jueves, marzo 28, 2024
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COP25: Abril, Lluvias Mil

Antártica 2018, pérdidas de hielo: 118 mil millones de toneladas cúbicas por año. NASA, 2019.

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Hace un par de semanas, el 17 de marzo, la ministra de MA, anunciando la realización de la COP25 en nuestro país en diciembre, acuñó una expresión coloquial que en entrada anterior señalamos y que el 1º de abril, el diario la Tercera, recoge, por lo que es dable imaginar que, al haber pagado por la inserción de la Infografía, ella sea una posición “oficial” del gobierno… “La COP25, es el hecho de mayor importancia mundial ocurrido en Chile desde el mundial de fútbol de 1962”.

Ya saludamos la ocurrencia. Sin embargo, de muchas maneras nos ha resonado su eco desde entonces. Es posible que la ministra no hubiera nacido aún el 73, o que su proceso de socialización se lo haya ocultado, pero la alta autoridad de su cargo actual de servicio público, no debiera permitir tamaño error e ignorancia: el hecho de implicancia mundial más importante acaecido en Chile, no fue el Mundial de fútbol del 62, sino el Golpe de Estado del 73.

Recién recibí un meme -que dadas las condiciones de control que a su través se reproducen, probablemente muchos hayan recibido-, que decía: “el calentamiento global es debido al exceso de almas pecadoras quemándose en el infierno, ya que al ser la tierra plana y el infierno estar debajo de la misma, se produce un efecto sartén.”

Habiendo ya advertido con la Sociedad de Científicos Atómicos, que el “nuevo anormal” en el que vivimos, se traduce por la conjunción de tres factores: la bomba atómica, el caos climático y la “ingeniería memética”, que difunde masivamente información falsa y oculta conocimiento significante, tenemos que entender que la anomia social, en que nos encontramos frente al poder del dinero, es producto de la multifacética campaña de ignorancia sobre la que se asienta el sistema.

Así es, en chilito-lab, se implementó por primera vez en la historia del planeta, un modelo económico-social y político, concebido en universidades de Norteamérica, que llevaba hasta su extremo el papel del mercado, la privatización de todo, la disminución del Estado -en todo lo que no fuera militar y represión-, el exterminio de los disidentes (aún a nivel de “pensamiento”), la persecución y la tortura, instalando una “guerra de baja intensidad” como la llamaban en los manuales norteamericanos con que enseñaban a oficiales de los ejércitos, en la “Escuela de Las Américas”, es decir instaurando el miedo, la desconfianza, la inquietud existencial que aun vivimos y podemos encontrar si vemos la tele. O creemos en los memes que nos inundan el presente.

Un millón y medio de chilenos abandonaron el país, en busca de asilo, mientras se privatizaban las riquezas de todos (el cobre, el agua, los bosques, la pesca), la naturaleza se convertía como nunca antes en un recurso económico, y desaparecían los bienes colectivos (la educación, la salud, las pensiones) que habían hecho de nosotros un país reconocido por su cultura, en espera de una constitución que en 1981 volvió a dibujar los mecanismos que institucionalizaban la inequidad y que desde entonces y con solo algunos retoques ha reinado indiscutida y siempre en aumento.

A partir del “éxito”, de la “experiencia chilena”, se comprueba que los tanques son mas efectivos que las hondas para atentar contra la vida, que saber la existencia de las torturas instaura el miedo, que el mercado regula todo: la evasión de impuestos, los fallos del tribunal constitucional, las “carreras” universitarias, los fraudes de los militares, los asuntos de familia. Con particularidades locales, se replica el modelo por toda América del Sur, y después en los mismos USA con Reagan y en Inglaterra con Thatcher. El mecanismo implosivo (“doctrina del shock” lo llama Naomi Klein), se instaura en los países y con la demolición de las Twin Towers, el mismo día que el golpe de Chile, el 11 de septiembre, inicia una segunda fase ya de exportación directa, con la invasión militar de los países para instaurar el robo y la privatización.

Como podrá constatarlo cualquiera que viaje por Europa, no hay una capital de país en ese continente (como en otros)  donde no haya una plaza o avenida, que no lleve el nombre de Salvador Allende. Sin duda, que el evento de impacto mundial, más importante ocurrido en Chile, no estuvo en la cancha de fútbol (aunque también se torturó en el estadio nacional), donde sólo obtuvimos el tercer lugar, sino en el primer lugar que ganamos en la memoria del horror, con el golpe de Estado.

Como aún estamos siendo testigos de los intentos de los USA por invadir Venezuela, con el apoyo de sus amigos, y la oposición militante de Rusia y China, sin la cual probablemente ya la habrían invadido, no podemos decir que ese período de violencia e ignorancia extrema, haya terminado.

Si no tiene así, nada de sorprendente, la “divertida” declaración de la ministra y creyéramos desconocer las razones que he dado, para recordar que todos estamos donde estamos, por el trauma original que significó el golpe de estado y sus características especiales, que lo hicieron determinar el rumbo del mundo, -por extraña que la formulación parezca-, hay otras cosas que están ocurriendo en el mundo, que son determinantes de las discusiones que habrá en la COP25 y que debiéramos saber, para entender lo que de verdad se juega en el Caos Climático.

Recién dijimos del ciclón Idai en Mozambique, también de los huracanes María y Harvey el año pasado, sobre ellos, tenemos que decir que nadie nos ha dicho nada (anoto que no veo tele, así que si en alguna telenovela de terror, contra la corriente de desinformación, fue informado, me excuso), que ha habido grandes inundaciones que siguen estos días, también en Ir.án. Casi un millón de personas tuvo que evacuar sus hogares en el norte, oeste y suroeste de Irán, donde cientos de pueblos y aldeas están sumergidos. Las inundaciones actuales son más grandes y han afectado a más personas, que episodios de desastres pasados, aunque el número de víctimas puede ser menor. Decenas de miles han perdido sus hogares, tierras de cultivo y lugares de trabajo y el gobierno iraní no parece ser capaz de ofrecer mucha ayuda.

Aquí vemos como el cruce de decisiones políticas tomadas por un país, afecta directamente las formas de ayuda a los damnificados de otro. Además del aislamiento diplomático de Irán, las sanciones de los Estados Unidos también pesan como un factor para inhibir la asistencia material.

La Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (OCHA, por sus siglas en inglés) dijo en un comunicado que estaba lista para ofrecer ayuda a Irán, pero «los desafíos causados ​​por las sanciones unilaterales, afectarán la respuesta de la ONU y la responsabilidad de la ONU para brindar el apoyo adecuado”, según información de Reuters, del 26 de marzo.

Lluvias mil

Como siempre, o de costumbre, el humano se preocupa mucho de lo superfluo y muy poco de lo importante. Que eso ocurra habitualmente, nos conduce a valorar el dinero sobre la vida y los negocios del petróleo, sobre todo. Al cabo es sobre la carbonización, que se ha producido el modo de producción industrial que llamamos capitalismo.

Y si eso como es lógico, nos parece natural, cuando las cosas han llegado al punto en que se encuentran, ya no lo es, cuando toda la existencia de vida en el planeta está puesta en duda. Que prefiramos no tomar medidas efectivas (como el fin a los subsidios a la gasolina), contra el tránsito infernal que nos demora horas en nuestros desplazamientos, porque nos gusta manejar en automóvil, que prefiramos la solitaria comodidad, de avanzar en naves unipersonales por las vías puede entenderse, pero cuando se llega a que a causa de ello nos quedamos sin aire, debiéramos ser capaces de estacionar y caminar. Así al menos podríamos pensar.

En el mar, el espacio y en la tierra, hemos subvalorado los alcances de los efectos de la acidificación, el alza de las temperaturas, y la polución del aire. Un estudio del 12/3/2019, del Max Planck y del King College, pone la alerta máxima sobre los efectos del particulado y la polución del aire, concluyendo que las muertes prematuras debido a esa causa, son el doble de lo que se pensaba. También establece elementos que permiten establecer la conexión entre el cambio climático y la depresión, y entonces con las enfermedades mentales y el suicidio, cuestiones menores, claro, que no obstante deben ser tomada en cuenta. Especialmente desde la perspectiva de la salud pública.

Y es que los casi 9 millones de muertos anuales en el mundo, que indica el modelo aplicado, por causa de las partículas en suspensión en el aire que respiramos, no son solo por causas respiratorias, como tenderíamos a imaginar, sino por desórdenes cardiovasculares, amén de asmas y alergias, que afectan principalmente a los niños, así como problemas de malformación ósea y otros que se manifiestan desde los estados prenatales. Por cierto, tomar seriamente en cuenta los efectos del Caos Climático en el ámbito de la salud, implicaría necesariamente cuestionar la salud de la población, como un negocio en manos privadas.

Nos enteramos que el secretario general de UN, el portugués Antonio Guterres, ha enviado una carta oficial a Chile, encargándolo junto a Japón de encargarse de Mitigación, para la cumbre preparatoria de la COP25 en septiembre en Nueva York. Desde luego, nos debemos a insistir en que eso, no lo hemos aprendido por canales de gobierno, sino de las Naciones Unidas. Debiera haber medios de difusión de las decisiones y acuerdos de Naciones Unidas por medios de gobierno. Pero ello no es así. Sugeriría que debiéramos aprovechar la COP25 en nuestro país, para cambiar el principio que la política exterior esté hecha por un grupo de “especialistas” en RRII, sin que la gente ni sus organizaciones tenga mayor participación, aunque serán quienes sufran los efectos de sus decisiones.

Como venimos señalándolo desde hace ya unos años, de acuerdo a la información científica, del IPCC de la CMNUCC y aquí desde enero, la tríada fatídica de mayores emisiones, mayores temperaturas y más desastres, ha impactado fuertemente la economía del mundo y así “se permite” que haya cada vez más difusión de la conciencia de que ello es así. La conciencia de los pueblos se puede manipular, pero hasta cierto punto. De pronto, la realidad se levanta de las sombras y golpea como un muro que se derrumba. Al menos entre la gente que no son “tomadores de decisiones”, que, por antonomasia, como se ha construido el poder “carbónico” de las sociedades, son los que están en las cúpulas del poder que ellos mismos gobiernan.

Numerosos estudios recientes, proyectan que las tecnologías de «ingeniería climática», o Geoingeniería, habrían de desempeñar un papel importante en el futuro. Estas tecnologías pueden conllevar riesgos importantes para los países en desarrollo, que a menudo son especialmente vulnerables y carecen de capacidad de adaptación para hacer frente a los impactos de tales nuevas tecnologías.

En esta situación, uno esperaría que los países en desarrollo, especialmente los países más pobres que son los más vulnerables, debieran desempeñar un papel central en el discurso emergente sobre la ingeniería climática. Y, sin embargo, tal como lo venimos diciendo y queda en evidencia por el tratamiento de “secretismo” con que se maneja el tema, la discusión sobre si y cómo participar con estas tecnologías, está conformada por expertos de solo un pequeño grupo de países en el Norte Global y las discusiones que se llevan a cabo, no nos son ni siquiera informadas ex post.

La producción de conocimiento en torno a la ingeniería climática sigue estando fuertemente dominada por las principales instituciones de investigación en América del Norte y Europa. Un estudio reciente sobre la materia, demuestra que en base a la información de 70 eventos de ingeniería climática entre 2009 y 2017, se constata la falta de participación de los países en desarrollo y destaca el grado en que sus eventuales preocupaciones, son insuficientemente representadas en los informes de evaluación científica, con importancia política.

Todo el principio de los “especialistas” a cargo, debe ser puesto en cuestión: en geoingeniería como se ha señalado, pero es un problema que se constata también en otras áreas, particularmente emergentes: los especialistas, quienes saben de las materias, son quienes se han dedicado al tema como forma de vida y en estas áreas nuevas, son además quienes de distintas formas han hecho negocios y obtenido beneficios económicos con la actividad.

Las tecnologías de ingeniería climática aún no están desarrolladas y están lejos de poder ser implementadas. Sin embargo, el catastrófico estado actual de la gobernanza climática global, ha dado lugar a un discurso nuevo y de rápido crecimiento, que apela por su utilización para revertir ssu efectos. De no haber estudios en profundidad acerca de sus efectos -sin los cuales no se debiera poder tomar decisiones-, se puede convertir la ingeniería climática en una opción legítima de gobernanza climática. Si se ello se llevara a cabo, es probable que las tecnologías de ingeniería climática, tuvieran enormes impactos negativos en los países en desarrollo. Y, sin embargo, muchas tecnologías de ingeniería climática podrían ser implementadas por un grupo limitado de países industrializados sin el consentimiento global. Todo esto hace que el crecientemente dominante discurso de la ingeniería climática o geoingeniería, sea un tema de política vital para los países en desarrollo, especialmente los países menos desarrollados donde, en unas pocas décadas, una quinta parte de la humanidad podría vivir. Y a lo mejor nosotros también.

Es de la máxima importancia que pudiéramos desarrollar mecanismos de participación, que nos permitieran considerar colectivamente las opciones que los países en desarrollo podríamos tener para influir en la agenda global sobre ingeniería climática. Parece no ser la opción que se maneja desde la autoridad, que no es la de la gente. Aunque no clasifiquemos para el mundial de fútbol.

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