José Manuel Díaz, Vicepresidente de la Central Unitaria de Trabajadores – CUT.
El sindicalismo chileno comienza a ver frutos de su permanente defensa de los derechos de trabajadoras y trabajadores en la Convención Constitucional. Mientras algunos medios de comunicación le dan masiva cobertura a quienes cuestionan el proceso constituyente, llamando a la alarma ante iniciativas puntuales –que no tienen ningún respaldo en las comisiones-, la Central Unitaria de Trabajadores ha hecho su trabajo con poca cobertura, pero con grandes avances en estas instancias, con iniciativas potentes dirigidas a poner el valor del trabajo al centro de la sociedad, al consagrar derechos que forman parte de las demandas que dieron origen a este proceso.
Hace 69 años exactos (el 12 de febrero de 1953) surgió la Central Única de Trabajadores, que unió en una organización las demandas del movimiento obrero, dando origen a un sindicalismo que fue clave en los avances sociales y políticos de las décadas siguientes.
La misma dictadura que asesinó a dirigentes sindicales y disolvió la Central Única, instaló una Constitución que desvalorizó el trabajo, que le quitó al sindicalismo sus herramientas de lucha, y que tiene la capacidad de bloquear los esfuerzos de devolver derechos políticos, sociales, laborales y sindicales a las y los trabajadores, como ocurrió con parte sustantiva de la Reforma Laboral que impulsó la ex Presidenta Michelle Bachelet.
El mundo sindical enfrentó esa dictadura volviendo a unirse en la creación de la Central Unitaria de Trabajadores, que fue clave en la recuperación de la democracia y en avances posteriores. Esta CUT, que advirtió tempranamente la presión que el modelo estaba poniendo sobre trabajadoras y trabajadores, acompañó la movilización social que abrió un escenario de cambio constitucional.
Y la CUT ha hecho su trabajo: con participación sindical y un Consejo Asesor de alto nivel, liderado por Juan Somavía que generó la Propuesta Constitucional del Mundo Sindical; con una Iniciativa Popular de Norma que reunió los 15 mil apoyos requeridos para instalar principios y derechos constitucionales para esa gran mayoría de trabajadores y trabajadoras que con esfuerzo generan la riqueza, pero no la disfrutan; generamos los acuerdos necesarios en torno a una Iniciativa de Norma presentada por 19 convencionales, que ya ha aprobado en comisiones la incorporación de los principios de trabajo decente y su protección, junto a una Justicia del Trabajo y Protección Social efectiva, a la nueva Constitución.
Son avances sustantivos que -sin el ruido mediático de iniciativas descabelladas o los llamados “al orden” de quienes se asustan con la democracia- pueden constituir la base de esas transformaciones sociales que trabajadoras y trabajadores demandan.
Por eso, esta CUT recoge con fuerza la inspiración con que hace 7 décadas el movimiento sindical unió todas las luchas, con la certeza del poder redistributivo de organizaciones fuertes de trabajadoras y trabajadores. Y, con la misma energía de siempre, nuestra CUT, sus confederaciones, federaciones, asociaciones y sindicatos defenderán este proceso democrático, defenderán a esta Convención Constitucional y sus avances, porque Chile necesita una nueva Constitución.