Periodista.
El dirigente socialista Camilo Escalona está intranquilo mirando el panorama
político del país y de la oposición en particular. Mientras permanece en su casa
resignado a salir sólo dos veces en la semana, “porque en pandemia las reglas del
juego son para todos”, se dedica a observar atentamente lo que está ocurriendo
en este Chile convulsionado. Cuando puede opina en la Comisión Política de su
partido, de la que es miembro invitado como ex presidente. Cuenta que mantiene
con su compañero Arturo Barrios un espacio de opinión en Facebook llamado El
Dedo en La Llaga, (@eldedoenlallaga) donde enjuicia y expone lo que piensa a
quien quiera escucharlo.
De lo que está seguro es que no postulará al Parlamento: “he llegado a la
conclusión que se necesitan nuevos liderazgos”, afirma seguro. Pero, eso no
significa que su voz no sea escuchada no sólo en su partido. Por eso es que es
importante conocer su opinión sobre el complejo momento político que se está
viviendo en el país.
¿Cómo ve el panorama político actual?
El déficit más grande que veo, el problema más grave, es la falta de claridad en
las fuerzas de oposición. Porque se dispersan en múltiples direcciones. Todas son
válidas, pero no están estructuradas en una estrategia, en una mirada hacia
adelante. Están todas en el mismo nivel: el retiro del 10%; el impuesto a los super
ricos; la protesta contra el requerimiento al Tribunal Constitucional; las elecciones
del quince y dieciséis de mayo -que también están todas en un mismo nivel no
siendo todas iguales, vale decir, la municipal, la regional y la de constituyentes-,
las candidaturas presidenciales con vistas a derrotar a la derecha en diciembre y
retomar la conducción del Estado. Son todas cosas importantes, pero no hay
claridad respecto a cómo se ordenan y eso genera confusión.
Entonces, en mi opinión, y aquí me tiro al agua, hay que ordenarse. Para mí, la
tarea de las tareas es la Convención Constituyente. Sacar más de dos tercios de
la Convención, asegura una amplia mayoría que esté por dejar atrás el Estado
subsidiario e instalar un Estado Social de derechos. Si no logramos que la
Convención Constitucional cumpla los propósitos y las aspiraciones que la hicieron
nacer, vale decir, las multitudinarias movilizaciones sociales de octubre y
noviembre 2019 que dieron origen al acuerdo político que permitió plebiscitar la
realización de esta Convención, el que se redacte una nueva Constitución y
finalmente se plebiscite para instalar un texto constitucional nacido en democracia
terminando con la Constitución del ochenta, si no logramos concentrarnos en esta tarea como lo principal, la frustración que se va a generar en el pueblo de Chile
será gigantesca.
Por eso, yo lo que digo es que de aquí al quince y dieciséis de mayo, hay que
concentrarse en sacar la mayor cantidad de constituyentes. Naturalmente que la
mayor cantidad de gobernadores, alcaldes, alcaldesas, concejales también, pero
ordenada en relación a la importancia que tiene la Convención Constitucional.
Inmediatamente después, ordenarse en torno a la batalla presidencial para
derrotar a la derecha. Pero hay que tener prioridades. Todas las cosas son
importantes, pero tiene que haber un hilo conductor dentro de esas tareas que son
importantes.
¿Y en ese sentido, qué papel está jugando su partido?
¿El Partido? Yo creo que, al igual que todas las fuerzas de la oposición, colocando
todas las tareas en el mismo plano. No todas las tareas pueden estar en el mismo
plano, no todas. De repente nos entusiasmamos con el retiro del 10%, y me
parece muy importante, una batalla política central para derrotar a Piñera, para
demostrar la política de hambre que siguió durante la pandemia, para demostrar la
avaricia y el egoísmo. Me parece sumamente importante esa batalla política.
Pero, no hay que perder de vista que lo central es la mayoría opositora en la
Convención Constitucional. Esto, la derecha lo tiene sumamente claro y trabajan
sistemáticamente, silenciosa, pero persistentemente con el propósito de sacar la
mayor cantidad de constituyentes. En cambio, yo observo que, en el ancho mundo
democrático, no se mira con la rigurosidad con que se tiene que mirar esta tarea
esencial.
Imaginemos que después del fenómeno de la batalla político social, dos millones
de personas salen a la calle, que centenares de miles protestan en las calles
después que el gobierno prácticamente estaba en el suelo. Que las deliberaciones
de la Convención Constitucional por la correlación de fuerzas que allí se constituya
no logra reemplazar las bases institucionales del modelo neoliberal. Porque hay
que erradicar el Estado Subsidiario y esa es la cuestión esencial y para eso hay
que tener una correlación de fuerzas que lo permita. Me parece que de pronto
nosotros no miramos con la crudeza que se necesita mirar las tareas de fondo.
¿Es usted crítico del rol que está jugando la oposición y el PS en esta
coyuntura?
Yo no le cargo la mata al Partido Socialista, porque hay una competencia negativa
dentro de la oposición. Se ha escogido de manera completamente inadecuada el
momento en que cada fuerza quiere hacer su propio perfilamiento, entonces eso
tiñe y nubla el panorama.
En este sentido, ¿qué opina de las diferencias entre el PS y el PPD por la
candidatura presidencial única?
Creo que ese es un episodio completamente desafortunado. Mi opinión en la
Comisión Política del Partido era que debíamos desestimar ese “gallito”, porque
está directamente en relación a lo anterior. La ciudadanía nos ve peleando por
cuestiones que no son las principales, sobre todo en este momento.
Creo que el llamado de Paula Narváez no ha sido escuchado con todo el
dramatismo que tiene. Las penurias de millones de personas deben situarse como
lo principal y para eso debemos tener una posición clara y hacer pedagogía
política. A la gente hay que explicarle que, mientras se mantenga la Constitución
del ochenta, las bases institucionales para avanzar hacia la justicia social no
existen. Es indispensable tener otra base institucional, por eso es que la
Convención Constitucional es lo más importante.
Luego, naturalmente que es el tema presidencial, porque requerimos quitarle la
conducción del Estado a la derecha. Entonces, cuando la prensa de derecha
maliciosamente, interesadamente, le da difusión a esta divergencia, entre el PS y
el PPD respecto de una preprimaria, entramos en un terreno en que la opinión
pública simplemente no nos entiende y eso nos debilita.
¿Cómo debería ser la primaria de la oposición: incluyendo a la DC, sacando
a la DC. ¿Cómo debería ser?
Comparto lo que dice Paula Narváez. Tienen que participar todos los que quieran
participar.
¿Incluyendo a Daniel Jadue y Pamela Jiles?
Desde la Democracia Cristiana hasta el Partido Comunista, todas las fuerzas que
decidan participar en primarias legales de la Oposición. No existe hoy nadie que
pueda decir “yo me pongo en la puerta con un cartel y digo mire, usted entra,
usted no entra”. No existe ese protagonista político tan importante hoy día. No hay
quien tenga ese rol en el sistema político nacional como para que pudiéramos
resolver esa fórmula.
Pero no teme, como han dicho algunos, que, en primarias de toda la
Oposición, ¿podría ganar Ximena Rincón en detrimento de Paula Narváez o
de Heraldo Muñoz?
Entonces trabajen para que gane la Paula Narváez. A mí me parece que ese
argumento está demás. Yo creo que Paula Narváez es una gran candidata. Creo
que todos esos argumentos de que puede ganar otro, que hay otra candidatura
que le puede ganar, sólo cumplen una función de menoscabo de nuestra
candidatura. Me parecen muy desafortunados esos rumores, filtraciones de mala
fe.
Me parece que hay mucho de chaqueteo como se dice en nuestro país, de envidia
de cuestiones subalternas. Si nosotros tenemos la voluntad de unir a la Oposición, el mecanismo que permite unir a la Oposición, son las primarias legales sin
exclusiones. Si una fuerza dice, “mire, yo no voy a participar porque yo creo que
mi candidato es el mejor y va a ganar en la primera vuelta, y pongámonos de
acuerdo entonces para la segunda vuelta”; bueno, está bien, es una decisión que
esa fuerza tomará. Yo estoy en una posición en que a nadie se le puede obligar y
tampoco a nadie se le puede excluir.
¿Cuáles son a su juicio, las debilidades y las fortalezas de la candidata
socialista?
Su dificultad ha quedado clara en la crítica que hacen los medios: que el grado de
su conocimiento es aún insuficiente. Esa es una desventaja naturalmente. Pero el
contraargumento es que cuando surge la candidatura de Paula Narváez, no había
ni en el Partido, ni en el espacio socialista una lideresa o un líder, que lograra
reunir la amplitud del apoyo que alcanzaba Paula Narváez. Es posible que hubiese
muchas candidaturas latentes, pero no había candidaturas explícitas y la que llenó
el espacio fue Paula Narváez.
Tenemos que dar esa batalla asumiendo esa desventaja: tiene que lograr un
grado de conocimiento muy alto en muy poco tiempo. Del 28 de enero a la fecha,
naturalmente que el tiempo ha sido un factor escaso. Pero hay que asumir la
situación como es, porque le dio al Partido Socialista la figura que no tenía.
Finalmente, ¿Cuál es su juicio sobre este gobierno en general con la
pandemia y la situación económica?
Bueno, excluyendo a la dictadura, yo creo que de los gobiernos civiles es el peor
de la historia de Chile. Porque es un gobierno que simplemente pone obstáculos.
Incluso un gobierno de derecha tradicional hubiese tomado decisiones para
apoyar a la población en una situación como la que estamos viviendo.
No es casual que el retiro del 10%, contra toda la presión que hace el gobierno a
la derecha -que es escandalosa-, la mayor parte de sus diputados y una franja que
es superior a un tercio de los senadores, votan en contra del propio gobierno. Es
decir, en la propia derecha hay conciencia de que, en las condiciones de un
estado de excepción, a la gente se le impone quedarse en su casa, sin tener
ingresos que les permitan sobrevivir. Esta es una cuestión entera y
completamente insólita. Yo creo que, desde ese punto de vista, este gobierno ha
sido lo peor que le podría tocar a Chile en una cuarentena como la que estamos
viviendo.
