martes, abril 23, 2024
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Félix Mora: “La Plurinacionalidad Debiera quedar Plasmada en la Nueva Constitución”

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Tras los recientes hechos que han marcado el conflicto en La Araucanía, el Juez chileno-canadiense, Félix Mora,  plantea cómo podría existir una salida al conflicto mapuche.

Con una amplia trayectoria a su haber, Mora es un ex prisionero político de la dictadura de Pinochet, refugiado en Italia y posteriormente radicado en Canadá, ocupando diversos cargos: juez de Paz del Tribunal de Justicia de Ontario desde 2007 a la fecha  y adjudicador del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), (CICM). Pero es en su calidad de director de la ONG Red Plurinacional de Juezas y Jueces para Las Américas, conversamos sobre el tema mapuche y una radiografía vista desde los ojos de un exiliado político que hizo camino al andar, pero que  siempre dice estar conectado con Chile.

-¿Qué opina sobre el acuerdo al que llegó el Machi Celestino Córdova con él gobierno, servirá de algo esa negociación?

-Indiscutiblemente. La huelga de hambre llevada adelante por el Machi Celestino Córdova con los posteriores acuerdos significa un avance. Se facilitará la postulación de personas privadas de libertad de pueblos originarios a Centros de Educación y trabajo, como también la facilitación y las solicitudes de revisión de medidas cautelares. La atención en materia de salud y la asistencia espiritual para el Machi. Pero no debemos pensar que estos acuerdos, tendrán un profundo cambio en la actitud del Estado para con el pueblo mapuche, se debe comenzar con un Estado Plurinacional, reconocido en la Constitución, el retorno de los territorios usurpados y un sistema judicial que reconozca y respete a los pueblos originarios.

-¿Cuál es su opinión sobre los dichos del Ministro del Interior, Víctor Pérez, quien recién asumido en el cargo expresó que en Chile no existían presos políticos?

-Creo que la visita del Ministro del Interior, reconocido Pinochetista, refleja sin duda alguna la forma de que el gobierno ha enfrentado el conflicto, agudizando la tensión, con declaraciones que solo ayudan a exacerbar los ánimos, prometiendo más represión sobre el pueblo mapuche y mayores niveles de criminalización. Su visita constituyó, sin lugar a dudas, una provocación a este pueblo. Desde que Piñera asumió, se ha recrudecido la represión en la Araucanía, a modo de ejemplo tenemos el mal llamado Comando Jungla, que terminó con el asesinato de Camilo Catrillanca, El Ministro y su gobierno responde ante el conflicto Mapuche con mayor represión y hoy es innegable que el gobierno está por agudizar el conflicto con más represión y violaciones a los Derechos Humanos.

Un poco de verdadera historia

-Según apuntan varios investigadores, las claves para entender el origen del conflicto mapuche serían cuatro: Un Estado creado en base a un modelo europeo que no consideró a los pueblos originarios; disyuntiva de las tierras indígenas e intereses económicos de grandes empresas forestales; falta de diálogo, racismo y desconocimiento; y la violencia que desencadena el conflicto en sí. ¿Qué piensa usted al respecto?

-Sin duda alguna, los cuatro enunciados están entrelazados entre sí. Sin embargo, la génesis del conflicto mapuche parte desde antes de la llegada de los primeros conquistadores españoles a tierras americanas, incluyendo el territorio chileno; parte desde el propósito originario que los reyes de la metrópoli española le dieron a sus tropas conquistadoras. Antes de la llegada de los españoles, las Américas ya estaban habitadas durante milenios por comunidades de pueblos originarios, que ostentaban diversos grados de organización, desarrollo social, económico, cultural e, incluso, científico llegando a constituir complejas culturas y civilizaciones.

Es en este contexto, que las tropas españolas encontraron y enfrentaron al pueblo mapuche, en la llamada Guerra de Arauco, un conflicto armado que se prolongó por más de doscientos años, entre 1536 y 1772, culminando con la derrota de los españoles –no fueron capaces de someter a la nación mapuche– y el triunfo mapuche, que pudo preservar un enorme territorio ancestral, libre y rebelde, establecido al sur del Biobío. Poco más tarde del fin de la Guerra de Arauco, en 1818, fue declarada oficialmente la independencia de Chile. De modo que no es exagerado afirmar, que la rebeldía de la nación mapuche, su sacrificio, enfrentando con las armas al ejército español invasor durante más de dos siglos, fue una contribución determinante para lograr el objetivo superior de la Independencia de Chile. Sin embargo, el fin del coloniaje y la constitución de una patria independiente, no trajo como resultado el reconocimiento a la nación mapuche, ni el respeto de sus territorios ancestrales. Por el contrario, la codicia de la derrotada monarquía española, fue reemplazada por otra aún más feroz: la codicia de la alta burguesía criolla, devenida oligarquía gobernante de la recién estrenada República de Chile, cuyo ejército en ciernes fue creado ex profeso para constituir la fuerza militar que defendería a toda costa los intereses de esa oligarquía, que siempre tuvo sus ojos puestos sobre territorio mapuche, pleno de riqueza.

La pacificación de la Araucanía

Para lograrlo, tuvo lugar la campaña denominada Pacificación de la Araucanía, una ocupación sangrienta e implacable, que no dudó en usar métodos de exterminio contra el pueblo mapuche; cuyo objetivo fue, en realidad, el control absoluto de todos los territorios al sur del Biobío. Es decir, asegurar ese objetivo geopolítico y económico trascendental: la propiedad y dominio de un territorio. De este modo, las raíces históricas del conflicto mapuche, se perpetúan con la ocupación efectiva de la Araucanía hacia fines del siglo XIX, la “colonización hormiga” (ocupación de los territorios por colonos europeos) y el reparto de tierras exitoso, que termina por marginalizar e invisibilizar a la nación mapuche, reduciendo sus tierras hasta quedar en un 5% del territorio original.

Al final del proceso, los mapuche solamente quedaron en posesión de 500 mil hectáreas, una proporción ínfima comparado con las 10 millones que poseían. Además unos 33.000 indígenas quedaron sin tierras o no fueron radicados. Y así ha seguido ocurriendo desde entonces, a lo largo de la historia: la nación mapuche continúa reclamando sus derechos, mientras que el estado chileno -con independencia del gobierno de turno… salvo honrosas excepciones- hace caso omiso. Uno de los hitos contemporáneos fundamentales en esta pugna entre el Estado y el pueblo mapuche, es la expansión forestal hacia la Araucanía, profundizado por la dictadura de Pinochet, cuyo Decreto Ley 701 de 1974, pretendió promover el desarrollo industrial por medio de empresas, incentivando la forestación a través de la bonificación de un 75% para las plantaciones de pinos y eucaliptos, favoreciendo a dos grandes empresas: la Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones, y Celulosa Arauco.

Esta actividad dañó significativamente el medio ambiente y las condiciones sociales de las comunidades aledañas; la mayoría mapuche, que reclama sus derechos sobre esos territorios. A pesar de ello, la validez del Decreto fue extendida varias veces hasta que, en 2015, al estallar un escándalo por colusión de precios, se congeló el Proyecto de Ley que la ampliaba nuevamente, y se anunció otro –aún en trámite– que establece beneficios sólo para los pequeños y medianos empresarios forestales.

Si pudiéramos resumir el pilar fundamental de las luchas indígenas, podríamos afirmar que es una respuesta a la dominación colonial que aún hoy pretende someter al pueblo mapuche. En mi opinión, la nación mapuche, despojada de sus tierras, relegada y empobrecida, vive bajo una realidad colonial, en contradicción con la vida que desarrollan bajo la tutela y subordinación de las economías contemporáneas. Desde los procesos de independencia y bajo los modelos de desarrollo de aquellos nuevos estados latinoamericanos hasta el presente, las tierras donde habitan los pueblos indígenas han sido y siguen siendo foco de robo y expoliación. Estos territorios usurpados han permitido la acumulación de ganancias y beneficios por parte de grupos específicos y dominantes de las sociedades criollas que se han enriquecido de esta manera, mientras que las familias indígenas han resultado despojadas de sus territorios.

Por otra parte, este “ordenamiento” colonial muestra su vigencia en la vitalidad del racismo expresado como la violencia ejercida por el Estado de Chile durante siglos, en contra de la nación mapuche para subordinarla, lo que ha sido preponderante como método de dominio y exacerba aún más el conflicto. Para el pueblo mapuche la violencia política, como instrumento, fue y es utilizada como una forma de lucha de protesta y también como un proceso de descolonización y de liberación. Desde ese momento se inició un proceso de construcción política en base a la Autodeterminación, que utilizó distintas vías para la conquista política. En el ámbito latinoamericano, la historia de resistencia a la expansión del Estado chileno, la Ocupación de Wallmapu a partir de 1881, el contexto internacional y también en Chile ha ido permitiendo aglutinar fuerzas para echar las bases por la recuperación no solo territorial, sino además social, que ha desarrollado diferentes formas de lucha. Podemos analizar y avanzar en los modelos de sociedad donde ubiquemos al centro al ser humano para el pleno desarrollo fomentando una cultura que respete la diversidad de los seres humanos y también de los recursos naturales.

Por qué la plurinacionalidad

La plurinacionalidad debiera ser el inicio de una forma de sociedad, que debiera quedar plasmada en la nueva Constitución y sería un avance fundamental para ir reconociendo a las múltiples culturas que reconocen el mestizaje, no como separación sino garantizando el bien individual y colectivo a partir de un equilibrio entre el desarrollo político, económico y para ello, a lo menos, se debe fortalecer las instancias políticas. Esto último, pensando cómo era la política mapuche previo a la ocupación. El rechazo a las políticas del Estado chileno por parte del pueblo mapuche no se debe simplemente por el accionar falto de interés y burocrático del Estado, por todas estas largas décadas.

Hoy han entrado en el ruedo dos hechos mediáticos que demostraron la incapacidad del Estado y en particular de este gobierno, sumando además, la mala política comunicacional del Gobierno de Piñera. Hay que agregar dos hechos: la impunidad política y policial del caso de Camilo Catrillanca y las compras de tierras por parte del ex subsecretario del Interior, Rodrigo Ubilla. La derecha fue incapaz de sancionar la falta del ex-Subsecretario y todo su poder comunicacional durante el inicio de esta tragedia, fue la incapacidad de condenar los hechos de violencia contra el pueblo mapuche, que dicho a de paso en estos dos casos, se vio a una derecha incapaz de reconocer errores, de sancionar las faltas a la ética y condenar los hechos de violencia contra los mapuche. Muy por el contrario, la derecha se atrinchero en versiones falsas, condenando sin vacilar a los “terroristas en la Araucanía”, para después guardar silencio vergonzoso sobre los hechos.

Queda de manifiesto lo mal tratados que han sido y son los mapuches. Estas situaciones deben cambiar radicalmente. El renacer del uso de la lengua Mapudugun en el proceso constituyente y la descolonización del pensamiento del pueblo mapuche es una fase inicial. Sin embargo, esta situación y un inicio histórico será el de reconocer a Chile como un Estado Plurinacional.

Una solución

-¿Cuál sería la solución al conflicto en la Araucanía? ¿Qué debiera incorporarse en la Nueva Constitución con respecto al tema mapuche y de pueblos originarios?

Entendiendo que es un problema muy complejo, soy de la opinión que la solución pasa por: Primero; reconocer que Chile es un Estado Plurinacional y ello conlleva adaptar la institucionalidad de Estado despidiéndose de un Estado Unitario, oportunidad que tendremos, aprobando este 25 de Octubre el camino a una nueva Constitución, que permitirá sin dudad alguna, crear las bases para un Estado Plurinacional. En segundo lugar; a largo plazo, significa que al existir un estado Plurinacional se abre la posibilidad de que, en un futuro, echar las bases para reconocer que el pueblo mapuche tiene derecho a su autodeterminación, que en este caso se concretizaría en la autonomía, buscando la creación de un estatuto especial con poderes políticos de decisión, en todo caso esta autonomía solo será posible si existe primero un Estado Plurinacional que permita que la sociedad en su conjunto mayoritariamente tome conciencia de lo que conlleva la autonomía. Tercero; otro tema no menor, es asumir seriamente la recuperación del territorio usurpado; que los territorios sean devueltos a sus legítimos dueños, esto es, al pueblo mapuche, hecho que solo será posible si el Estado de Chile actúa y toma determinaciones acorde, situación imposible hoy, si el Estado sigue entregando bonificaciones a las forestales y apoyando proyectos extractivistas en la Araucanía.

Al rechazar el pueblo mapuche los consorcios forestales, el Estado ha optado por privilegiar el modelo económico apoyando y privilegiando estas grandes compañías, indicando que este rechazo, al no permitir que se siga usurpando su territorio, es considerado como una amenaza a estos intereses económicos, las reivindicaciones mapuche han sido perseguidas, además, por las “acusaciones” de ser consideradas una amenaza a la estabilidad política y a la cohesión social del país.

En el área de Justicia, se debiera crear las comisiones necesarias al más alto nivel de Juristas Chilenos y del pueblo mapuche para evaluar las fórmulas y condiciones para el reconocimiento de la justicia propia, que debiera ser aplicada en forma gradual y adaptar el sistema judicial para incorporar la dimensión intercultural en aquellas materias que no sean de competencia de la jurisdicción indígena y en quinto lugar; si el pueblo de Chile decide aceptar en una nueva Constitución un Estado Plurinacional, creo que debiera crearse una Comisión de Verdad, a su vez un Pacto Nacional para pedir perdón al pueblo Mapuche por la explotación histórica, que conlleve a un nuevo trato que cuente con la participación de las organizaciones mapuche.

Melissa Quiroz Olivares
Melissa Quiroz Olivareshttps://pagina19.cl
Periodista, desde Valparaíso.

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