Inicio Destacado Ciudadanía abandonada

Ciudadanía abandonada

Crédito Foto: Patricio Muñoz Moreno

0

Al principio de los vapuleados treinta años, comenzó a instalarse un modo de transitar en las nuevas normas, leyes, reglamentos, modelos e ideas heredadas de la dictadura militar, algo complaciente. En los inicios daba miedo contravenir el status quo ante el riesgo de que Pinochet decidiera devolverse, como había amenazado. Transcurrió el tiempo y esa posibilidad se fue paulatinamente alejando, suavizando y sumiendo a la clase política emergente en una especie de conformidad. Lo que se revirtió entonces, no fue la dictadura, sino la propia clase política, los partidos, los parlamentarios, los conglomerados. Hasta instalar un modus vivendi que los beneficiaba a todos. Se produjo un acuerdo tácito de manejo de leyes, debates, propuestas, comisiones investigadoras, acusaciones constitucionales y presentaciones ante el Tribunal Constitucional. Claro, de todos modos era necesario algunas presiones por aquí, otras por allá, conciliábulos privados, alguna boleta trucha, un poco de raspado de olla.

Entretanto la ciudadanía, el pueblo, el constituyente, el hombre y la mujer comunes, la muchedumbre, no recibían, desde esa clase política ningún apoyo para la comprensión profunda de las circunstancias en que estaban viviendo. Al revés, la desinformación de los medios, el manejo irresponsable de conceptos e interpretaciones apoyados por una comunicación aplastante aportaban lo suyo.  Se hablaba profusamente de que los partidos tenían clientes y no militantes o adherentes, que se negociaba todo en su interior. Pero nada se hacía por reparar aquello, no se vislumbraba la posibilidad de que, de pronto, sería necesario que toda esa muchedumbre tuviera cultura cívica y política, de modo que sus decisiones frente a las urnas fueran claras, informadas, eficientes, con amplitud,  grandeza y cultura. “Usted es responsable de sus progresos y sus derrotas, usted tiene que avivarse, aprovechar las oportunidades que se le da,  jugar bien el juego. Si vive mal es que no supo jugar, o es flojo, no es emprendedor ni inteligente”, eran las conclusiones superficiales.

Entonces, hoy  comienza el espectáculo de buscar culpables después de esta modificación brutal en la conducta de la ciudadanía.  Pero ¿qué se podía esperar? Las facciones en pugna vertieron toda su fuerza para tironear a esta muchedumbre en una dirección y en otra incapaz ella de entender con claridad, los fines, tendencias, márgenes, intenciones, sin poder ir más allá de sus requerimientos inmediatos. La enorme trama y urdimbre de reglamentos e instituciones, sus formas de operar, las triquiñuelas posibles en funcionamiento, la eventualidad de las colusiones, la perversión de los créditos y la obligación de endeudarse hasta morir. Nadie les enseñó explícitamente con la intención de que tuvieran una comprensión verdadera. Su rol fue minimizado al máximo posible: trabajar, comprar, endeudarse y votar.

No creo, y tengo la certeza absoluta, de que nada de eso será corregido. Es un riesgo muy alto hacer que la ciudadanía tenga una plena comprensión de cómo es el país en que vive, cómo funciona y tener la capacidad de percibir las verdaderas intenciones de los slogans, las frases mediáticas, las ofertas, los discursos, las caras y la gesticulación de los que detentan los liderazgos y son responsable de ejercer el poder.

Volveremos a ser tironeados por los medios, las redes, los algoritmos, las  ofertas, los discursos, las declaraciones, ahora sí que sí. Aparecerán los rostros antiguos con nueva expresión, gesticularán casi igual y nos dirán que es diferente y vuelta de nuevo a lo mismo. Los despreciados aparecerán en gloria y majestad, los que no pudieron, ahora se esforzarán aún más o se arrimarán a los que parece que les irá bien, todo será en nuestro favor, pensando en nuestro bienestar, nuestra alegría.

La derecha se adjudicará sin pudor el 62% de la votación del rechazo y creará un escenario en el cual tendrá la mayor capacidad decisional sobre la nueva Constitución. El futuro constitucional se negociará en el Parlamento y lo construirán aquellos que la ciudadanía dejó fuera por responsables del estallido. Regresarán con más ansias que nunca a recuperar los espacios perdidos.

Habrá Nueva Constitución pero despojada de todos aquellos derechos, oportunidades, correcciones y nuevos espacios que la muchedumbre demandaba. Se negociará entre ellos lo que mutuamente convenga, se sujetará todo aquello que daña sus intereses, negociarán protegidos por la falsa idea de que representan a la ciudadanía, por lo tanto ésta no tiene que participar porque ya lo está haciendo.

Un país ignorante, al cual se le niega la claridad de las ideas, se le esconden las verdaderas intenciones, se le cambia el significado de las palabras, que vive entre pequeñas y grandes traiciones cotidianas, se le niega apoyo y participación. Ese país merece lo que esas masas clientelares, manipuladas, sometidas, estén dispuestas a aceptar.

Ahora, llegó el momento de la restauración de lo que casi se pierde.

SIN COMENTARIOS

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Salir de la versión móvil