Periodista y Director de Página 19.
Esta ha sido una semana intensa, qué duda cabe. Mientras los medios de comunicación tradicionales y empresariales han logrado -con full éxito- imponer su propia agenda en temas de la denominada Macrozona Sur y de seguridad ciudadana, por cierto, reales y profusamente mediatizados por el orden del poder establecido desde siempre, la administración Boric ha estado en la dinámica de solo reaccionar, una y otra vez, a esos cuestionamientos. A decir verdad, se ha pasado estos casi tres meses de gobernanza en ello.
Lo que no se entiende es que tirios y troyanos sabían que sería así, incluso mucho antes de asumir. ¿Qué falló? A Todas luces, la estrategia. Impensable porque en muchas y distintas capas de Palacio y sus alrededores conocían que esta sería la dura realidad. Al fin de cuentas, el Presidente Boric y su equipo no ha podido impulsar y afianzar el programa prometido. No lo dice este medio, lo dice la calle, las discusiones de almacén, del metro, de las plazas públicas, que todavía no ven la tierra prometida.
Mientras tanto ocurre eso, la agenda informativa está entretenida con los 2/3, que la señora Juanita no tiene la más mínima idea de lo que significa. ¿Por qué? Simple y llanamente, porque no lo saben explicar, parte de la clase política solo habla para sí misma y no para el obrero, la dueña de casa, el joven estudiante, en fin….
Ahora, le tocó a la propia Convención Constitucional con el “amarre “ de los 2/3 para modificar su propia propuesta de nueva Constitución, Carta Magna que todavía no ha sido propuesta en su finalidad por más que circule un borrador previo.
A estas alturas, lo de los 2/3 ha sido una histeria innecesaria, porque si se mira la actual composición del Congreso Nacional, a todas, luces, el Parlamento fácilmente podría hacer cambios a la nueva Constitución. Para la Cámara de Diputados y Diputadas se necesitarían tan solo 105 votos y para el empatado Senado 33 de 50 legisladores. O sea, no se entiende para nada tal escándalo. La derecha con el -único senador de ultraderecha- ya tiene sus 25 votos y posiblemente la Democracia Cristiana, un sector más conservador del PPD y del PS lograrían fácilmente ese quórum. Algo muy similar ocurriría en la Cámara Baja.
Sincerando las posiciones, el tema es otro: la desaparición del Senado por la Cámara de las Regiones y el acortamiento del periodo de 8 años a 4 de los y las senadoras recién electos. Cuando el tema de la credibilidad está en juego, es mejor ponerse colorados una única vez y decir que su mandato posee un respaldo ciudadano reflejado en las urnas.
Es más, algunos legisladores con amplia experiencia política, han dejado entrever que estas propuestas de la Convención Constitucional le estarían ofreciendo, en bandeja de plata, que gane el rechazo en el plebiscito de salida del próximo 4 de septiembre de 2022. Craso error: la ciudadanía, en gran parte, ya no se traga ni cuñas ni eslóganes que la confundan, y seguramente tendrán muy claro por qué marcar ese histórico 4 de septiembre.
Lo de los decretos es otra “joda” parecida como dirían nuestros hermanos argentinos, pero aquello da para otra editorial.
