Myriam Carmen Pinto, periodista.
«Los palestinos que residen en la Franja de Gaza han estado viviendo su peor pesadilla durante los últimos dos meses. El 1% de la población ha sido asesinada, lo que equivale a 200.000 chilenos. Muchas familias completas han sido aniquiladas, otras han escapado de las pérdidas de vida, pero tienen familiares heridos, aunque muchos sin atención porque los hospitales han sido atacados. Israel ha destruido o dañado el 60% de las viviendas. Quienes han sobrevivido a los bombardeos viven en condiciones de hacinamiento y de insalubridad, sin agua ni alimentos. Día tras día, estos ataques destruyen sus lugares de culto, edificios históricos, centros culturales, escuelas y universidades… hay un sufrimiento masivo, y nunca lugar de dicho territorio es seguro. Otro aspecto aterrador es la negativa internacional a observar lo que está sucediendo, a ver los antecedentes históricos y políticos, a actuar sobre la implacable comisión de crímenes de guerra y a tomar medidas para restaurar el derecho internacional. Las principales potencias bloquean activamente la presión para un alto el fuego inmediato. Entonces, es necesario preguntarse: ¿En qué nos hemos convertido? El Reino Unido y otros países occidentales son por tanto directamente responsables de lo que está sucediendo y son cómplices de encubrir la verdad, la realidad de lo que está sucediendo. Creo que esto se debe a que las víctimas no son blancas. Las vidas palestinas no importan más que las vidas de los negros durante la época de la esclavitud y los imperios coloniales. Tenemos que llegar a ver cuán poderoso es hoy el racismo antipalestino, trágicamente justificado por la mentira de que enfrentar al sionismo es antisemita».
La opinión corresponde a Martín Kemp, psicoanalista británico, miembro de la Red de Salud Mental Reino Unido-Palestina (UKPMHN), una organización que mantiene estrechos contactos con los trabajadores de la saludresidentes en Palestina y con la Red Mundial Palestina de Salud Mental que reúne a trabajadores palestinos de salud mental en su territorio y en la diáspora. Este trabajo conjunto y el intercambio permanente de información permite a estas organizaciones acceder a información de primera fuente sobre la experiencia de vivir bajo la ocupación israelí, los derechos sistemáticamente negados o silenciados en Occidente. Al respecto, el psicoanalista comenta que más que daños colaterales como se aborda el problema en los medios de comunicación, la muerte y la destrucción propiciada por Israel, no sólo en Gaza sino también en Cisjordania, son consistentes con la ideología y la práctica eliminatoria del colonialismo y agrega que el profundo daño psicológico en la población palestina es intencional. El régimen israelí ha confiscado tierras e invadido los hogarespalestinos y todo está controlado por sistemas de permisos. La resistencia de cualquier tipo es reprimida violentamente. Hay miles de prisioneros políticos en las cárceles israelíes, entre ellos, varios cientos de niños, mayoritariamente sin cargos ni juicio. La tortura es algo común.
También agrega que Israel durante décadas ha hecho todo lo posible para que la población palestina se sienta insegura, para que no tenga un control real de sus vidas y finalmente decida abandonar voluntariamente su propia patria. «El movimiento sionista busca apoderarse de Palestina, pero no integrar al pueblo palestino, este es un ejemplo clásico de colonialismo. Después de los ataques de Hamás del 7 de octubre (2023) varios líderes israelíes poderosos llamaron abiertamente a un genocidio, afirmando que no había civiles inocentes en Gaza y que dicho territorio debería volverse inhabitable. Este es un genocidio silencioso porque nadie habla de ello, nadie pregunta ¿Cuál es la intención de Israel?Los medios dan muy poca cobertura a la opinión palestina y rara vez los invitan a hablar por sí mismos. En lugar de ello, tergiversan la situación presentándola como una guerracontra un grupo terrorista, cuando en realidad atacan a familias, mujeres, niños y ancianos, y destruyen infraestructura civil«.
Red de salud mental
La Red de Salud Mental Reino Unido-Palestina (UKPMHN) fue fundada en 2014 por un pequeño grupo de trabajadores de la salud liderado por Martin Kemp, psicoanalista británico y Eliana Pinto Díaz, psicoterapeuta, chilena refugiada desde 1977 en Londres. De esta forma respondieron a una petición formulada por los propios palestinos, a quienes conocieron durante una visita que realizaron a Palestina en 2008 y en la que ellos les afirmaron que la solución a sus problemas no vendría de la sociedad de Israel sino de la presión de la opinión pública internacional, tal cual como ocurrió con la lucha contra el apartheid en Sudáfrica. Esta organización reconoce en sus principios que el trabajo de la salud mental no está aislado del contexto o entorno tanto de los pacientes como de los propios terapeutas y que la justicia social y los derechos humanos universales son condiciones para lograr la integridad de las personas y el bienestar emocional de la persona.
UKPMHN cuenta con un equipo central formado por diez profesionales de la salud dedicados a crear conciencia dentro de la comunidad de salud mental de Gran Bretaña, documentar en boletines e informes el impacto en la salud mental de estas políticas sistemáticas de apartheid y colonialismo, asumen un rol de observadores y forman parte del movimiento de solidaridad pro palestino a nivel internacional. Entre otras acciones, promueven acciones solidarias y campañas para boicotear inversiones, compras y participación de profesionales de la salud en conferencias organizadas por instituciones israelíes. También promueven obras de escritores palestinos e israelíes disidentes y han denunciado la persecución de colegas palestinos en su propio país, así como de aquellos que han sido atacados en los países donde residen. A medida que avanzaba este activismo, surgieron grupos pares en Estados Unidos, Irlanda y Francia, los cuales también se unieron a la Red Mundial Palestina de Salud Mental y al movimiento internacional Pro Palestina. «Pensamos que la solución no es proporcionar terapia o medicamentos sino poner fin a la relación colonial porque es un problema con raíces políticas. Más de dos millones de personas viven en condiciones de desempleo masivo y pobreza en Gaza, un problema que hoy se ha agravado con la intervención armada que cuenta con el apoyo de Estados Unidos; un desastre humanitario que nadie asume», dicen finalmente ambos analistas.
Más información: https://ukpalmhn.com/
Compromiso de los Trabajadores de la Salud Mental para Palestina (en español)https://ukpalmhn.com/pledge/spanish-pledge/
