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Es la Ideología, Estúpido

Foto: Disidentes Chile

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Max Weber, Montesquieu y Maquiavelo, por solo nombrar a algunos, se deben estar revolcando en sus tumbas.

Si los padres de la filosofía política hubiesen escuchado a la Ministra de Educación de la administración Piñera, Marcela Cubillos, habrían quedado en estado de shock. La secretaria de Estado, al ver que en la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados le rechazaban la idea de legislar sobre el proyecto Admisión Justa, que no hace otra cosa que borrar la inclusión que fomentó la Presidenta Michelle Bachelet Jeria,  espetó: “Esto es pura ideología y no se hizo justicia”.

Todo indica que Cubillos o no tuvo clases de Educación Cívica o, simplemente, la reprobó. Hay que contarle a la autoridad que cuando se analiza un proyecto legislativo, se impulsa una ley o se toma una decisión política, contiene una visión de mundo, se enfrenta esa visión de mundo, se discute con argumentos, y eso, simple y llanamente, posee un cariz ideológico.

Para ser sinceros, ella lo que más ha hecho, en estos meses a cargo de la cartera de Educación, es ideología. Y ello, no tiene nada de malo. Al revés, porque se enfrentan posiciones ideológicas que están en juego a la hora de decidir sobre el futuro de millones de chilenos y chilenas. Y, finalmente, son esos ciudadanos los que decidirán por una u otra.

Pero Marcela no está sola en este afán. El presidente Sebastián Piñera, sus pares y parlamentarios de Chile Vamos poseen el mismo discurso, como una forma pueril de descalificar las votaciones de los diputados de la amplia oposición.

A ello, se suma la prensa oficialista y empresarial que aportan con lo suyo, como mera caja de resonancia de quienes hoy habitan el palacio de La Moneda y sus alrededores.

No les importa realmente “educar” a la ciudadanía, a la clase media que cada vez más no acude a las urnas. La estrategia parece ser dejar en la más profunda ignorancia a millones de chilenos y chilenas para que se desliguen del quehacer político y terminen tomando decisiones por usted.

El divorcio de la ciudadanía con la clase política resulta más que evidente. Y si bien es cierto, que hoy se trata de un par de proyectos de ley, ambiguos y pocos trascendentes, como el de Admisión Justa y Pensiones, el tema es mucho más profundo y complejo, pues se trata del destino y la calidad de vida de los más 18 millones de personas que habitan Chile.

Más aún. El tema también compete a los partidos políticos presente en el Chile del Siglo XXI, sin importar la ideología que profesen. Resulta cada vez más necesaria, la premilitancia, una formación política consciente de manera de contar con futuros dirigentes (as), que sean un real aporte y no un simple decorado en la escena nacional.

Todo indica que Cubillos y sus pares deberían volver al colegio…

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