Periodista.
Ni con toda la distracción que produjo el eclipse solar de esta semana -y que efectivamente paralizó el país durante un par de horas- se logró que el masivo paro de profesores; las malas nuevas en la economía; el nuevo escándalo de lo que parece ser el robo del siglo en el Ejército y que todo indica que hasta ahora sólo ha asomado la punta del iceberg, y los recurrentes líos de la oposición, pasaran a un segundo plano y rumbo al olvido, como probablemente habría querido el gobierno y particularmente la Ministra de Educación.
A estas alturas, el mundo político y social ha sacado del baúl de sus recuerdos lo ocurrido el 2011, cuando el estudiantado salió masivamente a las calles en todo el país pidiendo cambios en el sistema educacional, imagen que se repite ahora con el paro de profesores que en cinco semanas, ha realizado múltiples y masivas manifestaciones callejeras, obligando a una ministra que se negaba a dialogar, a sentarse a la mesa con los principales dirigentes del Colegio de esa Orden. Luego de horas de reuniones y nuevas propuestas, estas fueron llevadas a consulta al profesorado de todo el país y el 73 por ciento de los docentes decidió rechazar la última propuesta del Ministerio de Educación, por lo que el paro indefinido prosigue.
Aunque no hay solución aún a la crisis, la unidad manifestada hasta ahora por el gremio del profesorado y la aprobación de los chilenos a su movilización -que de acuerdo a la última encuesta Cadem financiada por el propio gobierno, alcanza a un 69 por ciento de aprobación-, hace prever tiempos tormentosos para el gobierno. Aún así, ni la ministra ni el Presidente, solicitado como interlocutor por el magisterio, ceden, pese a que el dirigente de los profesores insiste en sus llamados a seguir dialogando.
Mientras, y pese a los rimbombantes anuncios del Ministro del Trabajo, informando acerca de los miles de trabajos creados en lo que va del año, -aunque la tasa de desempleo se ubicó en 7,1 por ciento en el trimestre móvil marzo-mayo, siguen apareciendo malas noticias para los trabajadores del país. Solo por poner un ejemplo, el poderoso retail Wall Mart se vio obligado a recurrir a la mediación de la Dirección del Trabajo, luego del proceso de votación de la última oferta entregada por la empresa en el marco de la negociación colectiva que se venía desarrollando. La negativa fue abrumadora: 14 mil trabajadores asistieron durante 3 días a votar de los cuales el 90% rechazó la oferta realizada por el gigante del retail.
No es raro entonces que las cifras de las encuestas sigan a la baja para el gobierno y el Presidente. De acuerdo a Agenda Ciudadana Criteria, el Mandatario mantiene los números rojos en su evaluación y el Gobierno aumenta la brecha entre su aprobación y desaprobación en seis puntos. La aprobación del Presidente alcanzó un 27 por ciento,1 punto porcentual menos que el mes anterior; y su desaprobación llegó a 61 por ciento, 2 puntos más que mayo, de acuerdo al sondeo aplicado entre el 24 de junio y 1 de julio.
Las razones del rechazo al Gobierno en esta encuesta residen en el tema de la educación. “La ciudadanía está viendo a un Gobierno demasiado intransigente y duro frente a un gremio que siempre se ha considerado en una situación de mucha vulnerabilidad relativa”, indicó Cristian Valdivieso, director de la encuestadora. De hecho, cuando se consulta por el “mejoramiento de la educación pública”, solo un 6 por ciento dice que ha avanzado y un rotundo 61 por ciento asegura que se está retrocediendo en este ámbito.
De acuerdos y divisiones
Y en política propiamente tal, siguen los tiras y aflojas, primero, con la credibilidad del presidente de la DC pendiendo de un hilo, y segundo, con los líos internos del Partido Socialista aún sin resolverse, hasta que se reúna el Comité Central electo el sábado 6 de julio y allí se decida su futuro.
¿Por qué hay aires de fracaso de la estrategia que la DC está usando con el gobierno? Ocurre que Fuad Chaín comprometió los votos de su partido luego de firmar un protocolo de acuerdo con la administración Piñera para destrabar la reforma tributaria. Ello generó una avalancha de reacciones. El senador Francisco Huenchumilla, afirmó que con el trato suscrito por el dirigente «el precio que estamos pagando es que estamos pensando igual que la derecha, porque favorecemos a los más ricos». “El presidente del partido nos está haciendo votar como vota la derecha y eso preocupa. Por lo mismo hago un llamado a los diputados a leer detalladamente el contenido del protocolo, porque la integración es el Caballo de Troya de la derecha», añadió, advirtiendo a sus pares de la Cámara Baja.
Por su parte la senadora Yasna Provoste sostuvo que «este es un acuerdo que no ha sido conversado y no es lo que necesita el país. Chile requiere una mayor recaudación y eso no se logra con que los que tienen más paguen menos. Este acuerdo no es vinculante para los senadores DC». Calificó de “ambiguo” el acuerdo y dijo que “no es comprensible poner los votos DC para rebajar los impuestos a los superricos y a las grandes empresas, como propone el gobierno». Añadió que el presidente de la colectividad tiene el legítimo derecho de realizar las tareas que le confiere su responsabilidad en el cargo, “pero para nosotros, desde el Senado, no es un hecho aislado el que hagamos importantes esfuerzos por consolidar una unidad opositora que nos permita fortalecer mínimos comunes”. Respecto a la unidad en la DC, la senadora dice que hay algunos que creen en el camino propio, «pero nosotros pensamos que somos una opción mucho más mayoritaria, quienes creemos que es posible construir un espacio de conversación y diálogo con los que tenemos más cosas que nos unen que lo que nos divide. Aquí cada cual asume las responsabilidades que le asisten en el ejercicio de sus funciones».
Hasta ahí, parecía que eran los senadores de siempre quienes expresaban su desacuerdo. Fuad Chahín ha asegurado urbi et orbe que tiene el respaldo de al menos la mitad de la bancada de diputados, un firme apoyo institucional y el soporte de las asociaciones de pymes. Cree que podría lograr un nuevo acuerdo tributario con los senadores DC. «Hay espacio todavía incluso para mejorar nuestra equidad tributaria en el segundo trámite constitucional (…) hay cosas en que vamos a trabajar técnica y políticamente con nuestros senadores para que la reforma se perfeccione en el Senado. Todos sabemos que en un Congreso bicameral cada uno quiere llevarse su estrellita”. Su idea es crear un nuevo pacto en la Cámara Alta, en el cual se le puedan agregar nuevos elementos a lo que ya se conversó con el Gobierno.
Pero no todo ha sido tan fácil para el presidente DC, hundiendo en la incertidumbre al gobierno que necesita imperiosamente aprobar sus reformas. Se conoció que la bancada de diputados de la colectividad no mostró su total respaldo a algunas indicaciones a la iniciativa con las que el Gobierno pretende recaudar 406 millones de dólares para compensar la integración del sistema y que presentó esta semana.
El diputado Pablo Lorenzini explicó que «ha mejorado un poco en claridad respecto de lo que son las pymes, a adultos mayores y sus contribuciones. De cara a regiones, nada. Y al final queda el otro tema, que es la integración, y yo sigo en la misma propuesta: separemos la integración. Hoy sigo manteniendo el rechazo a la integración así como está». “Todavía esa parte sigue difusa, lo que era reintegración se avanza un poco, pero mi voto todavía no está disponible».
Más o menos en el mismo tenor se pronunciaron todos los senadores de las bancadas DC-PS-PPD-RD e independientes, quienes se reunieron en un evento llamado “Diálogos de Centro Izquierda”. Respecto a los proyectos de ley presentados por el Gobierno, los parlamentarios advirtieron su rechazo a la reforma tributaria, y al acuerdo firmado por Hacienda con el presidente de la DC Fuad Chahín, al plantear que “no estamos disponibles para una rebaja impositiva para quienes más tienen, ni tampoco para una política pública regresiva como lo es reintegrar el sistema tributario”.
Respecto a la reforma previsional, señalan que la solución no pasa por “un proyecto que reitera la decisión política de no modificar el modelo previsional” y advierten que “el rol del Estado, para avanzar con un sistema mixto, debe materializarse en la creación de un nuevo ente público, garante de la seguridad social, y con el potencial de hacerse cargo del total de la cotización, abriendo verdaderas opciones de elección para los cotizantes”.
Una posición muy distinta a lo que ocurrió en la Cámara, donde el trabajo de una mesa técnica de pensiones, conformada con representantes de toda la oposición, incluida la DC, al parecer quedó en nada, o al menos en suspenso. Es que al momento de entregar las propuestas en torno al aumento del Pilar Básico Solidario (PBS), que fue entregada al ministro Nicolás Monckeberg durante la sesión de la comisión de trabajo, el diputado Gabriel Silber se desmarcó del acuerdo. “Quiero aclarar que la DC no concurre a la firma de esta propuesta”, sostuvo el diputado, generando sorpresa y molestia entre sus pares. Y agregó: “(La mesa técnica) hoy día no nos da confianza al haber poca generosidad, mezquindad, ánimo de imponer las ideas, con visos de una dictadura”, agregó Silber, molesto porque en la propuesta no se aceptó incluir el acuerdo al que había llegado la DC con el gobierno.
La diputada Alejandra Sepúlveda (FRVI), declaró que “es imperdonable lo que hoy hace la DC, no con su propio partido, sino que con su país”. Añadió que “también sabemos que todas las cosas en algún minuto se pagan y quien cobra esto es la ciudadanía, por eso espero que la DC no se arrepienta cuando quede jibarizada su votación”.
Radicales se desmarcan
El presidente del Partido Radical, Carlos Maldonado, fue el encargado de avisar al gobierno y a la DC que no están los votos de la colectividad para aprobar la integración del sistema, además de criticar el protocolo firmado entre la DC y el gobierno. “El protocolo fue un punto para el gobierno. Era una cosa que políticamente beneficiaba al gobierno, y me cuesta encontrar la justificación de la firma del protocolo. No me parece políticamente justificado y técnicamente, los economistas que nos asesoran nos dicen que no hay en el protocolo contenidos específicos que garanticen que se va a evitar que la reforma resulte regresiva”.
“En la forma que está ahora no están los votos (integración), sí están los votos para las normas a favor de las pymes, de los adultos mayores, pero mientras no se corrija el resultado regresivo de la integración imposible que la votemos a favor. Hoy en día para la reintegración no están los votos del partido radical”, acotó.
En cuanto a la reforma de pensiones, dijo que es necesario mejorar el porcentaje de cotización, y que aún es muy prematuro para definir si estarán o no los votos del partido para este proyecto. Señaló que “antes de pronunciarnos abiertamente sobre cómo vamos a votar cada aspecto del proyecto, vamos a esperar a ver cómo va a salir de la Comisión. Creemos que hay que aumentar las cotizaciones, que hay que incorporar más criterios de solidaridad, que no tiene que haber más dinero para las AFP y creemos que el sistema tiene que ser mejorado con cotizaciones en base del empleador”.
Descontento empresarial
Los empresarios están descontentos. Han dado más de una señal en tal sentido al gobierno y este no reacciona como ellos esperan. El empresariado se mantiene en alerta -como lo indica el último Indicador Mensual de Confianza Empresarial (IMCE), que prepara Icare en conjunto con la Universidad Adolfo Ibáñez-, el que alcanzó un valor de 50,16 puntos al cierre de junio, constatando así el cuarto descenso y se ubica justo por sobre los 50 puntos que marcan la paridad entre expectativas pesimistas y optimistas. La cifra, según Juan Pablo Medina, académico de la Escuela de Negocios de la UAI, es «coherente con la pérdida de dinamismo de la actividad y demanda durante el presente año, el IMCE ha continuado una senda de menor confianza para los negocios y las inversiones».
No sólo por eso. La economía sigue con un ritmo débil, como lo reflejan las cifras que entregó el INE para el Índice de Producción Industrial (IPI) que cayó 0,2% en mayo, marcado por el mal desempeño de la producción minera (-2%) y del sector de electricidad, gas y agua (-1,5%). Estos retrocesos no alcanzaron a ser compensados por el registro positivo de la producción manufacturera (1,9%). En lo que va del año, la producción industrial solo lleva un registro positivo, el de abril pasado (0,7%).
Se suma el que la tasa de desempleo se ubicó en 7,1% en el trimestre móvil marzo-mayo, lo que representa un alza de 0,1 puntos porcentuales en relación a igual período del año anterior. Se trata de la cifra más alta para la desocupación que mide el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) desde octubre del año pasado, cuando la tasa llegó al mismo nivel. El dato se alineó con las expectativas de los analistas. De acuerdo al INE, el desempleo en las mujeres trepó hasta un 8,2% en dicho trimestre móvil, lo que supone el registro más alto desde el mismo lapso de 2012.
Más que aquietar las aguas, el llamado que hizo al empresariado el Ministro de Hacienda para que se hicieran parte de los planes de activación de la economía señalando que el mundo empresarial «están más pesimistas de lo necesario». Larraín dijo que «de repente pasamos por periodos en que las expectativas se nos van abajo por un trimestre, en que pareciera que no miráramos lo que está pasando en otros lugares muy cercanos», haciendo alusión a los casos de Brasil y Argentina. Dijo que estaban “más pesimistas de lo necesario y más pesimistas de lo que ameritan las actuales condiciones». «Lo que estamos diciendo en el Gobierno es que estamos haciendo nuestro trabajo y nosotros hacemos un llamado a que ellos también sean parte de esta acción. Es un llamado a la cooperación, porque solos no podemos hacerlo y es muy fundamental que haya un respuesta de parte del sector privado y yo creo que va a ocurrir».
La respuesta llegó rápidamente. El presidente de la Confederación de la Producción y el Comercio (CPC), Alfonso Swett, aseguró que el sector empresarial ya estaba haciendo su parte. Más molesto respondió el empresario Jorge Awad, quien dijo que con sus declaraciones el ministro Larraín «parece un ministro de un Gobierno de izquierda».
