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Fernando Araos, Subsecretario de Redes Asistenciales “Firmaremos un convenio con la Subsecretaría de Prevención del Delito para que los servicios de salud cuenten con un enfoque preventivo respecto de la violencia”

Crédito foto: Subsecretaría de Redes Asistenciales

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Médico, San Miguelino, 37 años de edad, de una prole donde mandaba el matriarcado, Fernando Araos Dattoli. Subsecretario de Redes Asistenciales del Ministerio de Salud, fue criado por su madre, abuela y bisabuela en una gran casona en el paradero 18 de la Gran Avenida.

Con cierto orgullo relata que tanto su madre como su padre fueron de las primeras generaciones de profesionales de la familia: ella profesora de Biología y él un médico de servicio público.

Estudió la Enseñanza Media en el Colegio San Ignacio de Alonso Ovalle donde él mismo declara que era un alumno promedio, de 5,5, porque le gustaban otras cosas: la música y la ayuda social a los que tenían menos, era dos cosas que más le entusiasmaban.  El joven Araos siguió los pasos de su padre y decidió estudiar Medicina en la Universidad Finis Terra, a pesar que tenía sentimientos encontrados con el ejercicio de su progenitor que, por largos turnos en hospitales varios, poco o nada lo veía.

Más tarde quiso dar un giro en su profesión, más allá de los turnos en centros de salud, y optó por realizar un Magíster en Gestión en Salud en la Universidad del Desarrollo. “Allí aprendí temas de economía, finanzas, liderazgo de equipos, cosas que -generalmente- en la carrera de Medicina nunca vimos”, cuenta. Posteriormente, hizo en España un Magíster en Salud Pública  en donde tuvo la posibilidad de conocer otras realidades.

 -¿Cuál es el trabajo en concreto que hace la Subsecretaría de Redes Asistenciales?

– Soy el jefe de servicio de toda la red de salud del país, que coordina las acciones de los hospitales, de los centros de atención secundarios , Centros de Referencia de Salud  y, también, coordina técnicamente la Atención Primaria de Salud, que si bien  administrativamente dependen de  los municipios, siguen los lineamientos  que emanan del Minsal a través de la subsecretaría de redes asistenciales. La subsecretaría debe velar por el correcto funcionamiento de la red, la coordinación pero también el desarrollo que debe tener el sistema de salud chileno  para alcanzar a atender con dignidad, oportunidad y calidad  a las personas de nuestro país.  Este es un buque muy grande, pero particularmente en el gobierno del Presidente Boric hay muchos sueños, promesas, lineamientos, de avanzar de manera concreta  en la construcción  de un sistema universal de salud.

-¿Hay algún proyecto a mediano o largo plazo que señale que la Subsecretaría de Redes Asistenciales le cambiará la vida de los y las chilenas?

-Claro que sí. Tenemos varias prioridades de las cuales nos estamos haciendo cargo. Primero, el tema de la pandemia que es un tema que sigue vigente, pero además después de esta cierta apertura, hoy se puede volver a clases y la presencialidad a distintos espacios, y eso nos pone en una segunda etapa post pandemia. Este año, estamos viendo en niños, niñas y adolescentes  muy dura  donde han vuelto los virus respiratorios y hoy día nos tienen  congestionados, pero también tomando acciones. Segundo, nos tenemos que hacer cargo de las atenciones no realizadas durante estos dos últimos años de pandemia. Las listas de esperas son las más abultada producto de la pandemia. Hoy, las camas de pacientes críticos que están siendo ocupadas no son Covid 19, su mayoría son pacientes crónicos descompensados  con otras enfermedades.

Ha habido muchas denuncias de profesionales de la salud, tanto en el sector público como privados, que acusan haber sido agredidos. ¿Existe algún protocolo que eviten estas situaciones?

-La salud mental y los hechos de violencia, después de dos años de pandemia, en esta cierta apertura, se han notado que ha cambiado. Las consultas por salud mental han aumentado muchísimo, pues contamos con distintos indicadores que nos dicen aquello. Nuestro principal diagnóstico es “cuidar a los que cuidan”, así lo hemos llamado genéricamente. Es decir, poner un sello en los trabajadores de la salud que hoy, también, tienen problemas producto de la pandemia en salud mental con turnos extras, atendiendo muchas veces a pacientes que no son de su propia especialidad, y todo ello genera un estrés  que tiene un efecto en una alta tasa de ausentismo.

Sobre esos sucesos de violencia estamos teniendo un trabajo con la Subsecretaría de Prevención del delito, del Ministerio del Interior, donde hemos activado una mesa de seguridad para los trabajadores de la salud donde hemos contado con la participación del Colegio Médico, la Confusam, Fiscalía, Subsecretaría del Interior, Carabineros y la PDI. Ahora, cada uno de los 29 servicios de salud está instruido a conformar esta mesa de trabajo para una mirada preventiva para no llegar a la violencia en sí, sobre todo en los lugares más vulnerables. Existe una ley que se llama “Consultorio Seguro” que obliga a que cualquier denuncia o agresión que sufra un trabajador de nuestra red es el servicio de salud el que se querella. Estamos próximos a firmar un convenio con la Subsecretaría de Prevención del delito para que todos los servicios de salud cuenten con este enfoque preventivo respecto de la violencia.

-Existe una especie de histeria colectiva de algunos alcaldes y de los medios de tradicionales de comunicación que esta decisión conjunta del Ministerio de Salud y  de Educación no es aceptable, que no se entiende. ¿De cuántos días de adelanto de vacacione estamos hablando? ¿Cuál es el fondo de la medida que ustedes tomaron?

-Se adelantaron 5 días del calendario habitual. Nosotros recibimos una red asistencial de salud pandemizada  y que tuvo el foco, en dos años, para atender pacientes adultos. Eso, en muchos casos, fue en desmedro de la atención de los equipos infantiles, pediátricos. De hecho, recibimos la red asistencial con 1500 camas pediátricas en marzo de este año. Hoy, estamos trabajando alrededor de 3200 camas pediátricas, lo que significó un esfuerzo de año de apertura, de recuperar esa capacidad que sí tenía el sistema chileno, pero que producto de la pandemia  se dejó de lado  por razones evidentes. Convertir una cama de un paciente pediátrico no es lo mismo que la de un adulto porque un lactante  de un año o un recién nacido necesita una técnica muy diferente, ya que necesita de un médico pediatra, de una enfermera pediátrica, de un auxiliar, un kinesiólogo que tenga la expertise para atender la vida de un niño, y eso no es tan simple.

Además, hay niños que nacieron en estos dos años de pandemias que no están inmunizados y que nunca vivieron un invierno. Esos pequeños se acumularon y hoy día  están expuestos a estos virus por primera vez y que han generado una gran carga asistencial, no solamente en cama UCI, que ha sido  muy alta, sino también para camas básicas y de cuidados medios, pero también en atenciones de urgencias. Generalmente, los peaks de estas enfermedades respiratorias son a la semana 24, pero este año comenzó en la 20, es decir se adelantó. La experiencia nos señala que los niños al irse a sus casas cortan la circulación viral y eso nos da un mayor  espacio de tiempo  para atender y convertir las camas para todos los pacientes.

-¿En qué está el tema del Hospital Siquiátrico de Valparaíso? ¿Qué se está haciendo ahora?

-Hay que considerar que la red de salud mental de nuestro país ha estado muy a la deriva y, sobre todo, en los hospitales siquiátricos abandonados durante décadas  donde la inyección de recursos para infraestructura, normalización de equipos y estándares ha estado muy al debe.  En este sentido, lo que estamos convocando a una mesa nacional  por la salud mental desde la Subsecretaría de Redes asistenciales para ir al fondo del asunto.  En particular, una mesa en la Región de Valparaíso donde  están convocados la sociedad civil, las organizaciones de pacientes, los y las trabajadoras del hospital, la red de salud mental de la región, el Colegio Médico con el objetivo  de hacer un diagnóstico, entregar recursos a corto plazo, analizar y disminuir la brecha y, también, reconocer que los funcionarios de la salud lo hacen lo mejor posible con los recursos que tienen disponible. Nos hemos reunido con los funcionarios, hemos levantado estas necesidades  y esperamos, a corto plazo, entregar señales de entrega  de recursos.

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