Félix Mora, Es integrante de la Red Plurinacional de Jueces y Juezas de las Américas. Actualmente ejerce como Juez de Paz de la Corte de Justicia de Ontario, Canadá, y se desempeñó como Juez de Refugio e Inmigración del Gobierno de Canadá, durante más de 11 años.
El pasado 25 de Junio, Guatemala volvió a enfrentar una elección más que necesaria; sin duda, una elección donde las palabras esperanza y democracia se diluyen y desaparecen en las abominables fauces de las fuerzas antidemocráticas de Guatemala.
Bajo el mandato del Presidente Alejandro Giammattei, las fuerzas antidemocráticas han intensificado sus ataques en contra de los defensores de los Derechos Humanos, se ha atacado a las Cortes de Justicia y, obviamente, a la prensa independiente.
Numerosos(as) guatemaltecos(as) han tenido que buscar asilo y/o protección bajo otros cielos.
Aquellos que no han logrado escapar, languidecen en las cárceles, con acusaciones que no resisten un juicio serio, tales como la fiscal anticorrupción, Virginia Laparra, y el dueño del diario El Periódico, José Rubén Zamora.
El caso de Virginia Laparra –declarada prisionera de conciencia por Amnistía Internacional– golpea las conciencias de hombres y mujeres del mundo.
Ha transcurrido más de un año, desde que fuera arbitrariamente detenida, tras denunciar de corrupción al Juez Lesther Castellanos, utilizando los canales administrativos de propio sistema judicial.
Virginia fue capturada inicialmente junto a otras fiscales, todas abogadas anticorrupción, todas mujeres; y en Mayo 9, fue sentenciada a cuatro años de prisión.
En este escenario, un número aproximado de 30 administradores de justicia han debido escapar del país, durante los últimos años.
José Rubén Zamora, propietario de uno de los tabloides más populares de Guatemala, “El Periódico”, que denunció de manera regular la corrupción rampante en Guatemala, incluyendo al actual Presidente, Alejandro Giammattei; también fue llevado a juicio, acusado de “lavado de dinero”, siendo sentenciado hace algunas semanas a seis años de prisión, en un juicio denunciado por las organizaciones de Derechos Humanos, que acusan la debilidad del estado de derecho, que se limita a obedecer a la autoridad de turno.
La realidad demuestra que, en estas recientes elecciones de Guatemala, la gran perdedora es la Democracia.
Para mayor evidencia, es necesario agregar lo ocurrido a Thelma Cabrera, indígena trabajadora del campo, quien se presentó como candidata a la Presidencia, pero el Tribunal Electoral no le permitió registrarse como tal.
A saber, Thelma Cabrera obtuvo el 10% de la votación en la elección presidencial anterior y, desde esa fecha hasta ahora, alrededor de 26 miembros del Comité de Trabajadores Agrícolas, que fundara el Partido de Thelma Cabrera, han sido asesinados.
Cabrera ha declarado que el sistema imperante en Guatemala es libre para la corrupción, pero ata las manos de quienes son honestos y no es posible seguir aceptando este sistema de esclavitud.
Hoy, con las elecciones ya realizadas, el Tribunal Supremo Electoral de Guatemala informó que el partido Unidad Nacional de la Esperanza, (aquella que está lejos de ser la esperanza para el pueblo), con su candidata, Sandra Torres, lidera los resultados con un aproximado 15,55% de los votos.
Uno de los principales cuestionamientos a las aspiraciones presidenciales de Sandra Torres, es la denuncia de financiamiento irregular durante la campaña de 2015, equivalente a 5 millones de dólares, cuando su principal recaudador de fondos era Gustavo Alejos, el secretario privado del expresidente Álvaro Colom. Un audio que se filtró a la prensa recrea una conversación que sirve de base a la denuncia, pero ella niega haber recibido el dinero.
El segundo lugar en esta primera vuelta de la elección presidencial lo ocupa el candidato Bernardo Arévalo de León, del Partido Semilla, con un aproximado 11,93% de los votos, quien hasta hace muy poco ni siquiera aparecía mencionado en las encuestas previas y nada hacía presagiar que irrumpiría en este segundo lugar a la presidencia.
Al respecto, los grupos de poder empresariales, que han puesto y quitado presidentes a su antojo, nunca lo consideraron una amenaza real. Ni siquiera la prensa guatemalteca o extranjera lo incluyó en la lista de los candidatos a tener en cuenta.
Fue así como la ciudadanía, harta de manipuladores y corruptos, optó por entregar su voto al candidato Arévalo de León, un hombre de izquierda, un académico, convertido mediante el voto popular en la figura que ahora disputa, a quienes han gobernado el país desde siempre, la posibilidad de convertirse en Presidente de la tan vapuleada Guatemala.
El próximo 20 de Agosto, se llevará a cabo la segunda vuelta electoral, para elegir al nuevo Presidente de Guatemala. Cualquiera sea el desenlace, es imperativo estar atentos a los resultados.
No es suficiente estar alertas. Nosotros los socialistas, debemos buscar mecanismos para obtener la liberación y el otorgamiento de asilo a Virginia Laparra, quien ha sufrido el atropello de todos sus derechos, incluyendo una prisión injusta por denunciar la corrupción en su país; y a José Rubén Zamora, también en prisión por denunciar sistemáticamente la corrupción rampante en este país de la América Morena.
