Periodista.
Lentamente, y a medida que algunos personajes públicos contrarios al gobierno lanzan al aire sus aspiraciones, deseos y sentimientos más insólitos -que si no fuera porque son increíbles harían reír o tal vez llorar– se asoma con mayor fuerza el peligro de perder la posibilidad de aprobar una nueva Constitución para Chile, manteniendo la de Pinochet-Guzmán, ahora legitimada por un plebiscito real.
Uno fue quien aparece como dirigente de la Mesa Social, pero más conocido por liderar el movimiento “No más AFP”, Luis Mesina, profesor de historia ydirigente social de viejo cuño, admirador de Trotsky y Nietzsche y que, finalmente, encontró su destino en elmencionado movimiento. Este señor emitió declaraciones que, sin duda, aparecerán no una, sino muchas veces en la franja y publicidad de la derecha que rechaza una nueva Constitución.
Dijo Mesina que el día del plebiscito se abre “otro escenario” y que ese mismo día Chile entra en transición y por lo mismo pide participar “activamente” en este proceso. No se quedó ahí. Sugirió que “si presionamos podemos obligar al Congreso a una ley exprés que cambie definitivamente que los constituyentes no sean electos por los partidos. Esodepende de nosotros”. Y la bencina al fuego aumentó, cuando dijo: “Se puede dar el fenómeno que, dada la capacidad de movilización, los constituyentes lo hagan en la primera reunión y se auto declaren soberanos y se acaba todo. Se cierra el congreso inmediatamente. Y eso es una apuesta que depende de nosotros“. Se prendieron todas las alarmas en la derecha y también en la oposición.
Otro fue el diputado comunista Hugo Gutiérrez, conocido abogado de derechos humanos, y que ahora apareció con un video en twitter mostrando un carro de Carabineros quemándose con personal en su interior y comentando: “¡Antofagasta la lleva!”. Será -qué duda cabe- otro elemento que se usará y abusará en las propagandas de Chile Vamos, tal como lo ha hecho sentir el senador Andrés Allamand. Situación que se repetirá probablemente con los supuestos dibujos de niños que difundió donde se representa a él disparándole al presidente Sebastián Piñera, lo que le valió un requerimiento de parlamentarios oficialistas al Tribunal Constitucional para destituirlo, acción que, de acuerdo a los entendidos, no tiene posibilidad alguna de llegar a término.
No es casualidad entonces en que, en estos meses, paulatinamente haya ido bajando el apoyo a aprobar una nueva Constitución en el plebiscito. Más allá de la confiabilidad de algunas mediciones, las cifras en descenso coinciden. Sólo algunos ejemplos: el 4 de noviembre del año pasado, el Centro de Microdatos de la Universidad de Chile emitió una encuesta que entre otras mediciones señalaba que el 85 por ciento de los encuestado estaba por una nueva Constitución, mientras sólo el 7,3 por ciento estaba por el rechazo. El 23 de diciembre, la Cadem daba cuenta de un 86 por ciento de apoyo en tanto un 12 por ciento la rechazaba. El 13 de enero, la misma Cadem señalaba un 74 por ciento de aprobación mientras había un 19 por ciento de rechazo. El 27 de enero, la misma encuestadora señalaba una baja considerable: 66 por ciento de aprobación y 25 por ciento de rechazo.
Poco antes, la madre de todas las encuestas, la del Centro de Estudios Públicos, la misma que detectó el escuálido 6 por ciento de apoyo a Sebastián Piñera, señalaba que la Nueva Constitución era aprobada por un 67 por ciento y un 13 por ciento de rechazo.
Así las cosas, menudo trabajo tendrá la oposición y algunos de la derecha que se inclinan por la nueva Carta Magna. No sólo tendrán que enfrentarse a toda la maquinaria de prensa en manos del gran empresariado que está por el rechazo a la nueva Constitución, sino, además, vencer la campaña del miedo inaugurada hace ya un rato por personajes como Andrés Allamand, J.A Kast, la diputada Hoffman y otros parlamentarios de segundo orden.
El “fuego amigo”
El fin de semana la atención se centró en las definiciones de la derecha respecto al proceso constitucional en marcha. Es que la UDI ya se había pronunciado por trabajar arduamente para conseguir el rechazo de la población a una nueva Carta Magna,aumentando su defensa a todo evento de la Constitución de Pinochet. Ya habían pasado por el trago amargo de tener que firmar un Acuerdo en el que nunca creyeron y que hasta los hizo congelar su participación en el gobierno y en Chile Vamos. Finalmente se ordenaron por el rechazo, aunque dejaron las puertas muy abiertas para que su principal carta a la presidencia de la República, Joaquín Lavín, quien había anunciado ya su opción por aprobar una nueva Constitución, pudiera maniobrar con la libertad de acción que no proclamaron, pero sí aceptaron.
Entonces, la UDI comenzó a trabajar finamente para sumar a sus socios de RN y Evopoli a la opción del rechazo. Lo hicieron particularmente con Allamand. Y no les fue mal. El senador de la travesía por el desierto tejió y tejió, convenciendo a la mayoría de los parlamentarios para un pronunciamiento claro por el rechazo a la nueva Constitución, posición que llevaría al Consejo General, obviamente, horadando el liderazgo de Mario Desbordes para hacer fracasar su postura de aprobar la libertad de acción para los militantes de su partido.
Previo a este fin de semana, las intervenciones de Andrés Allamand y el inefable Carlos Larraín fueron prolíficas en la descalificación a su propio Presidente, Mario Desbordes. En medio del clima enrarecido que dejó en el palacio de Gobierno la devastadora encuesta CEP, comenzó a tirarle más bencina al fuego el senador Allamand quien aprovechó el momento para criticar el funcionamiento del comité político, lo que motivó toda una serie de versiones respecto cómo los “duros” de Chile Vamos buscaban hacerse del control del comité político de Palacio, y desplazar al trío conformado por los ministros del Interior, Gonzalo Blumel, la vocera de Gobierno, Karla Rubilar y el ministro de la Segpres, Felipe Ward.
Carlos Larraín acusó a Desbordes de “no estar representando la mentalidad de la derecha” por su posición en materia del proceso constituyente. A juicio del ex senador, “yo no entiendo cómo un presidente de un partido de derecha está de acuerdo con el Frente Amplio y el inenarrable Partido Comunista en esto de echar abajo la Constitución (…) No me parece lógico que un partido que está apoyando al Gobierno activamente en el Parlamento, a la vez esté diciendo con aquellos que quieren forzar al Gobierno a hacer lo que no quiere, esa parte es fregada”. “Yo no entiendo a un partido de derecha que diga que sí a echar abajo la Constitución en este trajín (…) en ese punto Mario no está representando la mentalidad de la derecha, lo digo enfáticamente (pero) A él le gusta que le hagan caso en todo, en eso se parece a Sebastián Piñera, le pasa a la gente cuando usa cargos importantes”.Larraín también expresó sus dudas respecto al arraigo que tiene Desbordes en las filas del partido. “Yo creo que Mario Desbordes tiene apoyo de parte de la directiva, pero de ahí para abajo la cosa cambia. O sea 80% por el rechazo y 20% por el sí (a la nueva Constitución)”, comentó.
La respuesta no se hizo esperar. Desbordes señaló al ser consultado que «por regla general, cuando uno deja de ser presidente de un partido o una institución,evita criticar a los sucesores». Pero, igual lo situó, incluso con burla: el exsenador -dijo- «no esta bien informado. En el acuerdo constitucional no le cedimos nada a la izquierda, al marxismo leninismo, a los guevaristas, porque precisamente basta ver con la votación en la Cámara para darse cuenta que el Partido Comunista se opuso a este acuerdo, lo votó en contra, entonces, esa caricatura que se hace en el contexto de la campaña del terror de que le entregamos el país a Nicolás Maduro y que éste llega mañana, se instala en Chile y empieza a gobernar, yo no la comparto», agregó.
Y para la desgracia de la dupla opositora, Desbordes, logró un apoyo muy importante y que deja a la derecha dividida frente al proceso constituyente. Era obvio que Larraín y Allamand tenían su discurso preparado para destacar una supuesta mayoría por el rechazo a la nueva Constitución en el Consejo General de su partido, y tratar de obviar el apoyo a Desbordes. Ese aplauso cerrado de pie fue el primer espolonazo que sintió la derecha dura de RN. El segundo y definitivo fue la aprobación de lo que Desbordes quería: libertad de acción. Porque digan lo que digan Allamand y compañía, ellos se jugaron porque en el Consejo General se aprobara el rechazo y no la propuesta de su presidente Desbordes.
Lo que queda claro es que el líder de RN es un hueso duro de roer. El sabía que el objetivo del encuentro en el Hotel W, en la comuna de Las Condes era definir la postura de la colectividad de cara al plebiscito del 26 de abril. Por eso se adelantó estratégicamente y dijo de entrada que no iba a renunciar, pero que sí ponía su cargo a disposición del Consejo. Los aplausos hicieron que no fuera necesario debatir el punto. Los rostros de los duros deben haber sido de antología. Lo que quedará para la historia es que la jornada estuvo marcada por el respaldo a la continuidad de Desbordes en la presidencia del partido, un «homenaje» al Intendente de la Región Metropolitana, Felipe Guevara, quien enfrenta una acusación constitucional que fue aprobada en la Cámara de Diputados, y la determinación de la «libertad de acción» de los militantes de RN frente al plebiscito.
Al mismo tiempo que Renovación Nacional, Evopoli también se reunía para decidir su postura frente al proceso plebiscitario. No ganó ni la UDI ni Allamand en sus intentos por llevar agua a su molino. «Evopoli afirma que su posición institucional, refrendada a través del voto de sus consejeros generales por sufragio secreto ha sido Apruebo por el 59,3% de los presentes». Fue la información oficial del partido liderado por Hernán Larraín Matte, informando,además, que el voto político de Evopoli indica que -por el 81% de los asistentes- respaldarán la idea de una Convención Constituyente Mixta, es decir, integrada en un 50% por los actuales parlamentarios.
Así y todo, establecieron que «todos los militantes serán respetados en la libertad de acción personal frente al plebiscito del 26 de abril. Asimismo, los militantes de minoría podrán promover su postura a título personal».
Del único partido de Chile Vamos que declaró abiertamente estar por el apruebo a la Nueva Constitución fue el PRI. Sin dobles lecturas como sus socios.
Pese a que en las últimas encuestas la prensa de derecha señala que está bajando el apoyo al proceso, una encuesta liderada por el sociólogo Axel Callis, denominada “Tu Influyes” y que se hizo justamente para saber cómo permea el clima del miedo que se intenta imponer, en los futuros electores.
Se preguntó por las razones que han dado personeros de Chile Vamos para manifestar su rechazo al proceso hacia una nueva Constitución. Por ejemplo “Que no están las condiciones o que la violencia en las calles está desatada”. El sondeo, que analizó una muestra total de 1033 casos en enero de 2020 preguntó cuál sería su actitud en caso de haber amenazas de tomas de locales de votación, cortes de calles u otros inconvenientes de orden público el día del Plebiscito. La mayoría, un 58 por ciento, dijo que concurrirá a votar de todas maneras, mientras que un 34 por ciento evaluará la situación personalmente, y solo un 8 por ciento no iría de ninguna forma.
Empresario
La campaña del miedo instalada por un sector de la derecha contra el proceso constituyente sumó un nuevo fan: el empresario Nicolás Ibáñez Scott, ex controlador de D&S y cofundador de la Fundación para el Progreso (FPP), conocido porque en el año 2002 compró todos los ejemplares del diario La Nación Domingo para que no se conociera una acusación de violencia intrafamiliar en su contra de parte de su ahora ex esposa.
En una carta publicada en El Mercurio, Ibáñez planteóprecisamente lo que consultó la encuesta mencionada. Dijo que “actualmente no están dadas las condiciones para una revisión constitucional honesta, respetuosa y con mirada de futuro. Las expectativas en torno a este tema son engañosas, como si un nuevo borrador de un documento significara automáticamente una solución mágica para todos los males”. Y obviamente, el empresario se cuadró con el rechazo en el plebiscito de abril.
A juicio de Ibáñez, “la opción “Rechazo” es una señal clara de que primero necesitamos estabilidad, orden y una atmósfera decente y respetuosa. El voto de rechazo funcionará como una advertencia y, aunque no gane, será un potente llamado para darle un mejor cauce a los trastornos actuales”. De cara a lo que viene, el empresario añade que “Chile no está perdido. Los lamentables hechos que hemos sufrido, aunque muchos sean injustificables, podrían calificarse como los dolores de crecimiento de un país adolescente que ha llegado muy lejos y que continuará avanzando para convertirse en una nación más inclusiva y desarrollada. Los trastornos son una potente llamada de atención que debe usarse como una fuerza para el bien, y no para reiniciar todo a partir de una hoja en blanco”.
