Periodista.
Cuando faltan menos de dos semanas para la elección de consejeros constitucionales, convertida recién ahora en una contienda de medición del peso de cada una de las colectividades políticas –creen ellos-, la ciudadanía sigue sin mostrar mayor interés en que su voto será decisivo para cambiar finalmente la Constitución de Pinochet.
Las encuestas, al margen de su mayor o menor credibilidad, dan señas de que chilenos y chilenas no saben qué se vota, para qué y de hecho, en una mayoría alarmante, no les interesa.
La encuesta Criteria del fin de semana pasado, enciende nuevas luces rojas. Se consultó a la población sobre su interés en el proceso constituyente en marcha: los resultados señalaron que tan sólo un 31% de los chilenos está interesado. El interés en la elección de consejeros constitucionales, que son las personas que crearan la nueva propuesta a plebiscitar, descendió de un 66 a un 30%. De las personas que votaron por el «Rechazo» el 4 de septiembre, un 51% no sabe por qué votar, un 41% volverá a rechazar y un 8% aprobará. Hay otras encuestas con números peores. Y son las que definitivamente perturbaron las oficinas de los partidos –todos- y del gobierno.
La encuestadora Data-Influye por su parte, entre sus mediciones anotó que sólo el 3% declaró conocer a los expertos designados, mientras que el 59% reconoció haber oído sólo de unos pocos o simplemente no conocer a ninguno. Sobre las candidaturas, el 63% dice no conocer a ninguno o muy pocas y sólo el 4% asegura conocer a todos.
Y hasta la desprestigiada encuesta Cadem coincidió en el desinterés. Según el último estudio realizado, un 70% dice tener poco o nada de interés en el proceso constitucional y lo relativo a los consejeros; y solo un 19% de los encuestados respondió que están algo interesados en la elección de consejeros constitucionales para el nuevo Proceso Constituyente.
Por último, según la última encuesta Feedback-UDP, un 66% no conoce a los candidatos a consejeros constitucionales, mientras que el 83% está poco o nada interesado en el nuevo proceso constituyente. Es decir, la coincidencia en el desinterés de la ciudadanía por el proceso es total. Habrá que ver qué pueden hacer los partidos y el propio gobierno por cambiar el destino.
La derecha en llamas
Pero no sólo lo de la elección del 7 de mayo está preocupando. Más que en otras oportunidades, la agenda se repletó de actividades de gobierno, que por cierto, fueron escasamente cubiertos por la prensa controlada por los grupos económicos.
Ya pasó el primer impacto del duelo por los carabineros asesinados y todo vuelve a su carril. La derecha comenzó de inmediato a buscar ese “algo” que le pudiera servir de caballito de batalla en su campaña permanente en contra del gobierno. Tal parece que lo encontró en la nueva Estrategia Nacional del Litio. No había pasado un día, y los detractores de la medida gubernamental, calificada como positiva incluso en el exterior, comenzaron de inmediato a atacarla, sin medir las consecuencias de esos ataques para el país en el extranjero.
Si hasta se atrevieron a hablar de una “ola de estatización”-como lo dijo el presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), Ricardo Mewes. Muy rápido desde el gobierno le respondieron a él y a todos los detractores que quisieran que la explotación del litio fuera de los privados y que el Estado mire de lejos. “El litio es del Estado, todos los salares son de todos los chilenos. Lo que estamos haciendo es tomar la decisión de abrir los salares a un proceso de explotación para una industria sostenible, con resguardo del medioambiente, con diálogo en las comunidades y de la mano del sector privado porque sabemos que hay empresas que han podido tener experiencia en materia internacional de explotación del litio, y que la requerimos”, les aclaró la Ministra Secretaria General de Gobierno, Camila Vallejo.
La secretaria de Estado precisó que “lo que estamos haciendo es una invitación al mundo privado, a que este recurso, que es de todos los chilenos y chilenas, pueda ser explotado de manera responsable, en una alianza virtuosa y con mirada estratégica”.
Jugada maestra
Pero el Mandatario, antes del revuelo por la salida de la ministra Uriarte y anticipándose al trabajo legislativo que está ad portas, había resuelto un tema que a muchos los tenía nerviosos: la enfermedad de la ministra Ana Lía Uriarte que dejó huérfana de apoyo a la Ministra del Interior, Carolina Tohá justo en los momentos en que la crisis por el crimen organizado se hacía presente con furia.
En una jugada calificada como maestra, nombró al entonces senador Álvaro Elizalde como Ministro SEGPRES. Un hombre conocedor del Estado, de los enredos del poder –Ejecutivo y Legislativo- y cuya habilidad para los acuerdos, es conocida por tirios y troyanos. Así lo constató el director de Data Science, Cristóbal Huneeus, quien respecto al nombramiento de Elizalde sostuvo que el Presidente «está dando dos señales. La primera es que la experiencia vale, y la segunda es que el contacto con el parlamento es clave». Opina que Elizalde “será un gran apoyo para la ministra Tohá. Aquí faltaba una fuerza política que pueda alinear a la coalición. El exsenador Elizalde hizo eso durante un año y, por lo tanto, creo que será un gran aporte».
«No olvidar que todavía quedan tres años de Gobierno y el Presidente se da cuenta de que tiene que cambiar el rumbo de manera drástica, y esta es una señal en ese sentido», añadió.
Con esta decisión, el Presidente Boric volvió a descolocar a la derecha, que hasta hace poco ensalzaba la Concertación y la Nueva Mayoría en contraposición al Partido Comunista y el Frente Amplio, a los que criticaba cada vez que podía por su escaso conocimiento de la gobernanza. ¿Qué van a decir ahora, con ministros y subsecretarios que hasta ayer alababan? En eso están. Buscando y armando un nuevo guion para pegarle al gobierno.
Derecha amenazada
Tiempo tienen poco. Porque como nunca, o por primera vez se sienten amenazados por dos fuerzas emergentes que, por lo que dicen los entendidos en esto de los números electorales, podrían dar una sorpresa en la derecha: los republicanos de José Antonio Kast y el partido de la Gente, más bien de Parisi. Ambos con un marcado discurso populista que no es seguido por la derecha tradicional.
El ex presidente del partido Evópoli y ex asesor de Piñera, Hernán Larraín Matte hace varios días lanzó su voz de alerta respecto al Partido Republicano: “La idea de ellos es dar un testimonio de convicciones, rechazando todo, que es exactamente lo que vimos en el Frente Amplio. Temo que los consejeros Republicanos, una vez adentro, trabajen para el fracaso de este proceso constituyente”. Añadió su convencimiento de que “hay una derecha que lidera José Antonio Kast que está buscando el fracaso de este proceso”.
Larraín fue consultado por las encuestas que le dan una buena posición a republicanos y al Partido de la Gente. ”Hay que tener mucho cuidado con las encuestas porque los últimos procesos electorales han sido todos una sorpresa. Hay voto obligatorio. Y mucha gente no sabe si va a votar o que está desinteresada. A eso se suma un fenómeno de cansancio y agotamiento de la ciudadanía con el proceso constitucional. Con todo, si es que Partido Republicano y Partido de la Gente tuvieran un buen resultado, uno va a tener que preguntarse si van a trabajar para el éxito del proceso o para su fracaso. Y ahí vamos a ver cuál es su grado de responsabilidad con el país”.
Si bien en el oficialismo hay preocupación por el resultado del 7 de mayo, el que auguran no será positivo, más nerviosismo hay en la derecha. Particularmente en la UDI, el partido más amenazado por Kast. La apuesta de los republicanos es dar un paso clave en su estrategia de asumir la hegemonía de la derecha y están haciendo lo imposible por posicionar a sus los candidatos en la Región Metropolitana y en Valparaíso. A tal punto que José Antonio Kast no salió de vacaciones en febrero y recorrió el país, apoyando especialmente a Macarena Bravo, la candidata del Partido Republicano que se presenta como hija de un padre feriante y de una madre asesora del hogar y a Luis Silva, abogado y académico de la U. de Los Andes.
La verdadera apuesta de Kast es por la presidencial. Y de ahí que aspira a convertir a su partido en el más grande del país. Para ello, está utilizando dos temas de gran sensibilidad para la ciudadanía. Kast apareció con todos los candidatos del partido en una actividad que tuvo en el centro de Santiago. Lanzó la campaña “Cero Narcos”, y su discurso se centró en atacar al gobierno y al Presidente Boric, proponiendo –al estilo Trump- la construcción de una zanja en el norte del país para evitar el ingreso de migrantes. Una semana antes había presentado el plan “Cero Ilegales”, basado en el control migratorio.
Menudo problema para la derecha es esta ultraderecha populista. Porque no solo es Kast y su gente. También está Parisi y la suya, que no trepida en utilizar incluso a gente como Pamela Jiles y el alcalde Carter para –como afirma- ser el próximo gobierno de Chile.
