Francisco J. Flores R. Psicólogo, Director ONG Mente Sana.
No tengo certezas si el eslogan “El PS piensa en Chile” es efectivo desde una perspectiva comunicacional. Sin embargo, lo que es seguro, es que el Partido Socialista demuestra su compromiso con Chile al tomar decisiones reflexivas y cuidadosas, que representan sus mejores esfuerzos para considerar el bienestar del país.
El compromiso social y el pensamiento crítico son dos elementos esenciales para la transformación social. Al comprometernos con la causa de Chile y al reflexionar críticamente sobre cómo abordar las necesidades de nuestro país, estamos abriendo la posibilidad de generar cambios reales y significativos.
Recientemente, tanto la ministra saliente Ana Lya Uriarte como el ministro entrante Álvaro Elizalde han brindado una muestra clara de su compromiso con los intereses nacionales, priorizando el bienestar colectivo por encima de las agendas personales. Nos encontramos en problemas, cuando los intereses de Chile entraran en conflicto con los del Partido Socialista o con otros personales.
Es por eso que, en momentos difíciles, es crucial brindar todo el apoyo al gobierno, ya que se considera necesario intensificar los esfuerzos, para realizar las correcciones y transformaciones que Chile necesita para avanzar como país. Y poder hacer frente a las enormes y poderosas resistencias, de todo tipo, que surgen como resultado de esa vocación. Sin dejar que las heridas personales, los juicios injustos o las incomprensiones nos detengan en este propósito. Si no nos enfocamos en pensar en Chile, como esfuerzo principal, y no mantenemos nuestro compromiso, entonces corremos el riesgo de dejar que otras agendas o intereses nos guíen, y tomar decisiones que no sean las mejores para el bienestar de los chilenos.
Por eso, estamos dispuestos a aceptar cambios más lentos o graduales, siempre y cuando se hagan reales y sean sostenibles en el tiempo. La radicalidad no se mide por la intensidad de las propuestas, sino en la capacidad de transformar la realidad de manera efectiva. Como dice el viejo adagio: ”No se calienta la casa con la leña prometida”.
Lejos, entonces, de aquella rebeldía que quiere hacer valer en la acción, al final, solo una imagen de sí mismo, una satisfacción casi personal. Al convertir la autoimagen en propuestas de vida singulares, pero sin la capacidad de generar fuerza política y transformaciones sociales, se corre el riesgo de caer en la impotencia e irrelevancia, condenando así a esas ideas, a ser meras ilusiones personales sin poder de cambio real.
La política no puede ser solo palabras vacías, sino una acción transformadora que permita cambiar la realidad social. Así pues, «Pensar en Chile» no se reduce a un simple eslogan, sino que representa un compromiso permanente para alcanzar cambios y transformaciones significativas en el país. Solo a través de este esfuerzo constante, podremos avanzar a una sociedad más justa y digna para todos.
