Periodista.
Rabia contenida a duras penas circula por las oficinas oficialistas, incluyendo La Moneda. ¿El origen? La iniciativa de una diputada comunista, proponiendo rebajar la jornada laboral de 45 a 40 horas semanales, prohibiendo, además, disminuir la remuneración actual de los trabajadores beneficiados en caso de aprobarse.
Nunca imaginaron que iba a ser tan bien recibida por chilenos y chilenas – un 75 por ciento de acuerdo a dos últimas encuestas- y prendiera a tal extremo incluso entre parlamentarios de derecha, que obligó al gobierno a reaccionar e intentar homologar su proyecto de flexibilidad laboral estableciendo una jornada obligatoria de 41 horas semanales promedio. Claro que, con letra chica, como suele ocurrir en los proyectos gubernamentales de Piñera.
Camila Vallejos reaccionó rápido, señalando que el problema con el proyecto impulsado por el Ejecutivo es que “la flexibilización va a ser unilateral y no va a ser por acuerdo”. “El tema no es una hora de diferencia, el problema no está entre 40 y 41; tiene que ver con que la propuesta del Gobierno dice ‘promedio’. He ahí el quid del asunto recordando de paso aquella sabia reflexión de Nicanor Parra: hay dos panes para dos personas. Uno se come los dos, pero el promedio es uno para cada uno.
Todo mal, opinó un parlamentario de Chile Vamos hace unos días. Desorden puro y duro entre sus filas. Y ahí está el gobierno tratando de acomodar su mapa de votos en el Congreso, con parlamentarios díscolos que van y vienen; tratando de explicarles a los empresarios lo que para ellos es inexplicable; siendo testigo de los encontrones públicos de sus partidos y cediendo, cediendo, cediendo, lo que tiene con irritación sorda particularmente a la Udi. Su jefa llegó a decir que el gobierno no tenía por qué arrodillarse ante el partido Comunista. Peor aún. Llegó a tratar de irresponsables a parlamentarios de Renovación Nacional por haberse abierto a la idea de acoger la idea de ¡horror!, una comunista.
Rápidamente hubo llamados al orden, aunque aún no está claro del todo si escucharan esos llamados los díscolos. Fue necesario que el presidente junto a su ministro del Trabajo acudiese al último comité político de los presidentes de partidos y jefes de bancadas, para alinearlos.
Debate en desarrollo
Lo cierto es que se trata de un proyecto cuyo debate está en pleno desarrollo. Que tiene el apoyo de toda la oposición. Y que ha provocado una especie de renacimiento de aquellas fatídicas y brutales campañas del terror por parte de la derecha y su brazo económico como que se van a perder 250 mil puestos de trabajo, según afirma sin sonrojarse el ministro de Hacienda. Más o menos parecidas -aunque con menos intensidad- a aquella campaña que se lanzó cuando el gobierno de la Concertación propuso y logró, bajar la jornada laboral de 48 a 45 horas. Ahora, ya el presidente Piñera amenazó con acudir al Tribunal Constitucional, de ser aprobado el proyecto y ya se sabe cómo ha fallado dicho tribunal cada vez que la oposición intenta correr el cerco de las injusticias. Sucedió con el aborto en tres causales. Sucedió con la reforma educacional, entre otros.
No es casualidad el apoyo que la propuesta de Camila Vallejos concitó entre los chilenos. Es que de acuerdo a su presentación, Chile es el quinto país de la OCDE que más tiempo le dedica a la jornada laboral ( en promedio, 1987 horas al año).Tampoco es casualidad la mise-en-scène que armó el gobierno y Chile Vamos, luego del comité político del lunes pasado: salieron inéditamente los tres presidentes de partidos de Chile Vamos para -al menos- intentar borrar la imagen de caos que se les había formado, con tanta opinión disímil sobre el proyecto que ellos bautizaron como “el proyecto comunista”. Muy acorde, claro, con la campañita del terror en cuestión.
Cuando el miércoles 24 de julio la Comisión de Trabajo de la Cámara votó en general el proyecto de Camila Vallejos y Karol Cariola, ninguno de los seis representantes del gobierno -los UDI Patricio Melero, Guillermo Ramírez, Ramón Barros, y los RN Alejandro Santana, Frank Sauerbaum y Francisco Eguiguren- votó en contra.
Otro punto: en abril, la diputada RN Ximena Ossandón ya se había expresado a favor del “proyecto comunista”. Y así, lento pero seguro, se acrecentaba la popularidad de la propuesta de reducir las horas de trabajo para que quienes laboran tengan una vida más decente, con recreación, con vida familiar. Así lo dejó en evidencia la encuesta Cadem del 5 de agosto pasado, que señala que el 74 por ciento de la población apoya la iniciativa y sólo el 22 por ciento se mostró en desacuerdo. Peor aún. Reveló que incluso entre quienes se identifican con la derecha, el apoyo es mayoritario llegando a un 65 por ciento.
Fue demasiado. Se reunieron de urgencia Piñera, Monckeberg y Blumel acordando apurar la urgencia legislativa de su proyecto y la indicación que aún están redactando, que consiste en establecer una jornada de 41 horas semanales de forma obligatoria. Pero, el objetivo final del intento por opacar la aprobación del proyecto de las 40 horas llegó en boca del Ministro de Economía.
Juan Andrés Fontaine explicó que el proyecto del Gobierno, que apunta a reducir la jornada laboral semanal a 41 horas, busca la “flexibilidad necesaria para que las empresas encuentren como ocupar mejor el tiempo”. Es decir, aclaró que las modificaciones a la iniciativa original apuntan a una flexibilidad de los empleadores y no de los trabajadores. “Esto va a ser un promedio definido en base trimestral de 41 horas, que es semejante a lo que está en el proyecto original, pero ahí era una opción, ahora esta pasa a ser la norma”, detalló.
Y añadió: “a diferencia del proyecto que ha presentado el Partido Comunista, este proyecto combina la reducción de la jornada con la flexibilidad necesaria para que las empresas encuentren cómo ocupar mejor el tiempo en el cual los trabajadores pueden ser más productivos”.
Las críticas a Monckeberg
El caos previo a la carta bajo la manga de las 41 horas que propuso a última hora el gobierno se reflejó en que el mismo día en que el Presidente Piñera criticaba por “inconstitucional” el proyecto impulsado por Camila Vallejo y Karol Cariola, algunos parlamentarios de RN no solo declaraban por Twitter que apoyaban la idea, sino que, además, no había que ningunearla por “ideología”. De hecho, el diputado Gonzalo Fuenzalida se sacó fotos con ambas parlamentarias y el senador Manuel José Ossandón planteó que el Ejecutivo debía abrirse a conversar el tema.
El caos también se notó cuando el diputado Luciano Cruz-Coke (Evópoli) dijo en radio Infinita que “el proyecto que presentó Nicolás Monckeberg termina por no defenderse, siendo un mejor proyecto”, junto con señalar que el gobierno “cede inútilmente ante la presión popular” y que la iniciativa “se ha comunicado pésimamente”.
Por su parte la diputada RN Ximena Ossandón señaló que, si bien “ambos proyectos laborales tienen defectos”, en el proyecto del Gobierno “plantear que el trabajador podrá rechazar o aceptar el requerimiento del empleador, es no decir la verdad”. “Todos sabemos que el dueño mueve para arriba la ceja y el empleado debe acatar”, sentenció.
Tampoco han podido evitar que trasciendan sus críticas al ministro del Trabajo. El “fuego amigo” que le llaman. En RN, la UDI y Evopoli se cruzaron opiniones en contra del secretario de Estado. Un medio señaló que “en la UDI dicen no concebir que, habiendo sido diputado por dos períodos, no haya leído el escenario político y no se haya jugado por “adaptar” el proyecto del gobierno y bregar por darle urgencia antes de que el del PC ganara terreno.
Por su parte, en conversación con Radio Concierto, el senador Ossandón afirmó que “esto se ha transformado” en una discusión “estúpida y mediática”. Y agregó: “Llamo a juntar los dos proyectos (el del gobierno y el de Vallejo) y hacer uno mejor“, y añadió que “es errático cómo ha actuado el gobierno” respecto a este debate. En relación a la propuesta de la oposición, sostuvo que “no lo puedes descalificar porque es del Partido Comunista”. “Una cosa suma la otra. Esta ideologización absoluta de los buenos y los malos, los blancos y los negros, no funciona”, afirmó Ossandón.
Al excandidato presidencial se sumaron sus pares Gonzalo Fuenzalida, Ximena Ossandón, Andrés Longton y Francesca Muñoz, quienes apoyaron directamente la iniciativa de las diputadas del Partido Comunista. Eso, para algunos en la coalición oficialista, no corresponde y llamaron a respaldar el proyecto del Ejecutivo
Que sí, que no
La aparición en La Moneda de los tres jefes de partido apoyando el proyecto del gobierno estaría dando frutos. Ximena Ossandón, insistió en Radio Duna que “me gusta el proyecto de Camila Vallejo”, pero apuntó que “se va a mejorar con los ingredientes del Gobierno”. “Me gusta la mezcla de los dos proyectos”, añadió. En otra entrevista planteó la necesidad de evitar una «guerra» de proyectos e hizo un llamado a que ambas partes «conversen». En tanto, subrayó que el de La Moneda es «bastante más amplio y mejor», mientras que el de las parlamentarias es una «buena idea», pero «demasiado rígido».
Desde la Unión Demócrata Independiente (UDI) también cuestionaron el apoyo parlamentario de RN al proyecto de 40 horas. Jacqueline van Rysselberghe, presidenta del partido, aseguró que “pareciera que algunos no conocen la propuesta del Gobierno. Es mucho mejor que lo que proponen los comunistas, porque permite flexibilidad horaria, lo que para la familia es una gran cosa”. «Al ministro le falta una cierta proactividad, esto era predecible después de que [Daniel] Jadue partió disminuyendo horarios de trabajo a algunos funcionarios municipales. El ministro Monckeberg se demoró un poco en darse cuenta y, creo que después de que presentó el proyecto, lo ha defendido poco”, argumento la senadora.
Luego del llamado de Piñera a alinearse con el gobierno, la presidenta de la UDI señaló: “Hay consenso en los tres partidos que el proyecto del PC es un muy mal proyecto. Hemos pedido al ministerio del Trabajo que nos entreguen los estudios donde se acredita que con ese proyecto se pierden cerca de 300 mil puestos de empleo”. Agregó que “los dirigentes de partido nos hemos comprometido para conversar esto con nuestras respectivas bancadas de diputados y senadores, de manera de no permitir que se aprueben leyes que no son constitucionales, sino que además se aprueben leyes que van a generar un daño tan grande sobre todo a las pymes”.
La apuesta del gobierno es que se ordenarán las filas dentro de Chile Vamos. «Todos los parlamentarios de Chile Vamos que han apoyado la rebaja de jornada han dicho que la quieren con flexibilidad, porque de lo contrario es ponerle una camisa de fuerza al trabajador», insistió el ministro del Trabajo, Nicolás Monckeberg quien lanzó una frase que fue motivo de burlas en las redes sociales. “Nuestro proyecto tiene 100 artículos y el de Vallejo solo dos”, indicó. “Subamos el nivel del debate, por favor”, le contestó por Twitter la diputada Vallejo.
El Presidente Piñera afirmó que la “reducción de jornada debe ser con flexibilidad y responsabilidad para no afectar empleo ni salarios. Nuestro proyecto compatibiliza trabajo, familia, estudios y preferencias. Se aplicará gradualmente y generará 350 mil nuevos empleos. El otro mantiene rigidez y destruye empleos”. “Es inconstitucional porque significa gasto público y un parlamentario no puede generar gasto público porque entonces nadie se haría cargo de los equilibrios (…) Estoy seguro, o espero, que el Congreso no apruebe proyectos inconstitucionales”, dijo en entrevista con Emol. Junto con hacer un llamado al Congreso a rechazar el proyecto, Piñera adelantó que recurrirían al Tribunal Constitucional de llegar a ser aprobado. “Si fuera necesario, por supuesto” que el Ejecutivo recurrirá al organismo, indicó.
Es decir, la hora de diferencia con el proyecto Vallejo (40 horas) pasó de perder 250 mil empleos a generar nuevos 350 mil (41 horas). Camila Vallejo aseguró que «el Gobierno está arrinconado con los grandes empresarios defendiendo lo indefendible», en un contexto donde «la gran mayoría está apuntando a que en Chile es necesario tener una reducción de la jornada laboral semanal, que es importante tener un límite, una certeza y protección al trabajo de los trabajadores. Por lo tanto, el Gobierno tiene que entender que tiene que dejar en paz a las mayorías y dejar que este proyecto avance».
La oposición
Por su parte la jefa de bancada de los senadores DC, Yasna Provoste, señaló que quieren invitar al Gobierno a hacer esta discusión en serio para poner a los trabajadores y la familia en el centro de la preocupación. «Formamos parte de la bancada de senadores apoyando la iniciativa de rebaja de las 40 horas de la jornada laboral y estamos absolutamente convencidos que Chile tiene una jornada laboral que es deshumanizante, que no permite una adecuada compatibilidad de las tareas de la familia, del descanso y del trabajo. Por eso creemos que esta iniciativa que se ha presentado por parte de la diputada Camila Vallejo entre otros le hace bien al país», añadió la senadora por Atacama.
Yasna Provoste aclaró que tal como lo han sostenido los propios autores del proyecto, «estamos dispuestos a que la iniciativa se plantee con gradualidad. Vemos en el gobierno una improvisación permanente, primero de oponerse tenazmente. Y luego, al ver los resultados de una encuesta donde masivamente los chilenos y chilenas expresan esta molestia frente a extensas jornadas de trabajo, un nuevo cambio. Y la prueba es que en poco tiempo presenta un proyecto para reducir a 41 horas la jornada de trabajo», concluyó la senadora DC.
El ex subsecretario del Trabajo, Francisco Díaz, del partido Socialista, señaló que la iniciativa gubernamental no cumple con el propósito de reducir la jornada de los trabajadores. “El gobierno ha tratado de presentar que existe una suerte de trade off, o sea que hay que equilibrar ciertos valores, por una parte, mayor flexibilidad y a cambio de eso rebajo la jornada, uno pudiera pensar ok analicémoslo, quizás me beneficia. El problema es que el proyecto del gobierno aumenta la flexibilidad y la jornada no se reduce, sigue siendo la misma, y la consecuencia de esto es que jornadas de hasta 11 o 12 horas diarias termina siendo la regla general”.
Criticó fuertemente la idea de tener 180 horas mensuales y la posibilidad de trabajar 4 días y descansar 3 de la manera en que la propone el Ejecutivo. “Es una manera que se acerca a la publicidad no fidedigna. Ellos dicen que son 180 horas mensuales, y hay meses que tienen 30, 31 días, pero no considera que hay meses que tienen 5 domingos, o meses con feriados, es decir, la rebaja termina difuminándose por completo. La otra ilusión del proyecto es que el empleador y el trabajador van a tener la libertad de acordar la carga horaria, sabemos que eso no va a ser así, y que la posibilidad de una negociación es bastante reducida”, señaló. A su juicio no se trabajará menos porque “las matemáticas no dan, además que, por este juego de mensualización, 4×3, semestralización del domingo, bolsas de horas extra, puede terminar siendo que la regla general en Chile sean jornadas de 11 horas diarias”.
El ministro del Trabajo, Nicolás Monckeberg, en una entrevista con Tele13 Radio comentó que, si un trabajador cree que libremente puede negociar solo, sin un sindicato, por qué impedírselo. Le respondió la presidenta de la Comisión de Trabajo, senadora Adriana Muñoz (PPD). Dijo que «cuando usted me dice que yo voy a ir como persona con el dueño de la Piccola Italia a conversar con él o con ella cómo flexibilizo mi jornada semanal, yo creo que eso es un mundo de fantasía. Entonces, yo le pido al ministro y al Gobierno que aterricemos el debate al mundo en el que estamos donde el atropello cotidiano a los derechos de los trabajadores es realmente impresionante», agregó.
Además, la senadora manifestó que «yo no me opongo a que flexibilicemos, pero (con) un sindicato sentado, una organización fuerte de los trabajadores que equilibre este desequilibro que existe, pero ¿individualmente? es un mundo de fantasía». La senadora, además, advirtió que el proyecto podría ser puesto en tabla recién después de Fiestas Patrias debido a que la comisión está tramitando la iniciativa de Sala Cuna Universal.
Los empresarios
A nivel empresarial no es menor el desagrado por el “gallito” entre gobierno y oposición. “Para la industria es una mala noticia y multiplicada por dos, porque se trata de una iniciativa del gobierno”, dijo el presidente de Asimet, Dante Arrigoni, quien agregó que “esta medida sin una compensación que modernice a las empresas es un aumento de costos que no vamos a ser capaz de compensarlo”. Por su parte el presidente de la SNA, Ricardo Ariztía, dijo que “Chile no está preparado para reducir las horas de trabajo” y opinó que, para ellos, “los dos proyectos son malos”.
Desde la Confederación de la Producción y el Comercio (CPC), su presidente Alfonso Swett dijo que si bien “valoramos toda iniciativa que mejore el bienestar de los trabajadores, en esta discusión es indispensable tener una mirada sistémica que hasta ahora ha faltado”. Acotó que “se deben evaluar los efectos en todos los ámbitos: empleo, salarios, informalidad, crecimiento económico”.
El presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), Alfonso Swett, se manifestó en contra del proyecto de 40 horas laborales asegurando que desde el gran empresariado “no queremos que esto sea un mecanismo para reducir la remuneración”. Swett mencionó que el mercado laboral tiene varias aristas, entre ellas, las remuneraciones, los empleos, la formalidad y el tiempo libre y que enfocar el proyecto en sólo el último puede ser complicado. “Los países a medida que se van volviendo desarrollados van haciendo legislaciones que disminuyen las horas de trabajo, pero claramente esto equivale a un 11% de alza de costo para las empresas y eso nos preocupa porque el alza tiene efectos en el empleo”, aseveró en relación a los dichos del exministro Valdés.
Además, el presidente del gran empresariado se mostró sorprendido por la interpelación realizada al ministro del Trabajo por las altas cifras de desempleo, ya que, aseguró, el proyecto aumentaría aún más la cesantía. Respecto a la productividad, Swett añadió que “nosotros no queremos que los empleados trabajen muchas horas, no es bueno en productividad ni para la salud del trabajador”. Hizo un llamado al gobierno “para que, así como le pidió al PC los estudios para proponer la reducción a 40 horas, esperamos conocer los estudios que tienen al respecto de las 41 y el efecto en las empresas”.
