Camilo Escalona Medina, Secretario General del Partido Socialista
Los socialistas chilenos recordamos esta semana a nuestros mártires, en especial, a los miembros de la Dirección Clandestina del Partido Socialista, Exequiel Ponce, Carlos Lorca y Ricardo Lagos Salinas, detenidos y desaparecidos en Junio de 1975.
La Dirección Clandestina asumió su tarea en el momento más difícil del PS, con la institucionalidad desplomada y la democracia derrumbada por el impacto del golpe fascista, nuestro líder histórico, Salvador Allende, muerto en La Moneda, con miles de militantes perseguidos y un número indeterminado de asesinados y sin los recursos materiales que permitieran sobrevivir en la clandestinidad. Con los derechos políticos suprimidos y los derechos humanos brutalmente pisoteados.
Además, agentes provocadores, rumores insidiosos y la feroz campaña en contra de los partidos de izquierda acentuaban los resquemores hacia las acosadas orgánicas que sobrevivían en la ilegalidad. Fue una etapa extremadamente dura. Muy pocas personas se atrevían a ayudar y proteger a los perseguidos.
Incluso, a pesar de la encarnizada represión, la fractura de la izquierda con el centro político se mantuvo, demorándose un tiempo decisivo en ser superada. La izquierda tuvo que bregar diezmada, aislada y acosada para pervivir. En esa situación totalmente desfavorable, el impacto del terrorismo de Estado dispersó a las fuerzas que estaban unidas en torno al Presidente Allende y el desorden político y organizacional se extendió en el movimiento popular.
No se logró evitar que la critica y autocrítica ante una derrota tan dura y desoladora se convirtiera en ásperas recriminaciones que se prolongaron tanto como la dictadura y se generaron sucesivas divisiones que pasaron a ser práctica habitual por las fuerzas centrífugas que hacían imposible poner la unidad en el centro de la tarea política de las orgánicas en la clandestinidad.
En suma, afrontando una adversidad total los miembros de la Dirección clandestina tomaron la misión que su compromiso militante y su conciencia moral les indicó: resistir, a pesar de las dificultades, la acción genocida de la Junta Militar que instaló la paz de los cementerios, del terror y la persecución.
Una luz en la penumbra
Esta semana, la Corte de Apelaciones de Santiago, ordenó retirar del Museo Marítimo una estatua de José Toribio Merino, soporte esencial para Pinochet, uno de los grandes responsables del terrorismo de Estado que usurpó la condición de Comandante en Jefe de la Armada deponiendo arteramente al Almirante Montero, un cínico abusador del poder que ante los crímenes más atroces, como la Caravana de la Muerte, la Operación Condor o el degollamiento de tres profesionales comunistas en 1985, decía que eran “ajustes de cuentas de los extremistas”. Esta decisión judicial es una reparación para miles de víctimas y un alivio para la Armada de Chile que podrá distanciarse de tan nefasta herencia.
Nuestros compañeros, Ponce, Lorca y Lagos, sorteando dificultades hoy inimaginables, lograron sobrevivir más de veinte largos y dramáticos meses, lo hicieron acosados por la DINA, organización criminal de Pinochet, cuya acción de matar y liquidar a la izquierda chilena les cerco paulatinamente.
Sin embargo, fueron una luz en la penumbra. Desde la clandestinidad propusieron la unidad de acción del conjunto de las fuerzas democráticas para derrotar la dictadura. No se consiguió de inmediato, pero sembraron la semilla de unidad que permitió el retorno de la libertad y la democracia a Chile. Hoy, ante el individualismo y el ensimismamiento en los límites de cada grupo, su legado sobresale para orientar a las nuevas generaciones de luchador@s que bregan por una nueva Constitución, nacida en democracia.
Cruzando la barrera del tiempo, Exequiel Ponce Vicencio, Carlos Lorca Tobar y Ricardo Lagos Salinas, han inspirado la lucha por la justicia social y sostienen hoy, con su ejemplo inolvidable, la brega del socialismo chileno por una nueva sociedad. Mucho habrá ocurrido y tendrá que ocurrir aún en el actual contexto del mundo globalizado, pero jamás saldrán de nuestra memoria y siempre impulsarán la causa por un Chile más justo y digno y solidario.
