jueves, marzo 28, 2024
OpiniónDestellos sombríos de la Hiperestructura

Destellos sombríos de la Hiperestructura

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En nuestra nota pasada, decíamos del Boletín de Científicos Atómicos, que, poniendo las manecillas del reloj a dos minutos del final, anunciaba el “nuevo anormal”, introduciendo a la terrible dupla Bomba Atómica-Caos Climático, la variable dominante de comunicaciones dirigidas, creando una sociedad que ya no confía en la información, produciendo un efecto perverso que mina la confianza, la participación y la democracia.

Hace ya un tiempo que la comunidad global viene tomando consciencia de la importancia del control. Si hemos dicho aquí no hace mucho, que estamos a dos minutos del fin, no será vano recordar a ese célebre asesor filosófico del pentágono, Francis Fukuyama, quien también alrededor de veinte años atrás anunció el fin de la historia.

Y claro, aunque no se imaginaba el buen Francis que su noción metafórica, pudiese referir realmente al fin de todo, -igual que no podemos imaginar la muerte-, nos advirtió con precisión que dos obras de entre las guerras mundiales habían marcado nuestro camino, sin que nos diéramos cuenta.

Como un oráculo que se hubiere puesto a hablar por su cuenta, antes de tiempo, “El Mundo Felíz” de  Aldous Huxley y la no menos célebre “1984”, de George Orwell, pavimentaron desde la psicología de la manipulación genética la primera y desde la información oficial, la segunda, el manejo de los seres, por el control de las consciencias. Ambas han sido ampliamente superadas por la realidad.

Y como no, un profesor amigo planteo hace 50 años que las sociedades podían concebirse como un sistema de comunicaciones, es decir, como intercambio de mensajes.

Las revelaciones del ex espía norteamericano, Snowden, sobre el ciber espionaje de la SNA y la CIA, realizado en todo el mundo, que lo obligaron a tomar refugio en Rusia desde entonces, nos debieron advertir  en 2013, de lo que iba a seguir pasando: la información financiera y la política, se iban a presentar inextricablemente unidas, hasta constituir un todo indiferenciable en manos del poder.

Los distintos hechos relacionados que se fueron sucediendo en estos años: la destitución de la Presidente de Brasil D. Rousseff, el hackeo norcoreano a una empresa de comunicaciones, las amenazas masivas de manipulación de los sistemas financieros y por cierto, el más notable de todos (aunque no el último…), la infiltración de los rusos en los sistemas electorales de los USA, durante la última elección para elegir a Donald Trump, forman todos parte de un proceso de manejo de estas tecnologías, que no hace tanto se nos presentaban como la panacea colaborativa que al fin nos iba a ayudar a crear redes efectivas para compartir y generar conocimiento y entrar de pleno pie en la Sociedad del Conocimiento del siglo XXI.

Casi al mismo tiempo que forjábamos esos sueños, el Grupo ETC anunció las investigaciones de la Fundación Nacional para las Ciencias de Estados Unidos en “ingeniería memética”: el análisis de datos masivos y tecnologías neuronales para comprender en tiempo real cómo se forjan las ideas y cómo puede manipularse ese proceso.

La industria de las encuestas se ha especializado en modificar las actitudes del público durante décadas, pero los ingenieros meméticos en la actualidad utilizan la información acumulada por las redes sociales y las bases de datos con propósitos más precisos, con fines económicos, políticos y sociales de todo tipo. De hecho, el manejo de las bases de datos personales, es una flagrante -y tan cuotidiana como masiva- violación de nuestros derechos de privacidad.

Los ladrones corporativos tienen una capacidad sin precedentes para modificar en su provecho lo más ingenuo de nosotros mismos. Ahora sabemos que al rastrear y extrapolar actitudes y crear perfiles influyentes, compañías como Cambridge Analytica desarrollaron métodos para manipular audiencias estratégicas en escala masiva. Las plataformas digitales se están usando para ir generando opinión y fatigar desde antes toda reacción de la población a políticas extremas, que ya forman parte del “nuevo anormal”.

Usar los medios de comunicación masivos para distraer al público de sus verdaderos enemigos es, desde luego, una práctica tradicional de las élites gobernantes. Pero las sofisticadas técnicas de manipulación a través de algoritmos de selección de fuentes de noticias, redes de bots y cuentas falsas, son objetivos que se mueven rápido, impulsados por las ganancias corporativas, permitidos por la pasividad legislativa de los Estados y totalmente carentes de transparencia, en sociedades que han aceptado la explotación como inevitable.

Así, nosotros también dudamos si algunos de los mensajes y acciones políticas más extrañas de los gobiernos poderosos del mundo, son acciones impulsivas y no bien pensadas que alguno escribe en twitter, o el resultado de análisis estratégicos, impulsados por inteligencia artificial. Para hacer las cosas más difíciles, probablemente se trate de ambos. De todas maneras, no lo podemos saber.

Quienes están en el poder tienen una forma de promover las ideas -y a los intelectuales que las promueven-, que hace que su agenda política y económica parezca predestinada.

¿Como no relacionar la guerra y el caos climático, producido por la explotación de hidrocarburos fósiles para alimentar las industrias del mundo y la inequidad social? ¿Cómo no establecer relaciones directas en el que alguien se “autoproclamara presidente” de un país hermano, y que a los 15 minutos fuera reconocido por el poder y sus lacayos, con esta temática, que viene a golpear con la fuerza de los tanques, nuestros llamados a la comprensión y al diálogo? Por de pronto es tan evidente el interés por el petróleo, y el negocio de la guerra, como el que sean agendas concebidas para provocar disensiones y división en nuestro desorden político interno: ganancia de pescadores.

Y así estaban las cosas, hasta que el Secretario General de UN, Antonio Guterrez,  hace un par de días vino a recordar que las NU y su Consejo de Seguridad, de acuerdo con la carta de NU, solo reconocían como presidente de un país, al quien hubiera ganado por elecciones y que la autoproclamación, aunque como en el caso de los reyes, contara con todo el apoyo de dios, de ninguna manera, era una muestra de democracia. Como no lo serían las invasiones armadas, cualquiera que fuera el lugar de la tierra en que se produjeran.

La rápida erosión de los gobiernos e instituciones y la violencia que la acompaña, pueden ser no sólo reflejos de pérdida. Aunque su resultado nos atemoriza, también está en marcha una transformación que nos conmueve. La movilización de nuevas propuestas radicales y la contra-movilización de fuerzas reaccionarias revela que los sistemas están en crisis.

Vivimos un momento de difícil honestidad, pero también de posibilidad creativa sin precedentes. Como escribió un hindú, hace más de una década: “Otra Tierra no sólo es posible, está en camino. En los días tranquilos puedo escucharla respirar”.

Es casi inevitable que en un momento en que la matanza y el robo, vuelven a cernirse sobre nuestra América con mayor impunidad que nunca, que uno tienda a recordar que la industria militar y el petróleo están inextricablemente unidas como causas de este particular momento histórico en que el Caos Climático ya dejó de amenazarnos porque nos golpea.

Y uno ve con estupor que el mismo sujeto que hace chistes de su ignorancia por los fríos más grandes que se han registrado, dejó meses sin asistencia a los habitantes de Puerto Rico (en su propio país: tres millones de personas…), después que un Huracán los asolara y que frente a los incendios de California que son los más grandes que ha habido, que amenaza con militares y represión, a las caravanas de pobreza que ellos han generado, que vende armas para el genocidio del Yemen, determina quien y cuando es el presidente legítimo de un país y a quien invadimos next.

El Caos Climático es un asunto político. Tenemos que entenderlo, desde cualquier lado que nos parezca que debemos ocupar nuestro deber social deliberativo en la polis

El cambio climático tiene la propiedad inherente de vincularnos de una manera directa y particular, con la paradoja fundadora de nuestra conciencia dual: la relación entre lo universal y lo particular, entre la sociedad y la persona, entre la variabilidad fascinante del tiempo como cronos y cairos, entre ontogenia y filogenia.

Esta propiedad que aparece con un carácter sólo filosófico, está lejos de serlo. Particularmente en momentos como el actual, en el que es evidente qué lo internacional determina lo nacional, y las naciones ellas mismas, actúan en función de los intereses de las corporaciones transnacionales. Lo vemos con el flagrante hecho del intervencionismo norteamericano en Venezuela, al cual nuestros medios de comunicación han terminado por habituarnos como si fuera un hecho normal.

Esto es lo que en el informe anual del año 2019 la sociedad del boletín de los Científicos Atómicos ha llamado lo “nuevo anormal”, a saber, qué el error repetido hasta su saturación en un espacio comunicacional definido por la incertidumbre, termina por parecernos igual a lo correcto.

No cabe duda qué en momentos de tal incertidumbre -formada precisamente por la confluencia de infinitas certitudes-, es que nadie debiera dudar en la necesidad de establecer marcos de diálogo se hace tan necesaria. Por eso hemos saludado con el fervor de nuestras posibilidades, la plataforma de acción de Talanoa (COP24) y nos pareció descubrir un avance de la misma, en la visión de Aland de Finlandia.

No quita qué estoy tan convencido como el que más (es decir como cualquiera o como todos) de tener razón y en ese sentido el llamado al diálogo también podría ser visto cómo una argucia para llevar a los otros al plano de una razón que sería dominante, cómo una creencia indiscutible, más o menos como si no juntáramos a discutir cuál de nuestros dioses es más grande, sin embargo dada “la realidad de la realidad”, la única posibilidad que nos queda, es la de plantear los problemas de la existencia abiertamente entre todos, esperando qué los demás tuvieren una posición similar.

Como dice Claude Lévi-Strauss “el planteamiento de una hipótesis de trabajo inicial, no tiene por qué estar obligada a encontrar su comprobación final en la realidad”, en este sentido una verdad de razón tendría un valor absoluto en sí, independientemente de sus resultados eventuales, aportando algo de armonía concordia y espacio discursivo, de relato y narrativa, donde de otra manera y sin que pudiéramos discutirlo, sólo habría la explosión de distintos tipos de bombas. Lo cual es cierto, podría ser la posición correcta desde el punto de vista del trinitrotolueno.

Así vemos qué al plantearnos la posibilidad de un diálogo universal sobre el Cambio Climático en condiciones reales, cómo el establecimiento necesario de un marco metateórico, estaríamos siendo fieles con la tradición de Talanoa qué hemos referido, en el sentido que empezamos el relato estableciendo dónde estamos. Y esto podría ser entendido cómo el inicio de un relato entre dos partes, hecho explícito. Aunque alguien debe iniciarlo para dar comienzo a la nueva etapa del diálogo que lo constituye.

Nada nuevo y sin embargo todo el juego en nuestras manos, como nunca antes.

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