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El Verdadero Miedo

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Chile es hoy un país disperso. Desestructurado en sus componentes más fundamentales, las instituciones, la calidad de la política y la crisis de representación. La corrupción en un proceso de intensificación, pues también han caído en desuso los valores morales, la honestidad. No cesa la expansión creciente de la delincuencia, el crimen organizado con todas sus manifestaciones.  Crece el desprecio a las normas, una individualización perversa que destruye todas las expectativas como sociedad. Todo ello visible hasta en las más altas autoridades. Un estornudo de más y cambia el régimen político. La alternancia en el poder ha quedado en el olvido, cualquiera puede ser presidente, las expectativas suben y bajan, las demandas están ahí todavía esperando. La confusión, el caos, la incertidumbre.

¿Entonces?

José Antonio Kast irrumpe en el escenario y sube como espuma. Podría pasar a segunda vuelta presidencial. Hasta podría ser presidente. En Chile Vamos se aprestan a una verdadera “Unidad” del sector incluyendo a Kast que a lo mejor gobierna. Chahuán ha sido explícito y Kast ya dijo que puede llegar a acuerdos. Sichel quema las naves y saldrá digno por el foro.

Kast, dueño de un puñado de certezas, avanza escondiendo su verdadero perfil.

El retorno a una democracia protegida y autoritaria, envuelta en un paquete engañoso cerrado con una cintita ecuménica que es repartido también por unos señores del Frente Social Cristiano. Sabe que en un escenario de completa dispersión e incertidumbre, quien ponga orden y certezas lleva las de ganar frente a una ciudadanía desconcertada y lo hace. Nada más que eso. Una suerte de oportunismo en modo inteligente. Buenos modos, salvar a Chile del comunismo pero con guante blanco, prometer que lo que hay que hacer se hará con mano firme, con la verdad, con transparencia, para Chile, para todos ustedes sin falsos temores. Muy pocas ideas, muy pocos detalles expresados con esa convicción que enarbola como la varita mágica que se necesita para terminar de convencer.

Pero, el verdadero miedo no es que gane el dueño del retroceso más monumental que se ha visto a aparte del golpe de estado. El que puede dejar al neoliberalismo como una democracia deseable.

El verdadero miedo proviene de la frustración ciudadana que vendrá cuando se disipe el humo y la fanfarria. Cuando se choque de frente con todo aquello que vendrá de vuelta y que engendró el llamado estallido social, cuando Kast se quite el guante blanco y pase del modo softpower al modo power en serio sin adornos, sin adjetivos, sin sonrisas edulcoradas ni gestos suaves, cercanos, amigables. El pinochetismo, las bases del autoritarismo, la democracia protegida, la vuelta de una elite que sabe lo que quiere y lo sostendrá con toda la desfachatez del dueño de fundo, de esos  que despiden a la gente de su borde costero, aquellos con tantas ganas de retomar lo que temieron perder.

Esta vez el estallido demorará mucho menos que treinta años. Además, lo que estallará será una ciudadanía que ya hizo  el aprendizaje de la calle, que sabe moverse y cómo demandar. La represión no será dubitativa dejando ojos dañados solamente o quejas por maltratos. Será una represión educativa, una que mostrará cuáles con las consecuencias. Si Kasta nos dice ahora “Atrévete”, para entonces nos dirá qué nos pasa si nos atrevemos a disentir, a quejarnos.

Esa muchedumbre ¿podrá ser detenida, sus expectativas disueltas, atemorizada lo suficiente para reponer el orden del miedo? Su programa dice que se subirá mucho el sueldo de policías y militares, dice que para que haya desarrollo debe primar la obediencia, acatar las instrucciones de los que saben. No más operadores políticos y se eliminarán treinta mil de una vez.

Ese choque del orden con los sueños, de la democracia protegida contra una sociedad de derechos, dará lugar a la emergencia de otro miedo, no el miedo a los que gobiernan sino el miedo que nacerá cuando la muchedumbre no lo tolere, cuando no serán treinta años sino dos cuando mucho, cuando se vea lo que empieza a pasar, cuando para muchos los recuerdos sean insoportables y los otros que empiecen a experimentar lo que era posible solo hasta nueva orden.

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