En el día internacional de los Derechos Humanos, desde la Coordinadora Feminista 8M, nos hacemos presentes para reafirmar nuestra lucha incansable por la garantía y reconocimiento de aquellos derechos que merecemos y nos corresponden a todas las personas.
Ponemos las vidas de mujeres, niñas y disidencias en el centro, porque sabemos que históricamente se nos han negado nuestros derechos, que se nos ha desaparecido, se nos ha obligado a gestar sin desearlo, se nos ha negado nuestro derecho a amar libremente, a expresarnos, a manifestarnos y a desarrollarnos en igualdad. La lucha por nuestros derechos humanos es una lucha por la dignidad de nuestras vidas y la de todos los pueblos.
Es en este escenario político, que hemos decidido dar un paso al frente como feministas, en la primera línea contra la ultra derecha que pone en peligro nuestras vidas: las de mujeres, niñes y disidencias. Nos situamos, desde nuestra memoria de lucha y rebeldía, desde el hilo rojo de la memoria que nos une a otras que estuvieron antes, quienes dieron sus vidas para detener el pinochetismo y que continúan luchando incansablemente por verdad, justicia y reparación para todas las víctimas de la dictadura que tanto dolor trajo a nuestros pueblos. Sabemos en carne propia, que la amenaza que vivimos hoy, es real.
Este ejercicio de memoria, nos une también, derribando fronteras, a aquellas hermanas internacionalistas que han recorrido un camino similar al que hoy nos toca caminar. Hemos observado otras experiencias, y sabemos, que para detener el avance de la ultra derecha no es suficiente con nombrarles como enemigos y centrar nuestra táctica en personalismos. Sostenemos que no hay otro camino que la unidad, que es necesario un despliegue articulado y coordinado de todas las tácticas, nos encontramos en las calles y en las urnas. Nuestra posición es clara y sin vacilaciones: hoy y no mañana, llamamos a votar por Gabriel Boric. Desde la autonomía de un proyecto propio y distinto al suyo, nos llamamos a defender la lucha abierta por los pueblos el 18 de octubre.
Porque hoy, no da lo mismo por quién votar. No toleraremos que nadie, sobre todo un candidato a la presidencia abiertamente pinochetista y golpista, niegue los crímenes cometidos tanto por militares como civiles golpistas en dictadura y por agentes del Estado en la Revuelta. Es urgente y necesario que exista un compromiso desde el Estado en garantizar la justicia, la verdad, la no repetición y la sanción a cualquier expresión negacionista de las violaciones de derechos humanos cometidas por agentes del Estado de ayer y hoy. Desde la unión de todas las organizaciones sociales, de las mujeres y las disidencias, debemos luchar por mecanismos confiables, populares, participativos y feministas que garanticen no volver a enfrentarnos a casos de violencia político sexual, desapariciones, torturas y mutilaciones.
El Estado ha perseguido y encarcelado la rebeldía y la protesta social de manera sistemática a lo largo de nuestra historia y territorio. No olvidamos a nuestres compañeres preses por luchar por la dignidad y libertad de nuestros pueblos en dictadura, en la revuelta de octubre y por la liberación del Wallmapu. La prisión política es una herida abierta que llevamos de generación en generación y como sociedad debemos hacernos cargo de ella, partiendo por exigir la libertad de todes les preses por luchar y por acompañar a todas a las madres, parejas, familias en su resistencia y lucha, porque sabemos que la resistencia de la prisión política suele tener rostros de mujeres.
Desde la Coordinadora Feminista 8M tenemos el compromiso de no olvidar y de exigir la reparación para todas las víctimas de ayer y hoy, y sus familias. Nos llamamos a no soltar las calles, a estar unides y presentes, a luchar y exigir la memoria, porque sabemos que es la base de una sociedad libre. Por esta memoria que es porfía, fuerza y rebeldía de todas las que nos precedieron, nuestras voces no se cansarán de clamar por el fin de la impunidad, por justicia real y toda la verdad.
