Periodista.
Se acerca el momento de la decisión final:
Si estamos dispuestos a volver a empezar todo de nuevo: plebiscito de entrada para definir nuevamente quiénes deberían escribir la Nueva Constitución y luego esperar los plazos –…¿ 6… 8… 12 meses…? – para que la tarea se cumpla… O si elegimos participar ya marcando Apruebo en este plebiscito de salida el próximo domingo 4, desde el texto que se nos ofrece, que parte con un piso de beneficios mucho más alto.
Sabemos que una Constitución consiste en la distribución del Poder entre los ciudadanos, para que en una Democracia todos participemos en el diseño y manejo de la comunidad nacional. Que todos y todas sintamos que nuestro parecer está representado y que podemos hacerlo en distintos momentos.
MAS PARTICIPACIÓN
Y este proyecto nos lo presentan 154 convencionales – chilenos venidos de todos los rincones del territorio -, elegidos democráticamente por nosotros mismos, que durante UN AÑO estuvieron trabajando desde la mañana hasta altas horas de la madrugada con sus distintos sueños de país idealy entre ellos, expertos en Constituciones que los aterrizaron.
Propuesta refrendada en cada duda por un alto quorum de 2/3 o 105 convencionales, – muy resistido en un primer momento por lo difícil de alcanzar – para lograr las necesarias aprobaciones, no lo olvidemos.
De aquí, salió este texto que hoy se nos propone, donde efectivamente se re-distribuye el Poder del pueblo soberano que antes manejaba unos pocos.
Por ejemplo, ya no solo el Poder Ejecutivo ni el Legislativo pueden proponer nuevas leyes. En la Nueva Constitución, contamos con una “iniciativa popular de norma” para sugerir nuevas leyes; e “iniciativa de derogación de norma” mediante la cual podemos revocar leyes nuevas o antiguas que no nos satisfagan …
Derechos garantizados
Como Estado Social de Derecho, su espina dorsal, trae 110 artículos que establecen nuestros derechos sociales, garantizados para todes quienes vivimos bajo este mismo cielo azulado. También para otros pueblos que nos antecedieron, “primeras naciones” que antes ignorábamos o queríamos dejar congeladas. Todos somos chilenos: chilenos mestizos, como somos la gran mayoría de los 18 millones de habitantes, pero también hay mapuche-chilenos, aymaras-chilenos, diaguitas-chilenos, rapa nuis-chilenos y cinco más … Los hemos escuchado muchas veces afirmarlo con convicción en la franja electoral plebiscitaria. Una plurinacionalidad que enriquece.
Entonces, la autonomía que se les ofrece dentro de sus regiones para actuar en ellas conforme a su costumbres y cultura, a su modo de hacer justicia en casos no penales … ¿es mucho entregar? Por cierto que no. Es facilitarles “el buen vivir”… Todo lo que se les promete a los pueblos originarios en el proyecto de Nueva Constitución está firmado desde hace años por Chile y por muchos otros países en el famoso Convenio 169 de la OIT. Los expertos aseguran que no hay nada nuevo.
Tendremos también un Defensor del Pueblo, para enmendar cualquier desvío de la ruta de los derechos asegurados. Que se acaben los abusos en el trabajo, en las aulas, en las iglesias o en cualquier otro lugar. No más abusos… ¡qué alivio! Es un sentimiento muy sentido por los ciudadanos de a pie.
El “poder plebeyo”
Por este avance en la participación de los ciudadanos en las distintas etapas e instancias del gobierno, algunas personas doctas en materia constitucional, como la abogada chilena Camila Vergara (actualmente perfeccionándose en Oxford), la llaman con mucho orgullo “la Constitución plebeya”, una que nos entrega herramientas para activar el “poder plebeyo”.
La paridad (una fémina, un varón) es otra herramienta importante para empoderar a las mujeres, que, recordemos, somos más del 50 % de los ciudadanos. Que podamos acceder a todas las instancias del poder porque tenemos igual capacidad que por siglos solo se les reconoció a los varones. Esto ya no lo discute nadie, pero es una deuda pendiente… El porcentaje de mujeres en los ministerios (aún con el gran progreso bajo este gobierno), en los directorios de organizaciones y de las empresas, no llega al 50 %. Tenemos que aprovechar esta oportunidad que nos da el nuevo texto constitucional para poner en práctica el Feminismo, que es “una ideología de la igualdad”.
Si la aprobamos, sería además la primera Constitución en proteger los derechos de la Naturaleza, de poner el escenario adecuado para combatir la agonía de la tierra, el cambio climático con todos los desastres que está acarreando (incendios, inundaciones, erosión, etc), es la primera que se propone defender los derechos de los animales que nos acompañan en este tránsito por la tierra.
Otro acierto es proponernos un Estado Regional que termine con la hegemonía de la capital sobre las regiones y provincias, en lo que la mayoría está de acuerdo hace rato, pero no ha habido avances. Aquí lo aceleraríamos. Así como sacar el agua de la aberración del mercado y distribuirla como servicio básico elemental que es… En fin, tanto el proceso realizado como las novedades y beneficios que nos trae están siendo observados y aplaudidos por personalidades internacionales.
Pero solamente con no tener que ruborizarnos ante el mundo al confesar que 40 años después, aún seguimos con la Constitución de Pinochet, es razón suficiente para cambiarla ¡ya!, sin perder más tiempo.
Por todo lo cual, como dirían los “lolos”… ¡hay que puro votar Apruebo!
