Ex Subsecretario general del PS.
El país atraviesa por una de sus mayores crisis, sino la más crítica en lo social, político, económico, ético y valórico.
La violenta confrontación que ha desencadenado la derecha y los intereses fácticos que representa, están generando un riesgoso cambio que bajo supuestos como la seguridad ciudadana, busca mantener un orden que mantenga quieto los intereses que representan, avanzando peligrosamente a cercenar las libertades y valores democráticos de la sociedad chilena.
El panorama global de América Latina es de una dura confrontación de la clase dominante contra los esfuerzos por construir un futuro progresista en países como Argentina, Bolivia, Perú y Brasil. En los últimos años se ha abierto la esperanza de sociedades más justas y libres para los grandes sectores oprimidos. Chile forma parte de esta confrontación continental. El gobierno progresista al cual como socialistas estamos apoyando entra en la mira de aquellos que ven en el desarrollo de la libertad y democracia un riesgo para sus intereses. El arrinconamiento al gobierno de Boric cada día se hace más violento.
En este contexto, el PS ha convocado a su XXXII Congreso Ordinario.
Los Congresos Ordinarios del Partido Socialista tienen como objetivo fundamental analizar, discutir y plantear las nuevas alternativas que el socialismo chileno considera justas para proponer al país. Esto indica que durante seis meses se convoca para entrar en la reflexión y discusión conjunta con toda la militancia. En esto estamos retardados. Cada estructura del partido entra en la discusión. Se supone que todos los temas entran al tapete del análisis. Los mecanismos que se activan para organizar este congreso fijan las etapas de él. No es necesario esperar minutas de discusión, porque en la discusión misma se construye. La realización de estas discusiones congresales ya se hace necesaria, incluso podría servir de insumo para las Directivas que están enfrentando los problemas actuales, podrían ayudar a fortalecer la postura de los socialistas frente a los embates de los intentos de derrota total que pretende la derecha.
Necesitamos imperiosamente analizar lo que ha sucedido y está sucediendo en Chile, encontrar explicaciones al retroceso que hemos sufrido, entre las grandes manifestaciones de una sociedad que pedía cambios y que en el inicio de la instalación de la primera constituyente estas mayorías llegaron a manifestarse en un 80% versus 20% de la derecha en el plebiscito de entrada y que un año después en el plebiscito de salida fuimos derrotados por 62% contra 38%. No bastan las explicaciones someras que se han estado debatiendo. Como socialistas tenemos la responsabilidad de elaborar un camino que vuelva a encauzar a las fuerzas democráticas y a los grandes sectores laborales en la lucha y defensa de una sociedad libre, socialmente justa y plenamente democrática.
Nuestra historia nos obliga a ser la barrera que contenga los riesgos de volver a perder las libertades y derechos sociales legítimos en aras de una supuesta seguridad.
Dentro de la reflexión que el Socialismo Chileno debe hacerse está volver a poner en el primer nivel el rol principalmente de las fuerzas sociales del trabajo como garantía de que efectivamente necesitamos un país democráticamente justo y para lograrlo se necesitan las fuerzas unidas del trabajo y los trabajadores como garantía para los cambios.
Se debe comenzar hoy el Congreso del Partido Socialista, en cada comuna, en cada frente social, en cada lugar que nos permita levantar un camino que no corra riesgo de retroceso.
Esta es una tarea que se construye no se da de manera natural. Quienes desean mantener el estatus quo en el Partido lo ven como un mero trámite que debe conservar los actuales equilibrios de fuerza. Por el contrario, los socialistas de Izquierda buscamos retomar el camino de los cambios profundos apoyados en una mayoría ciudadana sólida.
