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La Caída de José Antonio Kast Marcó el Debate Presidencial

Imagen: ANATEL

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A pocos días de las elecciones hubo una lógica política que se rompió en el último debate presidencial. Los ataques a quienes están supuestamente en la pool position fueron la tónica y eso era lógico. Es lo que ocurre siempre cuando todos disparan contra el ganador, que en este caso eran dos. Algunos de esos ataques fueron sangrientos y en ellos se destacó Marco Enríquez Ominami. Y lo que también rompió la lógica fue el hecho que ¡finalmente! hubo algo de debate sobre los programas, pero sólo algo.

Lejos, lo más impresionante en esta fractura de la lógica política, sobre la que todos los analistas habían analizado y reanalizado, fue la posibilidad de sacar al pizarrón a José Antonio Kast con resultados que pueden ser fatales para este candidato de la extrema derecha.

Fue la ocasión que se aprovechó profesionalmente para que respondiera sobre sus propuestas programáticas más temerarias: género, infancia, medio ambiente, economía,  discriminación, entre otros.

Y donde quedó al desnudo el ultraderechista fue -en lo principal-, en dos oportunidades: cuando frente a sus respuestas inciertas y dubitativas, una de las periodistas, Macarena Pizarro de Chilevisión, le preguntó si él había escrito o no su programa. Eso, aparte de la carcajada general que provocó su respuesta respecto a las termoeléctricas a carbón, que según su programa, seguirán existiendo. Y cuando Manuel Astorga dejó en evidencia que el representante del Frente Social Cristiano desconocía la proyección de crecimiento del país. Debió reconocer que no sabía el PIB tendencial, ignorancia que fue aprovechada hasta el paroxismo por su rival Sichel y, además, quedó inhabilitado para criticar a Boric por un error cometido en otra ocasión al dar una cifra, con críticas y burlas que había hecho todos los días desde que ocurrió. Ahora no fue un error de cifras de Kast. El lo dijo con todas sus letras: no sabía el PIB tendencial. Lo ignoraba.

Fue justamente el momento que aprovechó Sichel, que le enrostró a Kast que su ignorancia era inadmisible. Lo dejó en evidencia, revelando su falta de competencias en materia económica. Todo un golpe para la derecha que se le había escapado, cuando creyeron que el republicano era su salvación.

Pérdida de confianza

Entonces, lo que cambió abruptamente fue precisamente la débil posición en que quedó Kast durante y después del debate. Ocurrió lo que de alguna manera vivió en su momento el candidato Jadue frente a Boric en sus primarias. Alguien dijo: “en la confianza está el peligro”, y eso fue lo que ocurrió con el candidato republicano.

Es que Kast obviamente llegó al set confiado en la tendencia que estaban mostrando las encuestas y, además, convencido que sus caballitos de batalla en los debates anteriores: seguridad, migrantes, Araucanía, orden público, entre otros, lo pondrían nuevamente en el podio de ganador. A tal extremo que llegó hasta con una bandera cubana para homenajear a los opositores que se manifestaron en ese país, cuestión sobre la cual nadie le preguntó.

Kast se vio obligado a enfrentarse a los temas que ladinamente había logrado evitar en debates y entrevistas de su campaña, relativizando e incluso obviando algunas de sus propuestas más extremas. No fuera a ser que los votos de Sichel que se habían sumado a su proyecto, se fugaran de nuevo, pero al revés. Porque otra de las conclusiones del debate fue que Sichel recuperó protagonismo.

Es más. Los analistas suponían que su error al defender a Pinochet en un encuentro con corresponsales extranjeros sería el eje de los misiles que recibiría por parte de sus adversarios. Kast iba preparado para eso. Incluso en un momento fugaz se vio en pantalla uno de los papeles que llevaba como apoyo, con Boric y la famosa camiseta donde aparecía Guzmán acribillado. No lo pudo usar. Porque esos temas no fueron lo principal. Fue su programa. Eso fue lo que lo desencajó y perdió confianza y seguridad, lo que fue público y notorio.

Hay consenso que el candidato de la derecha tradicional lo hizo bien, al punto que habrá que ver en los próximos días si Sichel es capaz de recuperar los votos que se le fueron, si es que los recupera. Y lo que hará Kast para frenar esa sangría.

¿Y los otros?

Gabriel Boric, también recibió fuego graneado. De hecho, se esperaba que Yasna Provoste repitiera los fuertes ataques que le hizo en días anteriores a propósito del flaco favor que le hizo el PC a Boric, al defender las elecciones de Nicaragua,  devenido ahora en un país en dictadura, como lo calificó el candidato. No lo hizo. Fue con guante blanco, a sabiendas que ambos se necesitarán para la segunda vuelta, sea quien sea el que pase a enfrentar a la derecha. Una actitud que no quiso poner en práctica MEO, quien fue particularmente áspero con Gabriel Boric, ácido con Kast y ninguneador con Yasna Provoste, a quien evitó mencionar en la medida de lo posible.

Boric puso en práctica aquella vieja estrategia de no exponerse ni enojarse con los ataques cuando se está a pocos días de las elecciones. Tranquilo, respondió todo, pero no brilló. Yasna Provoste por su parte, jugó su última carta de buena manera, tratando de ser quien pase a la segunda vuelta. Respondió sin vacilar los temas más complicados para la DC -como el aborto y su propuesta de indulto para quienes han sido injustamente detenidos y llevan más de un año en prisión preventiva- y pudo exponer algunas de sus propuestas sobre educación y economía, entre otras.

Hasta ahora, Sichel aparece como ganador frente a Kast. Pero, en definitiva, para el candidato de la extrema derecha fue una de esas noches que cualquier candidato quisiera olvidar. Se vio obligado a explicar su posición frente a la dictadura de Pinochet y enfrentar numerosos cuestionamientos a su programa en materias valóricas y de género. Más aún. Se vio forzado a manifestarse dispuesto a revisar su plan de gobierno. A seis días de la elección.

No por casualidad el analista de extrema derecha, Kenneth Bunker, señaló luego del debate que “Sichel estuvo bien. A diferencia de Kast, logró plantear un buen debate, encontró un tono que hizo sentido. El problema de Sichel es que hay un factor sicológico en esta elección, donde hay mucha gente que iba a votar por él antes que sintiera que Sichel no podía ganar y que Kast sí. Entonces, aquí hay una barrera que no sé si esté a tiempo de pasar. Pero sin duda, lo que perdió Kast, lo recoge Sichel en buena parte”.

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