Periodista.
Si alguna promesa le cobrarán los chilenos a la administración Piñera será la apertura de mayores oportunidades económicas y de empleo. Eso es válido para todas las administraciones de derechas, que se jactan de su manejo macroeconómico por sobre lo que consideran «conductas irresponsables» del progresismo en aras de una mejor distribución de los ingresos.
La última encuesta CEP no muestra resultados especialmente significativos al respecto, con sólo leves mejorías de percepción sobre la economía personal y la situación económica general- dicho por sus propios gestores-, y un enorme caudal grueso de quienes piensan que a pesar de las promesas de «tiempos mejores» las cosas permanecen más o menos igual, a casi un año de la actual administración, e incluso, sorprendentemente que podrían «empeorar» a futuro.
Por un lado, el Ejecutivo aparece atrapado por las altas expectativas que provocó su discurso de campaña, porque efectivamente subió en forma relevante quienes piensan que su situación personal mejorará de acá a un año y, por la otra, no logra convencer a la mayoría de los chilenos que la situación general del país efectivamente está cambiando o lo hará en el futuro cercano. De partida, si bien pueden observarse cambios de tendencia, que según el CEP son “significativos”, especialmente en la situación personal, logrando generar la administración un cierto cambio en las tendencias al respecto, en lo que se refiere a la situación general del país, 7 de cada 10 chilenos considera que la situación económica o se mantendrá igual o incluso podría empeorar.
Algunas cifras
Un 73% de los chilenos considera su actual situación económica como “ni buena ni mala” o “mala o muy mala”, no obstante ésta última variable baja del 21% al 16%, mientras que la percepción de que está igual sube de 53% a 57%. También en el ámbito personal, los consultados creen que su situación personal mejorará en los próximos 12 meses, en un 43%, bajando quienes creen que se mantendrá igual de 57 a 50%. Esto da pie para que el CEP considere “marginalmente más positiva” la percepción de los chilenos respecto de su situación personal. La trampa de las altas expectativas seguirá penando al Ejecutivo en este plano.
Transcurrido casi el primer año de administración Piñera, casi un 60% (un 57%) considera que la situación económica general del país no es ni buena ni mala, es decir está igual. No obstante, caen quienes la consideran mala o muy mala del 32% al 27% y sube de 17% a 21% quienes la consideran buena o muy buena. Esto muestra el cambio en las expectativas respecto del año anterior, un arma de doble filo si éstas no logran cumplirse.
En esto hay que recordar la guerra mediática que sostuvieron los medios de derecha contra la última administración Bachelet, siendo uno de sus flancos preferidos que el país debía urgentemente «retomar el rumbo» del crecimiento y la creación de empleo. Por ello no es sorprendente que se haya generado un cierto cambio de expectativas. El problema es que el cumplimiento de esas expectativas está siendo más lento de lo esperado y, como se sabe, en una economía globalizada no pueden hacerse milagros a corto plazo.
Consultados si la economía general mejorará, empeorará o permanecerá igual, un 72% considera que ésta permanecerá igual o incluso empeorará en los próximos 12 meses. Para preocupación de quienes manejan las expectativas económicas desde el oficialismo, la percepción de quienes creen que la situación económica general del país empeorará sube de 10% a 15%, cayendo la perspectiva que mejorará de 30% a 26%.
Hay un claro desfase entre las perspectivas de la economía personal y la general del país.
A diferencia de encuestas anteriores, en que la CEP dedicaba capítulos completos a temas como la salud, la educación o temas valóricos, esta vez no se pregunta por la re-reforma que está haciendo la administración Piñera en lo tributario, los cambios esperados en materia laboral y los anunciados en materia de pensiones. En este sentido es muy llamativo que en la muestra aparece con mucha fuerza la preocupación por el tema de las pensiones (subiendo 10 puntos) ya que los consultados lo sitúan como la segunda preocupación más importante que debiera atender el Gobierno (después de la delincuencia), en circunstancias de que antes ni siquiera aparecía, según la CEP, en las preocupaciones de los chilenos.
En síntesis, la administración no logra consolidar un cambio de expectativas importante en lo que se refiere a la situación económica personal, con el mismo CEP que las califica de “marginalmente más positivas” y el gran grueso del país, un 70%, considera- como lo ratificó también una encuesta Criteria Research, solicitada por el Instituto Igualdad- que la situación general del país permanecerá igual e incluso podría empeorar. Mala cosa frente a un votante de centro-derecha, o simplemente poco politizado, individualista u oportunista, que no se caracteriza precisamente por su fidelidad política, sino que exige ahora ya el cumplimiento de las promesas de sus líderes, o rápidamente redirige su volátil voto a otros rumbos.
El conglomerado actual en el gobierno, propició en su campaña que vendrían tiempos mejores, muchos creyeron que ahora les llegaría a ellos. Claramente se equivocaron, solo le está llegando a unos pocos, los mismos de siempre.
El tema de las miseras pensiones de quienes están en las AFP, llegó para quedarse, pues las cifras hablan por si sola del drama de quienes llegan jubilarse.
Al 31 de octubre 493.279 eran los pensionados, según la Superintendencia de Pensiones, de ellos el 27,4% recibe una pensión inferior a 3 UF; el 31,3% una pensión entre 3 y 4 UF; un 24,2% entre 4 y 6 UF. Así las cosas el 82,9% percibe una pensión menor a 6 UF, esto es menor a $165.000. Una vergüenza.
Está por verse quien canaliza el descontento y hace profundas reformas en favor de las mayorías.