Camilo Escalona Medina, Secretario General del Partido Socialista
Que la derecha y la ultraderecha recurren al uso intenso del terror como instrumento de propaganda política no constituye novedad alguna, pero igual asombran los métodos que emplean para “neutralizar” a sus adversarios. En ese ámbito el repertorio de canalladas es realmente infinito, insidias, falsedades, rumores y su reiteración en distintos tonos y circunstancias para crear una imagen que se corresponda con sus objetivos políticos e imponerse como sea, no importa el costo personal y social que ello pueda significar.
Recuerdo, en los días posteriores al golpe de Estado de Septiembre de 1973, la extrema violencia y la virulencia de los ataques en contra del recién derrocado y fallecido Presidente Allende que se vinieron abajo estrepitosamente cuando un valiente oficial mostró la despensa de la casa del traicionado mandatario en la que habían unos pollos para la alimentación de la familia presidencial y de sus escoltas del GAP. Que papelón el de ese sujeto, con su indumentaria bélica y su voz de mando, en una guerra inexistente, acusando a esas escuálidas aves, por cierto, con la prensa bajo censura y sin preguntas.
Luego bajo la dictadura, la censura y la persecución a cualquier medio de oposición, el tiempo tenebroso en que a los detenidos desaparecidos los trataban de “ratas” que se eliminaban entre sí, infame argumento que se repitió en el triple crimen de los militantes del PC, degollados en 1985, posteriormente, en 1988, la campaña para imponer el SÍ desfigurando totalmente los objetivos del NO, incluido el canallesco ataque en contra de Ricardo Lagos, después, el 89, las provocadoras descalificaciones por la edad para que Hernan Buchi derrotara a Patricio Aylwin, repitiendo el tema de la amenaza comunista hasta el infinito.
Ahora al pasar a la segunda vuelta han reeditado esa saña brutal contra Gabriel Boric. La mentira y el terror se funden en una estrategia que socava las bases mismas del régimen democrático. Así, lo atacan por todo, por su juventud y que no se tituló, por sus posiciones políticas, la composición de la alianza que lo apoya, hasta urdir y levantar la vil acusación de drogadicción. Como sea, de modo abierto y descarado o por medios sibilinos e insidiosos, por lo que dijo o no dijo, con los recursos tradicionales o las redes sociales, en suma, ha operado el más inescrupuloso montaje de acoso mediático, desprestigio y descalificación de las últimas décadas.
La derecha a sus anchas, en el lodo, como en los mejores tiempos de la dictadura y de DINACOS, el tenebroso centro direccional de las comunicaciones pinochetistas. En esté escarnio brutal la responsabilidad política de Piñera es principal porque están los ideólogos del aparato propagandístico del gobierno siendo la base logística de esta vergüenza para la democracia chilena.
Que no falle la voluntad de los demócratas chilenos, que el terror y la mentira no erosionen las convicciones y la unidad, por Chile hay que derrotar la alternativa ultraconservadora encabezada por un líder extremista y excluyente de ultraderecha. El domingo el dilema no admite titubeos, Boric Presidente.
