Mónica Echeverría fue una mujer extraordinaria para haber nacido en el siglo XX. Extraordinaria, porque luchó por los derechos de la mujer, el voto femenino y su participación política cuando muy pocas lo hacían en un Chile patriarcal y violento.
Murió a los 99 años en esas casas que construía su compañero y arquitecto Fernando Castillo Velasco, en la comuna de La Reina, un atípico democratacristiano. De ojos vivaces y sonrisa cautivante, la también profesora y actriz le gustaba conversar y tener tertulias con amigas hasta altas horas de la madrugada. Como actriz participó en las películas la Colina Penal, Palomita Blanca, Días de campo y La luna en el espejo, entre otros filmes.
Mónica fue una mujer valiente que defendió los derechos humanos enfrentando a la dictadura cívico militar del general augusto Pinochet. El gran dolor de su vida fue la persecución a su hija Carmen Castilla, militante del MIR y pareja de Miguel Henríquez.
Pintora, poeta y escritora, entre otras múltiples actividades, Mónica Echeverría tiene varios libros a su haber. Quizá el más notable de todos ellos es una hermosa y cálida biografía a don Clotario Blest, “ Antihistoria de un luchador”, en 1993. A esta obra seguirán otras, en su mayoría novelas basadas en personajes reales, como sobre la cantautoraVioleta Parra o el general Pinochet.
Anoche en Twiiter varias personas hicieron sentir su pesar por la partida de Mónica Echeverría. Consuelo Valdés manifestó “Mónica Echeverría una de las grandes mujeres creadoras del teatro, las letras y el cine de nuestro país. Compartió con figuras universales como Raúl Ruiz, cofundó el Ictus y espacios fundamentales como el Centro Cultural Estación Mapocho”.
Rebelde feminista
Fabiola Gutiérrez, vocera de la Red de Periodistas Feminista, cuenta que Mónica Echeverría “dijo en varias conversaciones que nació rebelde y tenía un carácter endemoniado. Esa rebeldía la plasmó en cada uno de sus trabajos, su creación, su arte, su pluma. Vivió con fulgor y siempre la acompañó esa necesidad de ser una contestaría, de sentirse diferente” y añade que “se valora su inmensa lucha contrala dictadura y en la defensa de los derechos humanos, de ser también una integrante de Mujeres por la vida. Todas las acciones que desarrolló junto a otras mujeres, en tiempos duros y oscuros, tuvieron también una cuota no solo de resistencia, sino también de humor, de lo perfomático. Una rebelde feminista hasta sus 99 años, una activista que expresó mucho en su obra creativa”.
Mientras Wikepedia la recuerda así “Hija de una familia aristocrática -sus padres fueron José Rafael Echeverría Larraín y la escritora María Flora Yáñez y su abuelo el político Eliodoro Yáñez Ponce de León, de pequeña vivió hasta los ocho años en Francia, con su abuelo, que había tenido que exiliarse debido a la dictadura del general Carlos Ibáñez del Campo. Recuerda que cuando regresó a Chile, ella había olvidado el castellano”.
Y agregan: ”Estudió en las Monjas Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús, «colegio retrógrado», según lo definiría años más tarde, y después, desafiando a su medio ingresó en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile, para luego ejercer durante muchos años como profesora de castellano”.
Siempre se le conoció como una mujer irreverente y adelantada a su tiempo. Causó gran repercusión cuando organizó una exposición de arte erótico en la conservadoraUniversidad Católica.
En el año 1981, dio vida a la “Operación Chancho”: lanzó a correr por el Paseo Ahumada un cerdo con una gorra como la del general Pinochet.
Sus funerales se realizarán mañana domingo 5 de enero con una misa, a las 11:00 horas, en el Campus Oriente de la Universidad Católica y su entierro será en el Cementerio General.
Para Chile es una gran pérdida, pero su recuerdo, su obra y su vida, la mantendrán presente es las calles que tanto amó.
