, afirmó un Elizalde, anticipando que esa era la postura de su partido. Sin equívocos. Es que el presidenciable del Partido Comunista había declarado poco antes que no se veían en una primaria “ni con Rincón ni con Heraldo”.
Finalmente, en esta novela por entregas se conoció la renuncia de Ximena Rincón: “No seré yo un obstáculo para que el Partido Demócrata Cristiano pueda conformar las alianzas que considere necesarias para los desafíos electorales que se avecinan, y de los cuales depende el futuro y bienestar de chilenos y chilenas. Tampoco pondré en riesgo la elegibilidad de nuestros candidatos a gobernadores que deben disputar las segundas vueltas el 13 de junio y que pueden perder la adhesión de los demás partidos, pese a haber suscrito un compromiso y haber estrechado sus manos”.
La, a esas alturas, ex candidata respiraba por una herida que le había dejado la información entregada por la presidenta subrogante de su partido. Dijo que su candidatura había sido torpedeada permanentemente en las últimas semanas y explicó cómo llegó a la decisión: “Esta mañana me ha llamado la presidenta del partido, la estimada camarada Carmen Frei, para notificarme que nuestros socios, a través de Álvaro Elizalde y Heraldo Muñoz, le habían dicho que la única manera de ir a primarias con la DC era que yo depusiera mi candidatura presidencial”.
Y, finalmente, ocurrió lo que ocurrió. Puede que las conversaciones lleguen hasta armar una primaria convencional. Puede que se llegue a otra fórmula. Lo que está claro es que se cerró un ciclo, donde el resultado de los comicios del 15 y 16 de mayo seguirá influyendo en el nuevo escenario que se abrió desde ese día.
