Sociólogo.
“El océano es grande porque no rechaza ningún afluente”.El presidente de la República Popular China, Xi Jinping, el año pasado, en la celebración del Bicentenario de Karl Marx, en Beijing.
En la lógica tradicional de construir una narrativa, el elemento de síntesis histórico más profundo y que ha resistido mejor el paso del tiempo, es sin duda el Mito. Depósito de conciencia colectiva, transmitido a través de los relatos de los especialistas de la cultura (Géza Roheim: “El sujeto central de la cultura”) en ocasiones rituales, cargadas de eficacia simbólica, en ellas se reproducía el recuerdo, como modelo para entender lo que iba a ocurrir, a través de la repetición de sus elementos fundamentales. Mutatis mutandis, aquí estamos en la edad mítica de la construcción del espíritu, sometidos a la incertidumbre de la crisis existencial, en la cual no es el individuo quién habla, sino la historia a su través.
Condición ritual de la escritura, que encontramos en la interfase, repetimos entonces -para que lo veas lector-, que este año la Sociedad de los Científicos Atómicos,considera tres ámbitos qué definen el “nuevo anormal”que acerca la humanidad a solo dos minutos (en un día entero…) del fin: la bomba atómica, el cambio climático y las tecnologías disruptivas. Entre esas tres dimensiones, como si se tratara de conciencia, cuerpo orgánico, mente consciente y psiquis inconsciente, se articulan nuestras creencias y nuestras acciones, los mitos y los ritos de esta querida humanidad que también somos y que ya parece que no alcanzó a ser…
Como el cabo se trata de publicaciones semanales, en un sitio digital que permite sin censura, la plena expresión de nuestras ideas, podemos apelar a ciertos contenidos qué bien vistas las cosas, en su dimensión autobiográfica, replican los sentimientos de la historia por los que transita, como un relato, al caer la tarde del Antropoceno, de un día que no habrá durado más de setenta años.
Política y ciencia
Mientras la escalada de amenazas y guerra a las que nos ha acostumbrado la administración norteamericana, oscila entre la visita del pasado fin de semana, de su presidente al de Corea del Norte, aprovechando la reunión del G20 en Japón, los golpes económicos a Irán, utilizando la misma arma del oprobio y el “bloqueo” por la que los conocimos en Cuba, Nicaragua, Iraq, Libia y you name it -y recién en Venezuela-, las “sanciones” a India y la República popular China y las increíbles declaraciones del ex jefe de la CIA y actual secretario de Estado, Pompeo, al decir hace unos días en la Cima de los países del Ártico, que no importa que se deshiele el polo, porque es buen negocio para la explotación de los minerales que allí se encuentren, otros propósitos políticos basados en la ciencia y otros intereses -de paz y armonía-, se le siguen oponiendo.
En respuesta, a las amenazas de los USA de imponer más aranceles comerciales, China ha estado buscando apoyo en otros países, incluida Rusia, que Xi visitó la semana pasada para afirmar su cercanía con Putin, a quien describió como su «mejor amigo».
Muchos países económicamente avanzados, las principales economías europeas y Japón, han expresado sus preocupaciones sobre el enfoque unilateral de la administración Trump, pero quieren apuntalar el sistema multilateral de la OMC, no comenzar algo totalmente nuevo
En efecto, la confrontación comercial entre Estados Unidos y China, que tiene a la tecnología como su punto álgido, se ha expandido velozmente a otras áreas, como la geopolítica y necesariamente involucra a otros países.India es uno de los muchos que ha expresado su preocupación por el impacto de las políticas proteccionistas de la Casa Blanca, que la afectan directamente por sus convenios de compra de petróleo a Irán. A quien los USA tienen un “embargo”. Así la Organización de Cooperación de Shanghai, es una plataforma apropiada para expresar su postura.
Según informan los medios de la India, el recientemente reelegido primer ministro de India, Narendra Modi, pese a ser un reconocido representante del empresariado, unió fuerzas con el presidente chino Xi Jinping y el líder ruso Vladimir Putin, en el marco de la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (SCO), en Kirguistán esta semana, expresando sus preocupaciones sobre el enfoque proteccionista delos USA y su presidente.
La organización, conocida como la «alianza del Oriente», liderada por Beijing, tiene como objetivo proporcionar una plataforma alternativa para la cooperación política, económica y de seguridad, para aquellos que no estén de acuerdo con ser liderados por los Estados Unidos, u otras naciones occidentales, y la India se convirtió en miembro hace dos años.
La cumbre de la OCS permitió a la República Popular China consolidar los lazos con Nueva Delhi y establecer una nueva propuesta de un sistema multilateral de comercio, fortaleciendo las relaciones con Rusia y la India, que también es víctima de las sanciones comerciales de Trump. El principal objetivo de la India es de mantener un equilibrio, tanto económico como estratégico, ya que a pesar de las diferencias entre los dos países, tanto China como la India entienden la importancia mutua, tanto a nivel regional como a nivel internacional. Ambos son importantes partes interesadas en la política asiática, así como en los asuntos geopolíticos globales.
La cumbre de la OCS, por razones que podríamos llamar evidentes, casi desconocida en nuestro país, puede desempeñar un papel importante en el fortalecimiento de las relaciones de la India con las demás potencias regionales y mundiales.
La cumbre se produjo antes de la reunión entre Xi y Trump en la cumbre del G20 en Japón, donde pese a las débiles señales emitidas (aunque ciertamente, el que no seamos parte de la desintegración nuclear es ya una gran noticia), los ecos de los resultados de la reunión de la Organización para la Cooperación de Shangai (OCS), tienen que haber ayudado a calmar los ánimos con que el imperio enfrenta los resultados adversos de su dominación.
Ciencia y política.
Hemos dicho en las últimas entradas, qué entre el 15 y el 27 de junio se estaba realizando la conferencia de Bonn y que allí se definirían temas que serían esenciales para la COP 25 en Santiago.
Más de 3300 delegados se juntaron para el encuentro, en dos semanas de reuniones, incluyendo más de 1900 delegados de los gobiernos (aun cuando el silencio es proverbial, nuestra delegación fue nutrida y seguramente muy activa y consciente haciendo negocios), 1300 representantes de organizaciones observadoras y unos 1100 representantes de organizaciones no gubernamentales, así como unos 60 representantes de los medios informativos del mundo.
Así, dijimos, se esperaba que los delegados realizarán progresos sobre el artículo 6 del Acuerdo de París, que concierne las aproximaciones cooperativas de “mercado y no-mercado”, continuando con la tarea de construir el Rulebook o “libro de reglas” del acuerdo de París cómo se trató en la última COP24 de Katowice en Polonia. Sin embargo,los textos tipo -de borrador-, que produjeron los facilitadores encargados, no lograron obtener el consenso de los países y los dos cuerpos subsidiarios que allí se daban cita[1], acordaron modalidades para continuar el trabajo en diciembre en Santiago, programando en la incertidumbre, las tareas fundamentales qué la próxima Convención Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático, habrá de enfrentar.
Asimismo, se esperaba aprobar los Términos de Referencia (TOR) para la revisión del Mecanismo Internacional de Varsovia (WIM, por sus siglas en inglés), sobre Daños y Pérdidas”, asociados a los impactos del cambio climático. Los TOR fueron adoptados,para “tratarse” en COP25, sin que ello no signifique que una gran oposición entre los países desarrollados y los no desarrollados, volviera, a producirse en este álgido tema, sobre el que habremos de volver.
También era parte de la discusión prevista, reportar instrumentos de medición y otras materias referidas al Marco de Transparencia, en el contexto del Acuerdo de París. Las partes, luego de arduas negociaciones, acordaron seguir trabajando y enviar notas informales a los facilitadores, para avanzar en Santiago.
En la agenda se encontraba el trabajo conjunto del acuerdo de Koronivia en Agricultura . Allí, como en todos los otros ítems de la negociación, los países acordaron establecer los temas para un taller posterior sobre manejo sustentable de la tierra y gestión del agua, así como en la definición de estrategias y modalidades para avanzar en prácticas y tecnologías que permitan aumentar la resiliencia y la producción sustentable de alimentos.
Y así mi cuenta puede no ser oficial y encontrar usted que ninguno de sus campos, refleja de manera absoluta los acuerdos urgentes que la realidad no puede menos que exigir, es conveniente señalar que los países (Parties) tampoco pudieron avanzar sobre temas relacionados con el Fondo de Adaptación y su relación con el protocolo de Kioto y el Acuerdo de París o, los Marcos comunes de las futuras Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDCs),señalando que se continuaría considerando estos temas, sin fijar reuniones inter sesiones entre los grupos, o acordando una fecha límite para alcanzar acuerdos.
Y en rigor, si lo anterior pareciera “poco avance” (el lenguaje de las comunicaciones oficiales reza: “sustantivos acuerdos fueron logrados”), los más fundamentales desacuerdos, por paradojal que pudiera ser, se establecieron en lo que tiene que ver con los saberes científicos. En este sentido, se expresó con reiterada frustración, por los países más vulnerables, el qué no se incorporara de la debida manera y subrayando sureal importancia, el “SR1,5 de aumento de la temperatura global en un mundo dividido por la pobreza”, del IPCC, que hemos citado con rigor y necesidad en estas líneas.
Gracias al “aporte” fundamental de Estados Unidos, Arabia Saudita, Brasil y también Rusia,quienes defendiendo sus intereses extractivos, se opusieron a utilizar los resultados de dicho informe, como origen de discusiones sustantivas, sólo se agradeció al IPCC por su trabajo, pero no se lo utilizó como referencia obligada de los estudios a venir, como muchos esperaban. Muchos delegados de los países se juntaron con representantes de las organizaciones de la sociedad civil, vistiendo camisetas qué decían” la ciencia no es negociable”.
Las conclusiones del SBSTA, son a este respecto paradigmáticas ,ya que si por una parte se pidió al secretariado diseminar el conocimiento, solicitar retroalimentación y fortalecer las modalidades de trabajo existentes, así como explorar nuevas vías para diseminar y comunicar los resultados científicos, qué piden priorizar las áreas temáticas de clima extremo (olas de calor, inundaciones, tormentas de viento y de arena, ciclones y precipitaciones extremas, sequías, falta de agua y degradación de la tierra, deforestación y pérdida de tierras de cultivo, acidificación de los océanos, vulnerabilidad de las áreas costeras, y ecosistemas, incluyendo los humedales, deltas de los ríos, así como agricultura y seguridad alimentaria),por la otra -y al mismo tiempo-, las partes discutieron con ahinco el informe de la Organización Meteorológica Mundial (WMO) “Estado del clima 2018” y cuando unos países proponían anotar la “alarma” para “subrayar la urgencia y su preocupación”, frente a la oposición de los países productores de petróleo, las palabras fueron removidas, haciendo que en rigor, aún en lo que concierne el relato, la verdad científica sea ocultada a la toma de decisiones y la política.
Nos vemos en septiembre en New York, nos vemos en diciembre en Santiago y veremos, como decimos entre nosotros, que dijo el ciego.
[1] SBI, SubsidiaryBodyforImplementation (Cuerpo Subsidiario para la Implementación) y SBSTA (SubsidiaryBodyforScientific and technologicalAdvice) Cuerpo Subsidiaro para el consejo Científico y Tecnológico.
