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La reciente muerte del pastor, Gerald O. Glenn, en el Estado de Virginia, ciudad de Chesterfield, famosa por sus tabacos, en EE.UU, a causa del virus Corona, deja nuevamente en evidencia el tema de cómo han enfrentado los Estados y en particular las diferentes religiones, sobre cuál debe ser el rol de la fe, en estas circunstancias que afectan la salud de las personas en todo el planeta, como es el caso de la Pandemia del Covid -19.
La Iglesia, donde guiaba a su congregación, es una hermosa construcción estilo colonial inglés, con capacidad para trescientos feligreses, ambiente colorido, con tonos azules, blanco y violeta, regiamente adornado con enormes bouquet de flores blancas y rojas, enorme púlpito con capacidad para coro de 100 personas sentadas, piano y diversos instrumentos musicales; este fue el escenario donde el día 22 de marzo llevó a cabo la última ceremonia religiosa O. Glenn junto a sus cinco pastores, insistiendo en que las personas necesitaban acudir a su iglesia, que no podía cerrarla por una orden, jactándose de tener un gran número de fieles que acudían con fervor a su llamado pese a la pandemia.
El 12 de marzo, el gobernador Northam había declarado el estado de emergencia en la Commonwealth de Virginia, emitiendo la Orden Ejecutiva 53 que ordenaba el cierre de ciertos negocios no esenciales, además prohibía todas las reuniones de más de 10 personas. “Soy esencial. Soy un predicador, ¡hablo con Dios!” mencionó. Ese día en el Estado había 1324, casos y 19 fallecidos, A mediados de abril son 6.171 infectados y 978 fallecidos, entre ellos el Pastor O.Glenn.
Al parecer, la ciencia con la fe, desde todas las épocas se van a ver enfrentadas como lo señala el médico Hindú Depah Chopra, que manifiesta: “Todo lo que está mal en el mundo se debe a que la ciencia ha evolucionado sin incluir a la espiritualidad“-
Lo vemos desde la época de Galeno famoso por ser quien sistematizó el estudio de la medicina y que describió ”la peste Antonina”; según diversas fuentes estiman una mortalidad del 7 a 10 por ciento de la población del Imperio Romano, lo que contribuyó, según algunos historiadores, a su declino, ya que habrían muerto entre unos tres millones y medio a cinco millones de personas producto de la epidemia; entre ellos miles de soldados.
Recordemos que esta fue implacable. Andrés Sáez, académico y Director de la carrera de Pedagogía en Historia, Geografía y Educación Cívica de la Universidad de La Frontera, Temuco, señala “no hubo clase social que se librara, lo que demuestra la virulencia de la pandemia, sobre todo considerando que las clases altas tenían mejores condiciones sanitarias y alimentarias; la plaga afectó a todos por igual, incluso alemperador Marco Aurelio que falleció a causa de la viruela en el año 180, no sin antes expresar en sus últimas palabras su preocupación por los pobres afectados por la pestilencia. (nombre que se daba a la peste). Desde el poder, para dar una respuesta efectista se buscó un recurso para contrarrestar tantas muertes y el llamado profeta griego Alejandro de Abonuteicos, creó la figura de Glycon, una deidad con figura de serpiente, cuya imagen se ponía en las puertas de las casa de infectados con la siguiente leyenda ”Febo el de incortable cabellera aleja la nube de la peste”.
Encuestas varias
Hoy, 1.840 años después, observamos diferentes respuestas desde el ámbito público para enfrentar la pandemia, constatamos, por ejemplo, como el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador, muestra amuletos en una conferencia de prensa, diciendo que con eso se siente protegido. Jair Messias Bolsonaro en Brasil, amparado en iglesias evangélicas que lo llevaron al poder, llama a un ayuno y manifiesta que su pueblo, el brasileño, está preparado para pasar cualquier gripesiña, incluso poniendo en duda las recomendaciones de su ministro el doctor Luiz Henrique Mandetta, causando, por ahora, que su principal aliado el secretario de Vigilancia en Salud, Wanderson Kleber de Oliveira, solicitara la renuncia y se cree que en cualquier momento Mandetta, seguirá sus pasos. La preocupación en este caso es de la ciudadanía, ya que aumentan los muertos a causa del Covid -19, en medio de esta irresponsable conducción de política pública frente a la pandemia.
En el sitio del Instituto Maynard para la Educación en Periodismo, Felecia D. Henderson señala que en la primera semana de abril, la empresa Gallup lanzó el estudio «Religión y el virus COVID-19 en los EE. UU.» Si bien afirma que la adoración virtual no es nueva – dadas décadas de televangelistas y redes dedicadas a la programación religiosa – existe preocupación con respecto al impacto a largo plazo, de la distancia social y ceremonias y ritos en iglesias, templos y mezquitas una vez levantadas.
Entre los adultos estadounidenses que dijeron en la encuesta que asisten a servicios religiosos, al menos una o dos veces al mes, el Centro de Investigación Pewinformó el 30 de marzo lo siguiente: El 59 por ciento ha reducido su asistencia debido al coronavirus, porque las iglesias y otras casas de culto han cancelado los servicios. El 57 por ciento informa haber visto servicios religiosos en línea o por televisión en lugar de asistir en persona.
Combinados, 4 de cada 10 fieles regulares parecen haber reemplazado la asistencia en persona con la adoración virtual (diciendo que han estado asistiendo con menos frecuencia pero viendo en línea).
En la India, en el Hospital Civil de Ahmedabad, donde se reservaron 1.200 camas para COVID-19, país de tantas sectas y religiones, el gobierno optó por segregar en salas según su fe a los pacientes con coronavirus y casos sospechosos y se habilitaron habitaciones para pacientes hindúes y otra para pacientes musulmanes.
En Chile la Iglesia Católica, religión con mayor cantidad de feligreses, ha manifestado a través de la declaración pública del 19 de marzo, “Nuestra esperanza firme en el Señor”, donde el Comité Permanente del Episcopado invita a personas y comunidades “a colaborar con esperanza y responsabilidad en la puesta en práctica de las disposiciones que el Gobierno y las autoridades sanitarias están adoptando para enfrentar la pandemia del Covid-19”. “Es momento de actuar unidos, acoger las indicaciones de la autoridad, cuidarnos nosotros y cuidar a los demás, especialmente a los grupos de mayor riesgo”. Mientras un Pastor hace un llamado a líderes evangélicos a “no quedarse en sus casas” y salir a predicar en los medios de comunicación. Al respecto el Colegio de Periodistas hizo un enérgico reclamo: “No nos cansaremos de decirlo: los medios de comunicación tienen un imperativo ético de responsabilidad social, y llevar a un fanático religioso a un espacio de un matinal para hacer un «contrapunto» al sentido común y las medidas sanitarias no va en la línea de dicha responsabilidad” .
Juan López Baldomá es egresado de la Universidad Federal de Rio de Janeiro, Director del Círculo de Periodistas, especialista en TiCs y Comunicación para el Desarrollo ILPES-CEPAL
