Periodista.
Finalmente, la temida e inesperada realidad se impuso particularmente en la UDI. Está ad portas una verdadera sangría electoral para la derecha. Cuestión que ocurrirá este año y el próximo, pese a la pandemia, pese a los intentos de algunos sectores por cambiar lo que ya está establecido. Perderán alcaldes en ciudades imprescindibles para apoyar a sus candidatos futuros sea a los gobiernos regionales, al parlamento, a la futura asamblea constituyente y, finalmente, a la presidencia. Para la derecha, los alcaldes han sido una parte importante de su engranaje electoral. Más hoy día, que -según las últimas encuestas- son las únicas autoridades con prestigio, por su papel cercano a la gente enfrentando la crisis sanitaria y económica que tiene a un gran porcentaje de la población cercana a la pobreza y al hambre. De ahí que trataran por todos los medios de evitar que el proyecto aprobado, se hiciera realidad.
Entonces, todas las batallas que parte de la derecha dio para evitar que se concretara el proyecto que limita la reelección de autoridades, modificando el acápite de los alcaldes y en lo posible, de los parlamentarios, las perdieron.
“Gobierno sin conducción política”
Desde el momento en que el gobierno decidió promulgar la ley en cuestión, se hizo visible el caos existente en la derecha. A tal punto, que la presidenta de la UDI, Jacqueline van Rysselberghe llegó a decir en una entrevista radial que “la conducción política del gobierno es bastante endeble” y que el Ejecutivo está “sin convicción” y “no es capaz de defender sus ideas”. No sólo se estaba refiriendo al proyecto mencionado, sino, además, al acuerdo al que se comprometió con la oposición respecto a la creación de una licencia médica preventiva para madres cuyo post natal haya vencido en marzo.
La irritación de la UDI y de sectores de extrema derecha es -aparte del propio Piñera- fundamentalmente contra el Ministro del Interior, Gonzalo Blumel, quien no ha sido nunca, al parecer, santo de su devoción. Ahora lo acusan de no haberse jugado en el Congreso para conseguir los votos que se requerían para aprobar un posible veto del Ejecutivo solicitado al gobierno por el gremialismo. Buscaban, al borde del desespero, evitar que 97 alcaldes quedaran impedidos de repostular una última vez.
De hecho, el Ministro de la Segpres, Claudio Alvarado, mantuvo diálogos con alcaldes, las directivas y los jefes de bancada de RN y la UDI, a quienes les insistió en que “si quieren que se envíe el veto, deben estar asegurados los votos”. El Ejecutivo exigía al menos 58, con un amplio margen de error para evitar derrotas por deserciones de última hora. Es evidente que el gobierno estaba dispuesto, pero requería “certeza” de que estarían los votos. El Presidente Piñera no quería sufrir un traspié en el Congreso. Eso y la cuestión sobre la admisibilidad del proyecto de posnatal de emergencia, que derivó en un acuerdo que, según opositores, le implicó al gobierno ceder con sus adversarios luego de semanas de discusiones, colmó el vaso de la UDI, cuestión que fue puesta de manifiesto por la presidenta de ese partido.
La respuesta del Ministro del Interior no tardó. “Cualquier cambio hubiese requerido un consenso y un apoyo importante. Eso no ocurrió”. Olvidando la demora en promulgar la ley, los malabares paraconseguir los votos para un veto presidencial y el convencimiento inicial de la derecha de que habría un veto, el ministro defendió el anuncio de Piñera. “En una decisión de Estado lo que corresponde es respaldar esa decisión, que fue tomada única y exclusivamente por una convicción de que era la decisión correcta”. Blumel destacó que dicha ley se despachó con un amplio apoyo transversal y con un amplio apoyo ciudadano, agregando que “el Presidente promulgó la ley precisamente por la convicción de que era lo que correspondía hacer”.
La irritación está latente. De hecho, poco después del anuncio de Piñera, la Presidenta de la UDI, Jacqueline Van Rysselberghe, saltó iracunda: “Aquí hubo falta de voluntad, de convicción y de coraje. Yo he conversado con el ministro Blumel y me dice ‘yo soy ministro del Presidente’. Pero eso es como cuando los niños chicos dicen ‘no fui yo, fue mi mano’”, dijo en una entrevista radial.
Lo cierto es que cuando aún el gobierno está en entredicho por su fracaso en la estrategia inicial para controlar el coronavirus; cuando se hacen esfuerzos por mantener a raya los deseos de gritar sotto voce que el país ya está saliendo del túnel de la pandemia en base a cifras que no pocos ponen en duda; cuando se buscan -sin encontrarlas- explicaciones a la desobediencia de la población frente a las cuarentenas; cuando la imagen presidencial sigue a la baja y su autoridad está quebrada como quedó en evidencia, de nuevo, con la torpeza de la compra en una vinoteca; cuando ya están surgiendo los brotes de un anunciado estallido social; y cuando la derecha más recalcitrante busca por todos los medios torcerle la mano al destino sugiriendo incluso cambios en las fechas electorales, empezando por el plebiscito de octubre, el desorden, los conflictos y el verdadero caos va en aumento en la derecha.
Que cada vez más cada uno se está rascando con sus propias uñas, quedó en evidencia con lo ya señalado respecto a elecciones municipales y el post natal de emergencia. Lo que los viejos políticos dicen es que ello aumentará a medida que el gobierno vaya terminando su período. Y más aún, a medida que llegue el momento en que cada colectividad se pese en los comicios venideros, tanto de gobierno como de oposición. Y eso está a la vuelta de la esquina.
La tormenta perfecta
“¿Así es que el post natal que necesito con urgencia ahora voy a tener que pagarlo yo con mis propios ahorros?¿Y el gobierno qué?” Fue la pregunta que se hacían muchas madres cuyo tiempo de cuidado de sus recién nacidos está por expirar y se enfrentan a la obligación de regresar a su trabajo. Fue su conclusión luego de escuchar al presidente Piñera anunciando un proyecto para que las madres accedan a la Ley de Protección del Empleo, que significa usar su seguro de cesantía. Fue la respuesta del Ejecutivo al proyecto parlamentario de postnatal de emergencia que presentó la oposición, apoyado por algunosparlamentarios del oficialismo, que se tramita en el Congreso, trabado por el Ejecutivo y su coalición.
Era la tormenta perfecta. Era indispensable y urgente encontrar una solución porque ellas necesitan regresar a sus labores, de lo contrario pueden ser desvinculadas (como se usa decir ahora) y no pueden darse el lujo de la cesantía; no hay jardines infantiles; no hay abuelos que cuiden a los pequeños y no pueden arriesgar a sus niños a enfermarse y tener que llevarlos a un centro de salud donde el Covid-19 acecha cada día más.
Ese nuevo round entre el gobierno y la oposición y que duró varias semanas perjudicando con ello a las mujeres, finalmente se zanjó con un protocolo de acuerdo, en el que el gobierno se comprometió a presentar ahora indicaciones que contemplan la creación de una licencia médica preventiva parental COVID-19, la cual será de cargo de la respectiva Isapre o de Fonasa, según corresponda. Queda aún camino por recorrer y en la discusión en el Parlamento se verá si puede o no cumplir con las expectativas que las organizaciones de mujeres tienen con ese derecho para tiempos de pandemia.
En todo caso, dejó nuevamente heridos oficialistas en el camino, porque como dijo la presidenta de la Udi, “cuando uno tiene un gobierno que termina diciendo sísiempre”, entonces comienza la desafección. Y, sumarle, como dijo el presidente del Partido Socialista, escuchar más y así “evitar darse una enorme vuelta para finalmente aprobar lo que la oposición propone. Debe escuchar con más rapidez y tener disposición para avanzar en medidas robustas para salir de la crisis”.
No fue solamente la dirigente de la UDI la que rasgó vestiduras por lo acaecido con el post natal de emergencia. El senador Andrés Allamand, quien protagonizó un bochornoso episodio en el Senado, al tratar de manera más que despectiva a un compañero de su partido que defendía la posición contraria a la suya, declaró que estaba en juego «la lealtad a la Constitución política y al propio Gobierno». «Yo, lo que no entiendo es que haya parlamentarios que se dicen de Gobierno, que, en vez de respaldar las iniciativas de Gobierno, prefieran aliarse con la oposición para desconocer las atribuciones que tiene el Presidente de la República en estas materias», sostuvo.
El senador recalcó que “no entiendo que esas personas se puedan aliar con adversarios de Gobierno para, simplemente, desconocerle o restarle atribuciones al propio Presidente de la República al que dicen apoyar. Me parece que es una incoherencia completa”. De paso, aprovechó de atacar, una vez más, al presidente de su partido, Mario Desbordes. “Me gustaría en estas materias un planteamiento mucho más resuelto de Mario Desbordes…Es cierto que no hay órdenes de partido y que cada parlamentario finalmente debe votar como quiera, pero el partido debe fijar una posición oficial en estos puntos, por supuesto que es absolutamente indispensable, y yo eso lo echo de menos. Creo que Mario Desbordes, que opina de muchos temas, debiera tener una posición clara en esta materia que fuera una orientación hacia el resto». Agregó que «se puede ser presidente de RN, tratar de que se mantenga como el partido más grande, pero al mismo tiempo tener una visión de conjunto respecto de Chile Vamos», agregando que el diputado «polemiza mucho más con los aliados en Chile Vamos que con la oposición, y eso a mí no me parece correcto».
Pero Evopoli salió al ruedo expresando suincomodidad por la postura adoptada por sus socios de coalición. Señalan que ellos desde el día uno se han manifestado a favor del límite a la reelección y que, por lo mismo, no pueden buscar los votos en su tienda para un veto. “Para Evopoli el límite a la reelección es una bandera desde que nacimos como partido político, por lo tanto, lo que hicimos en el Congreso fue aprobar y apoyar esta causa con mucha convicción”. Y agregó: “Si RN y la UDI le piden al gobierno un veto, ellos tienen los votos para hacerlo. Entonces, es fundamental que se hagan responsable de aquello y no apunten y hagan responsables a terceros”.
Mientras, se está a la espera de otro posible veto al proyecto presentado por la oposición que prohíbe el corte de servicios básicos en pandemia y posterga el pago de deudas en ciertos casos. Esto implica reingresar la iniciativa al Parlamento, lo que desató las críticas de la oposición.
La iniciativa –que está desde el 11 de junio esperando la promulgación del Ejecutivo- es parte de los proyectos considerados inadmisibles por La Monedajunto con el post natal de emergencia, y motivó otro enfrentamiento entre el Gobierno y el Legislativo tensionando así una vez más las relaciones entre ambos poderes del Estado.
