El COVID 19 y Sus Diferentes Tratamientos en el Orbe según Estados y Democracias

El COVID 19, hoy ya esparcido por todo el mundo, develó una serie de limitantes, contradicciones, debilidades y fortalezas de los modelos de desarrollo de los países a nivel del orbe.

La mayoría de los estados de occidentes con democracias liberales han demostrado ineficiencia en el tratamiento y control del virus, todos ellos con un aparato estatal jibarizado, precario y con recursos limitados, muchas veces establecidos por sus constituciones neoliberales, con componentes extremos de libertades económicas y mínimos de derechos, que los hacen ineficientes frente a una crisis como esta, para:  Fijar precios de los productos básicos, gratuidad para exámenes, entrega de sueldos permanentes por el tiempo que se requiera y medidas económicas más radicales. Autoridades, que en estos estados privilegian y gestionan el concepto del aplanamiento de la curva – con medidas graduales para impedir que el sistema sanitario no colapse y así no se detenga la dinámica económica de sus países, siento este el primer fin de su gestión y medidas.

El ejemplo más patético de las democracias liberales hasido el de D. Trump en EEUU con su forma de abordar la pandemia (El país con más contagiados en el mundo y una cantidad de muertos que recién empieza) con el fin de no detener la economía.

Boris Johnson primer ministro de Inglaterra dijo que todos debían enfermarse e inmunizarse y así la dinámica económica no se detenía -se contagió con el COVID 19 y casi muere-, pero se mejoró y ahora toma medidas más sensatas. Ni hablar del Presidente Bolsonaro en Brasil que ni siquiera merece ser comentado.

España y Pedro Sánchez al borde del colapso, pues le tocó asumir un estado sanitario fragmentado y privatizado por años de medidas equivocadas del Partido Popular (Mariano Rajoy), como dice un video del PSOE: “Asumimos un edificio con los vidrios rotos y no nos dimos cuenta por qué entraba la luz”.

En Italia gobierna La Liga del Norte (Ultraderecha) y Forza Italia (Silvio Berlusconi / Derecha), enemigo de las migraciones, privilegió la economía ya debilitada y no la salud de su país (Infectados y muertos sin precedentes).

Francia no es la excepción con Macrón y sus medidas liberales. Ejemplo: Cuando asumió su mandato, su sistema de salud tenía 950 millones de mascarillas, cuando se inició la pandemia solo había 150 millones. Los números hablan por sí solos.

Y Chile…

Chile, definido por nuestro propio presidente como el oasis y para muchos como el modelo de modelos del neoliberalismo, ha realizado una buena contención del virus desde la mirada del modelo (autoridades), evitando el colapso del sistema, logrando un aplanamiento de la curva, con cuarentenas parciales en el tiempo y en los territorios, pues, este virus es dinámico, indican  las autoridades, con la economía funcionando sin detenerse y con medidas neoliberales. Presentan, además, cifras menos desalentadoras en un contexto mundial desolador (Infectados y muertos); por lo cual, con este diseño y estrategia de cuarentenas parciales y temporales en los diferentes territorios, podríamos estar así hasta fin de año perfectamente.

Pero, ¿Por qué mejor no abordar esta pandemia con una mirada integral, primero como un tema sanitario (Humano) y luego como un fenómeno con consecuencias económicas?  Es mucho mejor una cuarentena total, con los medios de abastecimiento y salarios garantizados para 45 días y luego reactivar la economía con todo, ya que después de estos (45 días) existirán los activos y liquides suficiente para dinamizar y robustecer la producción, ya que esta no es una crisis económica y permanente.

De esta forma se enfrenta de una manera más holística, es decir: lo sanitario, el control y las consecuencias económicas como un sistema. Por cierto, sin dejar de hacer el testeo que se está haciendo diariamente, así llegaremos a junio, mes de inicio del invierno con la pandemia, seguramente muy controlada y las personas con enfermedades bases o crónicas (diabetes, electro dependiente, asma, etc.), que hoy por el COVID 19 (marzo –  abril) en muchos lugares no han sido tratados como corresponda, reciban en esa etapa del año (mediados de junio) la mejor atención y no pasen a engrosar las cifras de muertos (y no precisamente por Coronavirus).

Otros Estados, más allá de su color político, como Corea del Sur, Singapur, Rusia e Israel (No nombro a China porque más de alguien me dirá / no si no, es una dictadura) han tenido otro manejo y comportamiento. Quizás sea porque Oriente y Asía tiene una valoración fuerte por el rol del Estado, con incidencia en la política pública a gran escala y con presencia permanente en la vida cotidiana de la ciudadanía o porque los orientales y asiáticos tienen un principal valoración por lo colectivo y el bien común por sobre el individualismo. Pero más allá de lo que sea, la confianza en sus instituciones es permanente, hace que se estructure y configure una tranquilidad del o la ciudadana de sentirse protegido. Por Ejemplo: en el uso  de la tecnología big data, estadística y plataformas virtuales para monitorear a cada ciudadano/a en sus casas y desplazamientos diarios y la voluntad de estos/as para seguir las indicaciones del Estado, no quedando intranquilos con la sensación que su libertad  está siendo violada, sino por el contario, esa acción es considerada un acto de solidaridad que ayuda no solo a proteger a una persona sino a toda su comunidad.

Esto es lo que puede hacer la diferencia entre una pandemia, su impacto y su abortamiento a través de una mirada política diferente, donde exista un Estado fuerte y solidario, donde las personas tienen confianza en las instituciones y en la valoración de la relación empática que sus autoridades establecen con el medio ambiente y el territorio, fundamentado en el bien común y el respeto a toda la comunidad; herramientas y principios que las democracias liberales, capitalistas y neoliberales no tienen al creer que el Estado debe ser reducido a su mínima expresión y colocar las libertades y el emprendimiento individual como centro de su andamiaje económico en la vida nacional y comunitaria.