jueves, abril 25, 2024
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Huelga Mundial de Estudiantes por el Clima

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Los estudiantes del mundo, se han coordinado para hacer una huelga mundial por el clima el 15 de marzo. Los niños no son actores sociales, es decir, no lo eran, hasta que fueron incorporados al mercado a través de las tecnologías móviles. Lo que no podía saber el sistema, es que además de pornografía, los niños a través de las redes también podían enterarse del estado de nuestro planeta, que les habíamos dicho heredarían.  Como el niño que cree en el viejito pascuero y descubre a sus padres poniendo los regalos de navidad, los jóvenes vieron que el planeta que les estábamos entregando, ya no tenía agua, que la antártica se deshielaba, que dentro de poco el calor sería insoportable, que los incendios quemaban todo, que no habría que comer y que el aire se vendía y decidieron salir a la calle.

En este espacio, hemos dicho como la emergencia de movimientos espontáneos, que siguen patrones de evolución que no se ajustan a los recorridos previsibles de los procesos lineales, sino a las de los movimientos imprevisibles de las dinámicas disipativas, permiten imaginar un futuro que la total oscuridad del presente parece negar. Así reconocíamos en el movimiento reivindicativo de los Chaquetas Amarillas, el posible germen de cuestionamiento del sistema de dominación que en palabras del sociólogo francés Bruno Latour, permite el “análisis multiescalar de las redes de decisiones técnicas, tomadas desde la llegada del carbono a nuestra sociedad”.

Como un resultado de las protestas populares de los Chaquetas Amarillas, que pese a todos los intentos por reprimirlos con violencia policial y llamados a integrarse a la institucionalidad, del gobierno francés y al natural descrédito con que son vistos por los políticos tradicionales y sus partidos, vienen manteniendo sus protestas todos los sábados desde noviembre, y particularmente hasta que hace dos meses incorporaron al Cambio Climático como eje de sus propuestas, el fenómeno de la movilización espontánea, se ha regado a otros países de Europa y Estados Unidos.

Así comenzando en Bélgica, donde desde enero los estudiantes hacen huelga general todos los jueves, para presionar al gobierno que tome medidas efectivas, contra el Cambio Climático, aumentando los impuestos y suprimiendo los subsidios a los hidrocarburos fósiles (HCF) y otros, siguieron movilizaciones similares en Alemania, Suecia, Holanda, Inglaterra, Italia, etc. y varios estados de los USA, hasta que llegaron a proclamar una Huelga Mundial por el Clima, que se realizará  el día viernes 15 de marzo en todo el mundo.

Fieles a la exitosa estrategia esquizoide del imperio de internacionalizar la economía, las deudas, la evasión de impuestos, las tecnologías, las vacaciones, los mercados y las guerras, pero de ser estrictamente nacionalistas en lo que concierne las expresiones culturales, que no alimenten directamente alguno de los ámbitos señalados, en Chile no hemos sabido mucho de este movimiento mundial de nuestros niños, conectados por redes, más allá de nosotros, con el mundo.

Para no insistir -demasiado- en que las agendas festivaleras y de rebaja de las cargas impositivas para los ricos, seguramente han impedido que el gobierno nos ponga en presencia de información sobre la realización de la COP25 en Chile, tampoco hemos escuchado información “oficial” de la discusión que se realiza entre el 11 y el 15 de marzo, en la UNEA4 en Nairobi y donde se discutirán prohibiciones frente a la Geoingeniería, como hemos anunciado en este espacio. Pese a tener enviados oficiales, siguiendo una vieja tradición de secretismo, no sabemos cuales serán las posiciones que defenderá Chile, para no decir nada de la participación que la ciudadanía ha podido tener en su elaboración.

Los escenarios que vivimos, especie, dentro del planeta, son tan peligrosos, que no podemos dejar de hacer un llamado vox populi a todas las instancias, para entender que no sólo los chilenos debemos ser informados y participar en la toma de decisiones que afectan nuestras vidas, sino que dadas las condiciones de cambio de paradigma dentro de las que nos encontramos, la única posibilidad de encontrar respuestas válidas y sustentables a los problemas que enfrentamos, viene de la generación de nuevas formas de concebir, diseñar e implementar colectivamente la gobernanza, es decir, la manera en la cual se toman las decisiones, a todos los niveles. Aunque no seamos niños.

La Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEA) de acuerdo a la proposición de Suiza, abordará el tema de la Geoingeniería  en su cuarto período de sesiones, que se reunirá en Nairobi, Kenia, del 11 al 15 de marzo de 2019 y como es habitual, se enfrentarán -al menos- dos posiciones contrapuestas: quienes sólo ven una ocasión de hacer nuevos negocios, manteniendo las formas actuales de depredar el medio ambiente y quienes más allá de los negocios, tratan de preservar la vida.

Es llamada “geoingeniería” (ingeniería de la tierra) la utilización deliberada de tecnológica a gran escala, para manipular los sistemas planetarios, -estratosféricos, oceánicos o terrestres-, para tratar de modificar el estado actual del clima. Se desarrolla a través de tres formas fundamentales: 1. El Manejo de la Radiación Solar (SRM), que supone bloquear parcialmente o reflejar la luz del sol de vuelta hacia el espacio, para bajar la temperatura global. 2. Las tecnologías para eliminar los Gases Efecto Invernadero (GEI) ya existentes en la atmósfera, y 3. La “captura” de CO2, en el océano, o las técnicas utilizadas para captura y almacenamiento del CO2 en tierra (CCS).

Aunque variantes de estas últimas, ya se aplican a través de la Captura de CO2 y hace años existe un mercado de Bonos de Carbono (como da cuenta nuestra estrategia de Mitigación y los NDC de Chile) a través del cual un privado puede emitir GEI, si compra el equivalente de captura de CO2 que los bosques procesarán en otro país, y hemos sabido de pruebas de ejercicios de fertilización del océano en el Pacífico, e incluso frente a nuestras costas, lo más discutido es la eventual utilización de técnicas de geoingeniería a gran escala en lo que concierne el Manejo de Radiación Solar .

En efecto, concerniendo a esta última dimensión de Manejo de la Radiación Solar (SRM, por sus siglas en inglés), la propuesta comúnmente considerada, consiste en inyectar grandes cantidades de aerosol de sulfato en la estratósfera, o directamente en las nubes, mediante la utilización de aviones o globos aerostáticos. Esto, amén de significar movilizaciones de recursos importantes, conlleva naturalmente una larga serie de impactos y riesgos aun no plenamente evaluados, incluyendo el empeoramiento de la capa de ozono, cambios de los patrones de precipitación y regímenes hidrográficos, así como un potencial efecto de «choque de término», cuando el experimento se detuviera.

La investigación, tanto como el sentido común, demuestran claramente, que los Objetivos de Desarrollo Sustentable (ODS) están abrumadoramente en conflicto con la geoingeniería y sus efectos, particularmente en cuanto ser contrarios al fortalecimiento de la capacidad de adaptación a los peligros relacionados con el clima y los desastres naturales, como lo establece la meta 13.1 de los ODS, y la seguridad alimentaria en el ODS 2, de sostenibilidad y seguridad. La geoingeniería también correría el riesgo de aumentar sustancialmente la desigualdad y comprometer el ODS 10 (reducción de las desigualdades), ya que introduciría un desequilibrio de poder entre quienes controlan las infraestructuras clave y quienes no lo hacen. También socavaría los derechos fundamentales, por ejemplo, los de los pueblos indígenas y las comunidades locales (ODS 11) que se verían afectados por cualquier despliegue de Geoingeniería debido a su naturaleza inherentemente transfronteriza.

Por otra parte, no es arriesgado decir que la geoingeniería amenaza seriamente la paz y la seguridad mundiales, gracias a su potencial significativo para ser utilizada en la guerra. La implementación de la Administración (Manejo o Gestión) de la Radiación solar (SRM), por ejemplo, podría crear una nueva arista de la carrera militar para controlar el termostato de la Tierra y alterando las precipitaciones y los patrones hidrológicos, utilizar el clima como un arma de guerra, cuestión particularmente grave para regiones que ya están en conflicto, y sufriendo los efectos adversos del cambio climático.

En resumen, respecto a la geoingeniería, parece más necesario que nunca el respeto del principio científico de precautoreidad establecido por la Naciones Unidas y la moratoria establecida sobre el uso de la Geoingeniería en el medio ambiente natural. Cualquiera que fuese el enfoque de aproximación, las inversiones en geoingeniería podrían empeorar la crisis climática, al proporcionar una justificación para que los grandes contaminadores, continúen emitiendo mientras bloquean las transformaciones que debe sufrir la infraestructura de combustibles fósiles durante las próximas décadas, si queremos lograr cumplir con los Acuerdos de Paris y mantener la temperatura global por debajo de un aumento de 2°C.

,Particularmente urgente resultan estas cuestiones, tomando en cuenta que en el programa de gobierno se ha establecido una Ley de Cambio Climático, la creación de un ministerio de Ciencia y Tecnología y -como dicen los ingleses-last but not least (por último pero no lo menor), que a fin de este año 2019, se realizará la COP25 y que las discusiones de la UNEA que hemos señalado, y las decisiones que la comunidad internacional tome, serán revisadas en junio, e incorporadas a la Agenda de discusiones de la COP25, en Chile, en diciembre de 2019.

A propósito de la necesidad de actuar y de la importancia de mantener el llamado a tomar conciencia de la gravedad del Desastre Climático, recordemos que el 2018 ya alcanzamos 1,4° C de aumento de la temperatura global y que, en enero de este año, la NASA midió la cifra nunca alcanzada de 411 ppm. de concentración de CO2 en la atmósfera, haciendo imposible ya, que se cumpliera la buena voluntad del deseo de “hacer lo posible para no superar los 1,5°C de aumento global de la temperatura” para el 2030, con que se establecieron los Acuerdos de Paris, el 2015.

Este año, para celebrar los cien años de la publicación de las investigaciones de Dimitri Mendeleyev, por la Academia de Ciencias de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, la UNESCO ha decretado que el 2019, sea el Año de la Tabla Periódica de los Elementos. En este mes de marzo que ya iniciamos, tendremos Huelga Mundial de los Estudiantes por el Clima y el Futuro de la Humanidad y discusiones en Naciones Unidas por la Geoingeniería. Sin duda, son temas que están íntimamente relacionados, más allá de estas letras. Aunque por acá, en el sur, no vayamos a estar muy informados de una cosa ni de la otra y mucho menos de las relaciones que existen entre ellas. Su efectos, si, los viviremos todos.

 

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