Camilo Escalona Medina, Secretario General del Partido Socialista
Las masivas movilizaciones sociales por la libertad y la democracia, desde Abril-Mayo de 1983, fueron entendidas por la dictadura como la reactivación de los planes del comunismo internacional en contra de la Junta Militar y un artero ataque a Pinochet.
Por eso, recurrieron de inmediato a los instrumentos de represión y muerte que les habían consolidado en el poder. Una de las primeras decisiones fue reconstituir un aparato criminal similar a la DINA o al Comando Conjunto de los inicios de la dictadura. Esa fue la DICOMCAR en Carabineros. Una estructura disimulada en la frondosa burocracia policial, creada para torturar y asesinar que ya había dejado su huella criminal en el crimen del joven socialista Carlos Godoy Echegoyen, ultimado en Quintero en febrero de ese año.
Tenían que golpear a los sectores más activos de la lucha social y de la resistencia antifascista. Encontraron que Manuel Guerrero, José Manuel Parada y Santiago Nattino, serían las víctimas que les permitirían golpear duramente al movimiento democrático y libertario.
Los asesinos se ensañaron con sus víctimas, pero no pudieron ahogar las ansias de justicia y libertad del pueblo chileno. Sus nombres son imborrables, así le entregaron a la causa democrática formidables banderas para continuar adelante, porque no habrá nada más precioso y sagrado que la libertad del ser humano.