Periodista.
En tiempos de desencanto con el ámbito futbolístico nacional y de desencantos en la actividad misma: fracasos o tibias campañas en las categorías adulta, juvenil y de damas a nivel de selección, partidos de escaso vuelo en la competencia local, dirigentes poco comprometidos con el desarrollo competitivo del balompié y presencia de uno que otro energúmeno en las tribunas (festival de bengalas y cortaplumas abiertas, incluidas), dentro lo bueno quisiera referirme al regreso a las contiendas internacionales de nuestro primer campeón y tricampeón de la era rentada: el “viejo y querido Magallanes”, como bautizara a este club el recordado Julio Martínez.
Pero, más que enfocarme en el presente, bifurcaré a un interesante pasado. Tal como ahora, aunque con un sistema de competencia distinto, en 1985 Magallanes representó a Chile en la Copa Libertadores. Por entonces el equipo albiceleste llegaba como vicecampeón tras ganar poco menos de un año antes la liguilla que sucedió al larguísimo torneo nacional de la primera categoría 1983-84.
Y en el referido cuadrangular que definía al acompañante del campeón 83-84, Colo Colo, al principal torneo continental de clubes, el elenco carabelero superó en el puntaje final a tres escuadras fuertes: Cobreloa (que finalizó la competencia mayor solamente un punto detrás del cacique), Universidad de Chile y Universidad Católica. En efecto, tras vencer a la UC por 3 a 1 en el cierre, Magallanes aseguró su presencia en la Libertadores.
Destacaban en esa escuadra, afincada como hoy en San Bernardo, el arquero Adolfo Nef, el «gringo» de Colo Colo 73; Benedicto Pereira, un brasileño de físico imponente y guardián de la retaguardia; Claudio Toro, el «fino», de juego técnico y elegante; el velocísimo y habilidoso puntero derecho, Rodrigo Santander; y unos muy jóvenes Eduardo Vilches (defensa), Luis Pérez (ambas figuras del club popular campeón de la Libertadores seis años después) e Ivo Basay (quien, con 19 años, sería el goleador del campeonato de primera división de 1985), entre otras figuras.
Magallanes, Colo Colo y los uruguayos Peñarol y Bellavista fueron parte de uno de los cinco grupos de la fase inicial de la la Copa, tiempos en los que participaban sólo 21 clubes: el campeón y el vicecampeón de cada liga sudamericana más el monarca vigente (el de ese momento era Independiente de Avellaneda) que iniciaba su participación en la fase dos, donde junto a las escuadras ganadoras de cada serie pasaban a distribuirse en dos grupos de tres donde los que terminaban en primer lugar jugaban la gran final. El «rey de reyes» de ese año fue el Argentinos Juniors, provisto de una figura superlativa: Claudio Borghi.
El elenco albiceleste no pasó de fase. Ocupó un modesto pero digno tercer lugar. En tiempos en que los partidos ganados valían dos puntos, nuestra «vieja y querida academia» llegó a cinco. Y no es poco ante elencos poderosos, como Peñarol, que ganó el grupo, y el mismo Colo Colo, que contaba con astros como Roberto Rojas (el «cóndor»), Lizardo Garrido, un joven Jaime Pizarro (ambos futuros campeones de América en 1991), Jaime Vera, Severino Vasconcelos, Carlos Caszely y Horacio Simaldone, entre otros.
Ambos duelos ante los albos fueron perdidos por los sanbernardinos. Pero ante los dos equipos uruguayos Magallanes sacó cinco puntos de ocho posibles. Ganó los dos duelos ante Bellavista. Claudio Toro, con un gol de hermosa factura en Santiago; Rodrigo Santander y Luis Pérez , autor de un tanto de tiro libre impecablemente ejecutado en Montevideo, fueron los grandes protagonistas de esas victorias, cuyo global fue 3 a 1 (2 a 1 como local y la cuenta mínima en la capital uruguaya).
En cuanto a los partidos contra el linajudo club aurinegro, empató en Santiago a un gol y perdió por la cuenta mínima en la revancha. No obstante, en el pleito jugado jugado en nuestro estadio Nacional (hoy con el nombre de Julio Martínez Prádanos añadido a la denominación original), la academia no solamente jugó de igual a un equipo que fue campeón continental un par de veces en esa misma década, sino que abrió la cuenta con perfecto tiro penal ejecutado por Santander. Víctor Hurtado empató para los charrúas. El elenco uruguayo contaba con estrellas como el portero Fernando Álvez (el mismo que fue vencido por Marcelo Barticciotto algunos años después en el primer gol en el estadio Monumental de los albos), Mario Saralegui y Hebert Revetria (fundamental en el título obtenido por Colo Colo año siguiente), entre otras.
Hoy
Han pasado 38 años desde esa hazaña, la cantidad de clubes que participa hoy en la Libertadores más que dobla (47) a la que había en la versión de 1985. Además, fomentado por negocios añadidos bastante más robustecidos que los de décadas precedentes (derechos de televisión, publicidad, etcétera), la cantidad de fases ha aumentado dada la posibilidad de acceso para clubes más modestos que hicieron campañas destacadas en sus respectivos países.
En la actual versión Magallanes -ascendido a la serie de honor y tricampeón inédito en poco tiempo: primera B, Copa Chile y Supercopa de Chile- llegó a la fase eliminatoria directa del principal evento de clubes del continente con esos antecedentes más que meritorios. Y paso a la fase siguiente tras vencer al elenco boliviano de Always Ready por contundentes 3×0 en Rancagua y 3×1 en La Paz.
Hoy cuenta con otras figuras: Albert Acevedo, César Cortés, Matías Vásquez, Julián Alfaro, Felipe Flores, Christian Vilches, Fernando Piñero y Marcelo Filla, entre otras, y ha logrado perfilar un buen juego, que buscó hacerle frente a un rival de pergaminos mayores como Independiente de Medellín. No obstante al resultado negativo (3 x 1 en el global) frente al elenco colombiano, el cuadro carabelero ya tiene asegurado, al menos, un cupo en la Copa Sudamericana.
¡Salud por Magallanes y su regreso a las contiendas internacionales!
