Periodista.
El carrusel de candidatos a la presidencia -de lado y lado- que se tomó la agenda política en los últimos días y que comenzó a girar antes de tiempo producto de la salida del gobierno del ex ministro de Defensa, Mario Desbordes, deja varias situaciones en evidencia, entre ellas: la escasez de liderazgos reales en la centroizquierda; la misma escasez en el Frente Amplio arrinconado en un pacto que sin duda llevará como candidato presidencial al alcalde Daniel Jadue, el mejor posicionado en las encuestas hasta ahora; el curioso salto a la “pool position” de un aparecido en la derecha, Sebastián Sichel, dejando atrás a quien parecía ser el más seguro candidato del oficialismo, Joaquín Lavin; y la irrelevancia en que está cayendo lo más importante para el futuro del país: la Convención Constitucional.
También en este último tema se armó otro carrusel. Uno que todos los días suma más y más interesados en jugar, al parecer sin percibir que la existencia de más de dos listas, significará indefectiblemente ganancia neta para la derecha, que siempre ha sabido dejar sus diferencias de lado -que no son menores- y alinearse para ganar. Es lo que harán.
Ya lo dijo la jefa de bancada de diputados de la UDI y futura secretaria general de la colectividad, María José Hoffmann. Señaló que “el único camino de éxito es la unidad”. “La eficiencia electoral nos obliga a hacer todos los esfuerzos unitarios hasta que duela (…) La unidad hasta que duela implica todos los esfuerzos. El que no entiende que la unidad es hasta que duela perderá la confianza de los electores”.
La parlamentaria gremialista señaló en una entrevista que “hay varios estudios que hablan o establecen que con listas divididas podríamos perder un número significativo de constituyentes. Esa conciencia está bastante instalada en nuestro sector y en nuestro partido”. Y se menciona un estudio elaborado por el diputado y cientista político Tomás Fuentes (RN), titulado «Efecto electoral de la fragmentación de votación de la centroderecha en la elección constituyente”, afirmando que se perderían 12 cupos si Chile Vamos va separado de J. A. Kast en la elección de constituyentes.
Fue más allá María Hoffman. “La generosidad en esto tiene que ser absoluta y también de parte del Partido Republicano”, dijo, añadiendo que “el único camino posible es la unidad y esto no puede ser solo un pacto electoral, sino que también implica el respeto y la validación por cada uno de los proyectos”. Y esa petición no es sólo para los procesos electorales de abril. Añadió que “si bien lo más probable es que esta unidad sea solo para la constituyente, no podemos renunciar a ampliarla, quizás, a otros pactos electorales que vienen”, aludiendo a las elecciones parlamentarias y presidencial.
Para el diputado RN Diego Schalper, «el estudio es claro, no se trata de lo que cada partido o movimiento logre de manera individual, sino de cómo el competir juntos en una lista única nos beneficia frente a una oposición dividida». Es decir, no le importaría una alianza con JAK, que ya ha planteado que «el desafío de la derecha es dejar las diferencias de lado y comenzar a trabajar en conjunto para enfrentar los hitos constituyentes del próximo año».
Pero, otros en su sector no resisten mucho la idea. La figura de Kast despierta un nivel de animadversión grande. Muchos en Chile Vamos no están disponibles para un acuerdo electoral con el ex diputado. Por ejemplo, el senador Manuel José Ossandón dijo que «el sentido común me dice que hay que alejarse de la extrema derecha». El presidente de Evopoli, Andrés Molina, hizo notar que “el Partido Republicano no comparte los principios de Chile Vamos». El diputado Camilo Morán fue más allá y declaró que Kast “solo infunde odiosidad». Pero, la Udi no cede y sigue buscando la unidad con los republicanos.
Enero es el mes
Enero será un mes de definiciones. A partir del 11, cuando partidos e independientes inscriban a sus candidatos para las elecciones de Gobernadores Regionales, Alcaldes y Concejales y los aspirantes a constituyentes, se entrará en una vorágine de decisiones que sólo finalizará en la segunda vuelta presidencial.
Por lo pronto, la mesa directiva de Renovación Nacional resolvió que el próximo 23 de enero el Consejo General Extraordinario elegirá al candidato presidencial que representará a RN en las primarias de Chile Vamos. No va a ser fácil. Hasta hace unos días el candidato natural de RN, que perdió influencia con su ingreso al gobierno donde estuvo sólo unos meses, era Mario Desbordes.
Como la política es de una flexibilidad que impresiona y la ambición también, los adversarios de Desbordes, particularmente Andrés Allamand, buscaron hasta que encontraron a quien podían ponerle al frente: Sebastián Sichel, ex máximo directivo de Banco Estado, independiente que se dice de centro, y de triste paso por esas dependencias, según el sindicato bancario. El ex jefe de gabinete de Allamand, Tomás Fuentes, envió una carta al presidente de RN, Rafael Prohens señalando que “si bien es de conocimiento público que una mayoría de RN apoya la opción de Mario Desbordes como carta presidencial, también es público que un sector dentro del partido ve con buenos ojos la alternativa de respaldar la candidatura de un independiente”.
Fuentes -para quien Sichel “es el candidato de la unidad, capaz de generar puentes y con sello social”- pidió que “se nos dé la oportunidad para que, aquella facción que cree en el proyecto de un independiente, podamos apoyarlo sin ser sancionados con nuestra militancia”.
Por cierto, que provocó la ira de los partidarios de Desbordes. El diputado Camilo Morán –quien reemplazó a Mario Desbordes en la Cámara cuando este fue nombrado en Defensa- es tajante: “El tema es muy simple y fácil de entender, no es bueno dividir y confundir los apoyos institucionales. RN está con Mario Desbordes, no veo que tenga que declararse libertad de acción por el capricho de un solo diputado”.
Entonces el candidato recién aparecido no la tiene tan fácil, aunque esas poco creíbles encuestas de opinión pública que realiza Cadem por teléfono una vez a la semana, indican milagrosamente que Sebastián Sichel es el candidato de centro derecha con mejor imagen pública entre el total de la opinión pública (70%), y también entre quienes participarían en una primaria presidencial de Chile Vamos (93%).
Más atrás -dice Cadem- le siguen Joaquín Lavín (59% y 84% respectivamente), Evelyn Matthei (56% y 93%), y Mario Desbordes (48% y 72%). Con menos de 40% de imagen positiva están Felipe Kast (37% y 67% entre participantes de una primaria de Chile Vamos), Francisco Chahuán (34% y 58%), y José Antonio Kast (25% y 59%).
Además, -insiste Cadem- Sichel es el que genera más adhesión entre la ciudadanía (59% señala que decididamente votaría por él o que podría eventualmente votar por él), y el segundo entre los participantes de una primaria de Chile Vamos (81%), después de Evelyn Matthei, que genera adhesión entre el 47% de la opinión pública general y 86% de los votantes de Chile Vamos. Muy de cerca le sigue Joaquín Lavín, con 47% y 69% respectivamente.
Aunque insistan los conservadores de RN y partidarios de Allamand, Sichel no la tendrían tan fácil. Los candidatos presidenciales se deberán inscribir ante el secretario general de RN con el patrocinio de 30 consejeros generales y cumplir con el reglamento de elecciones. Habrá que esperar los futuros movimientos de los “Desbordistas” y de lo que ocurra con el más que probable cambio de gabinete que se avecina. Serían varios los que saldrían del gobierno para ser candidatos a “algo” en las elecciones que se avecinan. Total, hay para dar y regalar en cuanto a posibilidades se refiere.
Una desazón compartida
Por eso es que los cantos de sirena hacia la extrema derecha de Kast van y vienen. La Udi es la que lleva el pandero en ello y por ahora, Evopoli, Pri y Rn se resisten, ahogados en sus propias rencillas. Pero, no hay que ser pitoniso para anticipar que en un 90 por ciento los Republicanos y otros grupitos de la derecha más fanatizada, finalmente se alinearán con el gremialismo y Chile Vamos.
Será un sambenito con el que tendrán que lidiar quienes se creen más moderados al interior del conglomerado oficialista. Y capaz que esa posibilidad impida esa alianza en la derecha. Pero, es sabido que el perfume del triunfo, y la probabilidad de lograr un nuevo gobierno pese a todos los fallos de este, hagan que los resquemores se dejen a un lado y sin vacilar, marchen juntos hacia todas las elecciones, incluyendo la presidencial y las parlamentarias.
La desazón, sin embargo, no está instalada sólo en la derecha. Algo similar ocurre en las oposiciones, contaminadas con el apuro desatado en la derecha. Da la impresión de que en la centroizquierda se asustaron con tanto apuro al otro lado de la vereda y se apuraron para tener nombres.
En la Democracia Cristiana, la senadora Ximena Rincón y el ex ministro Alberto Undurraga, inscribieron raudos su precandidatura presidencial. El Consejo General del Partido Radical no se quedó atrás y proclamó a su timonel Carlos Maldonado. En el PPD el 31 de enero se decidirá el candidato entre Heraldo Muñoz, Vidal y Tarud.
Faltaba alguien en el Partido Socialista. Varios ya habían desechado la posibilidad. Otros esperaban atentos. Y entonces, buscando por aquí y por allá alguien que los represente en este carrusel, un grupo de diez diputados del partido emitieron una carta abierta pidiéndole al presidente de la colectividad, Álvaro Elizalde, asumir el desafío. La misiva es firmada por Jaime Naranjo, Jenny Álvarez, Juan Santana, Manuel Monsalve, Raúl Leiva, Marcos Ilabaca, Juan Luis Castro, Marcelo Schilling, Gastón Saavedra y Leonardo Soto.
Y para aumentar la desazón en algunos, surgió el nombre de Paula Narváez, militante socialista de viejo cuño, sicóloga, ex ministra, actual funcionaria de rango en ONU Mujeres y con suficiente experiencia en la administración pública. Y aunque muchos alegan que no es una figura conocida, el solo hecho de ser una candidatura femenina, y más aún, ser ungida por la ex Presidente Michelle Bachelet, sin duda que podría cambiar el cuadro de los apoyos populares. Si es que Paula Narváez acepta el desafío.
En todo caso, nadie se puede llamar a engaño. Recién en abril se sabrá el real significado de los dos aprontes que hubo para enfrentar los procesos electorales y el peso de cada bloque en disputa por el poder político.
Y así entonces la definición presidencial copó la agenda, dejando de lado la que tal vez sea la elección más importante de los últimos años: la de los constituyentes que redactarán la Carta Fundamental del país.
