Periodista.
Hay much@s chilen@s confundidos de cara a las próximas elecciones del 15 y 16 de mayo. Elegir constituyentes, gobernador/a, alcalde/sa y concejal/a implica muchos papeles para marcar una sola preferencia, y algunos como sábana… Son muchos los candidatos y la franja electoral, que debía ayudarnos a aclarar el paisaje, solo nos ha perturbado más. Veamos cómo despejar el panorama.
La elección más importante que tenemos en el horizonte cercano, es la de constituyentes, es decir, de la persona que vamos a elegir para que nos represente al momento de escribir nuestra Nueva Constitución en la Convención Constitucional, que debe funcionar a partir de su formación. Y ya. Estamos atrasados.
Sí. Debemos elegir nada más ni nada menos que las y los encargados de la delicada misión de producir ese decisivo documento, que fijará el marco en que se debe desenvolver nuestra futura democracia por los próximos treinta o cuarenta años.
Este cuerpo de creadores, innovadores, legisladores, por primera vez en – y como ejemplo para el mundo – será paritario, es decir, lo compondrán mitad hombres y mitad mujeres.
En este universo patriarcal en que vivimos, donde por siglos ha reinado el varón, hasta ahora la mayoría de los candidatos a cualquier puesto relevante eran de ese sexo, con escasas excepciones. Se aplaudía y nos felicitábamos cuando llegaba una Eva al círculo de Adanes. Ahora es un derecho, una obligación y nuestro primer esfuerzo entonces será elegir la mejor, de las cuales hay muchas, pero que han estado desperdigadas, perdidas algunas entre las cuatro paredes de sus hogares, o cumpliendo tareas menores en oficinas públicas o privadas.
Hay que descubrirlas y sacarlas de su confinamiento de siglos. Con el esfuerzo de los movimientos femeninos, muchas ya han salido y desempeñan cargos públicos de importancia.
Conducir países, naciones
Hace unos años, en una investigación para un libro contabilicé más de 30 mujeres que detentaban el cargo de Presidentas o Primeras Ministras en sus respectivos países. Hoy la cifra ha bajado en las primeras, pero no en la jefatura de Parlamentos en el mundo, que es el siguiente escalafón de poder, donde actualmente somos el 20 %.
¿Cómo estamos en nuestro Congreso Nacional? Este último año, dos mujeres han presidido el Senado (Adriana Muñoz y Yasna Provoste), siendo Isabel Allende la primera en hacerlo. Y antes, cuatro encabezaron la Cámara (Muñoz, Allende, Alejandra Sepúlveda y Maya Fernández). Y si en las bancadas ayer había solo un 12 % de mujeres, hoy somos un 22,7 % (26,1 % en el Senado y 22,6 % en la Cámara). Está demostrado entonces que las mujeres somos igualmente capaces de gobernar y de legislar y por lo tanto, sabemos de qué se trata un manual de buena navegación como es una Carta Magna.
La directora de ONU Mujeres, organismo que se ocupa de la situación de todas las mujeres del mundo, la africana Phumzile Mlambo-Ngcuka, sucesora de Michelle Bachelet en el cargo, lo dijo al asumir su alto puesto: “Con las mujeres empoderadas podríamos estar hablando de un mundo más sano, con una prosperidad más uniforme y sosteniblemente más pacífico”.
Y es así: las mujeres por nuestra larga experiencia en conducir hogares, núcleo base en muchas sociedades, buscamos que en un ambiente de armonía y afectos cada uno de sus integrantes tenga lo que necesita para alimentar el cuerpo y el alma. Por lo tanto, entre quienes redacten las reglas básicas para el funcionamiento de una sociedad justa, dialogante, abierta a la participación de todes en paz y armonía, debe haber mujeres. En nuestro país y ahora, en la mitad que nos corresponde en el cuerpo de constituyentes que formaremos a partir de las elecciones del 15 y 16 de mayo.
Lo primero a cambiar
La nueva Constitución dejará en el pasado la ausencia de democracia en su redacción, como ocurrió en todas las anteriores, comenzando por la del prócer Bernardo O´Higgins al comienzo de la Independencia; la de 1833, la de 1925 y sobre todo, la realizada por mentes antidemocráticas en 1980. Todas escritas por una elite escogida a dedo por el gobernante de turno y solo la última, ratificada en un plebiscito… con el fusil apuntándonos.
Igualmente importante es acabar con la doctrina y estructura patriarcales de todas ellas que no garantizaban a las mujeres todos sus derechos en su condición de “iguales ante la ley”. Sólo se decía en palabras, pero no abrían las puertas para nuestro desarrollo y contribución a la sociedad.
Aquellas viejas Constituciones se redactaron pensando en las metas y necesidades de los hombres y desde su visión y sepultando en el olvido las de la otra mitad de la sociedad y un poco más, que somos nosotras. Con algunas excepciones logradas por mérito propio o el apoyo de organizaciones femeninas, muchas lograron salir de la calidad de ciudadanas de segunda clase. Pero debemos facilitar el camino para que más mujeres puedan lograrlo.
Tenemos una gran tarea por delante: la lista de constituyentes para los distintos distritos, según la legislación vigente, debe comenzar con el nombre de una mujer y de ahí, puesto por medio deben ocuparlo otras. De 155 puestos de constituyentes necesitamos elegir 78 féminas. Lo primero es cumplir con la paridad que por primera vez se abre en el mundo a la justicia de género.
Busquemos y votemos por aquellas que con su pensamiento y acción han demostrado que sabrán cómo lograr una equitativa distribución del poder entre hombres y mujeres en el Chile de hoy, haciendo valer nuestros derechos en la Nueva Constitución. Ellas sabrán encontrar el lenguaje constitucional para que sea fácil después legislar por:
- eliminar los femicidios y en general, toda violencia contra las mujeres,
- aumentar la presencia femenina laboral en funciones públicas y privadas,
- equiparar la desigual carga de trabajo en el hogar, y en el cuidado de niños/as y ancianos/as,
- garantizar el derecho a decidir sobre nuestro cuerpo,
- a no ser postergadas en el acceso a la justicia,
- a los empleos remunerados,
- y que se nos pague igual que a los varones por un trabajo igual …
Pero antes hay que “alterar la estructura del poder” que ha frenado estos cambios y “sentar las bases para una democracia paritaria”… como Catalina Lagos, candidata a constituyente, ha prometido para sus votantes en el distrito 10 (Macul, Santiago, Ñuñoa, Providencia, San Joaquín, La Granja), que es mi elección.
Busque usted alguien parecido en el suyo…
