Periodista.
Si nos situamos imaginariamente 10 años atrás y solamente por esmerarnos en buscar un ejemplo diferenciador, en aquel entonces el fútbol profesional chileno como actividad no difería demasiado de lo que es hoy. Existía una cúpula directiva superior igualmente muy cuestionada y, en el mismo plano, una que otra objeción en el manejo de los recursos y sus destinos.
Sin embargo, había más que destellos y esperanzas. La selección adulta, nuestra «generación dorada», no sólo había clasificado nuevamente a un mundial, sino que lograba vencer en la misma copa del mundo, en el histórico Maracaná, a la campeona vigente, España, y clasificar a la segunda fase. El elenco de Vicente del Bosque, provisto de astros como Casillas, Ramos, Alba, Iniesta, Alonso y Busquets, entre otros, sucumbió ante el juego sólido y más eficaz de los dirigidos por Sampaoli. 2×0 fue el marcador: anotaron Vargas y Aránguiz. El equipo se mostró en general sin ripios, con Bravo, Medel, Isla, Vidal, Díaz, Sánchez, Valdivia y los anteriormente mencionados, entre sus figuras y en el peak de sus carreras.
Al año siguiente y como anfitrión, la «roja de todos» se coronó por primera vez campeón subcontinental. En un repleto Julio Martínez Prádanos, luego de igualar sin goles en los 90 minutos de juego, le ganó en la definición por penales a la Argentina de Messi. En 2016 repitió la gracia con la poderosa albiceleste en otra finalísima, disputada en Estados Unidos. Nuevamente no hubo anotaciones en el tiempo reglamentario y, mediante el expediente de los 12 pasos, obtuvo una copa América además muy especial: la del centenario, porque no volverá a ser disputada hasta 92 años más.
En síntesis, tiempos de gloria, por cierto nada olvidados pero sí muy echados de menos. Y no por Sergio Jadue (aparentemente buen negociador ante la Conmebol, pero con muchos «peros» en su gestión general, valga la redundancia). Hoy, por mucho que Bravo, Medel, Vidal o Alexis pudiesen seguir siendo titulares en las clasificatorias, el último partido ante Ecuador (0x1), con Nicolás Córdova como interino, de buena impresión pese a la derrota de visita, parece indicar que la «generación dorada» debiese «colgar los botines».
Sin la brillantez de los referidos y de los que estuvieron ocho o diez años atrás, hombres como Cortés, Catalán, Paulo Díaz, Maripán, Gabriel Suazo, Pulgar , Echeverría, Aravena y Brereton, entre otros que ya han jugado o deben jugar, son los llamados a «tomar la posta». No quisiera referirme a recambio porque sólo el tiempo y sobre todo el rendimiento dirán si este grupo de futbolistas son dignos sucesores de la «generación dorada», si no en talento, al menos en resultados.
Si bien el resultado reciente de la selección pre olímpica no fue bueno, por pundonor los jugadores no se quedaron y será objeto de análisis del mismo Córdova y, posteriormente del técnico definitivo (siguen circulando los nombres de Gareca, Pekerman, César Farías y hasta de Pellegrini) definir quiénes deben integrar las sucesivas nóminas de la adulta. El paréntesis y las interrogantes de un nuevo funcionamiento de la roja, se verán en los próximos pleitos amistosos y por Copa América antes del match clasificatorio ante Argentina fijado para septiembre.
Clubes
No ahondaré mayormente en el tema de los representantes. Aquella materia, por sí sola, requiere de un espacio mayor al que pretenden estas líneas (sería como hablar sobre la ley Bosman y sus repercusiones hasta el día de hoy). Lo que sí pondré de relieve, aunque conforme a la misma mirada, mix de incertidumbre con certezas, es que a nivel de clubes pareciera ver un horizonte algo más auspicioso.
Si bien Colo Colo y Universidad de Chile no se han distinguido por refuerzos que uno pudiese definir como «golpes al mercado», en uno u otro caso debiese bastarle para ser competitivo en el plano local. Los elencos más populares del país han dejado buena impresión en los amistosos veraniegos. En los albos Falcón, Gil y Palacios han sobresalido en los recientes duelos, mientras que en los azules Enzo Fernández, Leandro Fernández y Nicolás Guerra marcaron diferencias. En el caso de Universidad Católica las noticias no son muy halagüenas, sobre todo después de la fea caída (0x4) que sufrió de visita en Lima ante Sporting Cristal en la presentación del nuevo plantel de la escuadra peruana.
Huachipato y Cobresal, los respectivos campeón y subcampeón vigentes, serán cabezas de cartel del fútbol chileno en la Copa Libertadores 2024. Sin embargo, aunque sea incómodo señalarlo una vez más, el foco de atención seguirá concentrándose en Colo Colo por ser el protagonista mayor de nuestro balompié. Quinteros no pudo sortear vallas mínimas en el plano internacional el año anterior. Si el equipo dirigido hoy por Almirón logra pasar a octavos de final, podrrá acallar en algo voces críticas. Pero está todo por verse. Lo importante es que el fútbol chileno recupere competitividad en el plano subcontinental.
No obstante, viendo la mitad llena del vaso (como enfatiza el dicho), los regresos de Arturo Vidal al cacique y de Marcelo Díaz a la «U», si bien no garantizan el éxito deportivo de ambos clubes, al menos les permitirán mayor presencia de público en los estadios y estupendas campañas de marketing.
Desde ese punto de vista, claramente la «generación dorada» no dejará de estar vigente.
