Periodista.
Conforme pasan los días desde el lamentable y alevoso asesinato del suboficial Mayor de Carabineros, los ataques al gobierno y particularmente a la Ministra del Interior, Carolina Tohá, no han cesado. Más bien aumentan. Al extremo de tergiversar declaraciones, actos y hechos, no sólo en las redes sociales y alguna prensa, sino en lo que es más enojoso y peligroso por la olla a presión que se va alimentando, también en insultos y faltas de respeto algo desbocados.
Es que producto de errores propios y ajenos en el oficialismo, la derecha finalmente está logrando dominar la agenda política, llevando agua a su molino y acorralando a un gobierno que está enfrentando el peor momento a propósito de la inseguridad que se acentuó en el país luego de tres homicidios e intentos de ello a personal policial.
Luego de conocerse lo ocurrido con el suboficial mayor Daniel Palma, pareció instalarse una fiebre de declaraciones e iniciativas para “detener” los ataques del crimen organizado. En un lado y en el otro.
Por cierto, la derecha ha centrado, convenientemente, una supuesta culpabilidad por lo que está ocurriendo con la delincuencia en el gobierno, olvidando sus promesas de campaña de terminar con la puerta giratoria de criminales y agresores.
De la promesa de la derecha respecto a terminar con esa “puerta giratoria”, pasando por “delincuentes, se les acabó la fiesta” del primer gobierno de Piñera, hasta los resultados del estudio 2019 de la Fundación Paz Ciudadana creada por el dueño del diario El Mercurio, revelan que “la estrategia de seguridad del Gobierno fracasó. Subió la victimización, los delitos violentos y el miedo», señalaron.
Había fracasado la promesa hecha en el primer y en el segundo período de Piñera, donde la derrota de la delincuencia la enarbolaron como una de sus principales banderas de campaña presidencial que llevó a la derecha al poder.
Nada de eso recuerdan hoy. Tampoco que tuvieron a las policías en una pobreza franciscana desde el punto de vista de su armamento, de sus elementos de protección y hasta de bencina para los carros policiales. En contraposición una y otra vez emplazan al gobierno y a la Ministra Tohá por lo que está sucediendo con el crimen organizado.
A pesar de todos los ataques recibidos, la Secretaria de Estado, demostrando su capacidad política, no quiso ponerse a la altura de sus atacantes y no respondió de la misma manera como lo hizo la derecha, al conocerse que el tercer detenido por el crimen de la sargento Rita Olivares, había recibido este mismo beneficio por Sebastián Piñera.
Por primera vez
Para el Presidente Boric debe haber sido un impacto de proporciones el resultado de la votación de la Ley Naim-Retamal. Durante días, el gobierno fue objeto de presiones y ataques de la derecha por su supuesta falta de apoyo a las policías. Como nunca, en las tratativas para ordenar la casa y aprobar leyes que se estaban discutiendo desde hace un tiempo y que por la alarma pública creada por los asesinatos a carabineros el gobierno decidió apurarlas, quedó en evidencia que la derecha en el Parlamento tiene la sartén por el mango. En ambas Cámaras.
No es casualidad que se hayan retirado de la mesa de seguridad donde participaron en un principio, invitados por el gobierno justamente para armar un robusto paquete de medidas contra el crimen organizado. Los indultos entregados por el presidente Boric fueron la excusa perfecta para dicho retiro, intentando no quedar ante la opinión de chilenos y chilenas, como el sector que se niega a legislar para detener la delincuencia. En la medida de lo posible, por cierto.
Es ese cambio en la correlación de fuerzas en el Parlamento lo que aún no convence al oficialista Apruebo Dignidad. Un dato que al parecer no se le ha tomado el peso real y se sigue insistiendo en que el gobierno debe respetar el programa aprobado hace un año antes, cuando Boric ganó gracias al voto de todas las fuerzas progresistas. Y ocurrió que por primera vez su coalición, aquella con la que llegó a la segunda vuelta presidencial, le daba la espalda y votaba en contra de un artículo de la Ley Naim-Retamal. Una ley que le costó sangre, sudor y lágrimas al gobierno encontrar el punto de acuerdo con los opositores. El punto es que le abrió desacuerdos con parte de su coalición. Si hasta uno de los mejores amigos del Mandatario, el diputado Gonzalo Winter, votó en contra.
El Mandatario, sin embargo, actuó promulgando las leyes de la agenda de seguridad, incluyendo la que provocó la desmarcación de su propio sector. Una situación que aún no se aplaca del todo, pese a que en los últimos días el oficialismo le entregó su apoyo a Carolina Tohá para agilizar la tramitación de una serie de proyectos de ley en seguridad, para que puedan ser prontamente despachados. Fue un acuerdo que se adoptó tras una reunión realizada el pasado lunes entre el presidente del Senado, Juan Antonio Coloma (UDI), y de la Cámara de Diputados, Vlado Mirosevic (PL), con autoridades de la SEGPRES y del Ministerio de Interior para acordar la coordinación legislativa de los proyectos. Se trata de 31 iniciativas para las cuales se definieron plazos para su despacho. Entre ellas, el proyecto de crear una Defensoría de las víctimas y el Ministerio de Seguridad.
Por supuesto, el acuerdo del Ejecutivo con el Legislativo provocó resquemores entre los parlamentarios del oficialismo. Hubo de realizarse una reunión especial para finalmente despejar el camino de la Ministra Tohá, hasta ahora blanco preferido de los misiles de la derecha. Pero también de algunos propios.
Hay quienes en el oficialismo sostienen que el liderazgo adquirido por Carolina Tohá, que la pone a la altura de una presidenciable, para la derecha es una situación que deben detener. De ahí los ataques permanentes y que, al parecer, difícilmente cesarán. El punto es que al otro lado también se elevaron las críticas y no se ve mucha ayuda para blindarla.