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Lavín: Del Cosismo a la Socialdemocracia

Imagen CNN Chile

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Si hay algo que nos dejó la protesta social de 2019 fue la imagen de reconocidos representantes de la derecha dándose volteretas políticas para apoyar las causas y demandas de la sociedad chilena.  Lo vimos durante la aprobación del retiro del 10% de las AFPs y lo vemos, ahora, nada menos que con Joaquín Lavín sumándose al Apruebo en el plebiscito de octubre y reconociendo que tiene su lado “socialdemócrata”.

Los nuevos dichos del eterno candidato presidencial, apoyado como siempre en una impecable industria comunicacional, irrumpieron temprano en La Tercera y por la noche tuvieron su remember en Tolerancia Cero. Ambos espacios mediáticos fueron los elegidos para difundir el  “nuevo pensamiento” del alcalde de Las Condes y mostrarnos su sonrisa congelada, para llamarnos a sentir pena por la élite perdida y sin poder, esa élite que Lavín mira con sus gafas de nerd, como si no formara parte de ella.

Volvió a golpear a la ciudanía, en particular, a la clase política con sus nuevos dichos. Con una puesta en escena y estrategia comunicacional, Lavín y su equipo eligieron al diario conservador  “La Tercera” para dar a conocer su “nuevo pensamiento”: se declaraba ante la opinión pública como “socialdemócrata” y cuestionaba al poder señalando que, tal como se ha conocido hasta, ya no existía.

Con evolución política a lo Darwin, Lavín entregaba al país su innovadora declaración de principios, corriéndose hacia el centro y afirmando que hace rato que no participaba de la vida política de su sector, la Unión Demócrata Independiente (la UDI)

A reglón seguido, el edil de Las Condes se matriculó en seguida con el Apruebo y la Convención Constitucional. Era que no. Todas las encuestas dan por hecho que, con más o menos porcentaje, será la alternativa que se juzgará el plebiscito del próximo 25 de octubre de 2020. Muy contrario a las declaraciones políticas de la UDI será esta nueva versión de Lavín, pero ni tontos ni perezosos, los de la tienda de  Providencia, pueden ver claramente en su antiguo Benjamín la pavimentación de un atajo a La Moneda.

Sobre la Convención Constitucional, la apuesta de Lavín es lograr que la derecha se haga de los dos tercios en una eventual redacción de la nueva Constitución, asegurando que el cambio sea solo cosmético, es decir, a su imagen y semejanza.  Lo ha dicho con todas sus letras y ese será el máximo esfuerzo que realice en mira de los comicios de octubre. ¿Por qué? Su temor radica principalmente en los temas valóricos que podrían redactarse en la nueva carta Magna y que en las entrevistas que dio el domingo 23 de agosto ningún periodista le preguntó.

Como supernumerario del Opus Dei, hubiese sido interesante consultarte su opinión sobre el Matrimonio Igualitario, el aborto, el feminismo, la adopción homo parental, entre otras materias que han estado en la agenda pública en los últimos años. Pero nadie le preguntó, porque el diseño de esa estrategia comunicacional, quizá pactada, estaba en mostrar al “nuevo Lavín”, sin entrar en los temas de fondo que reclama las y los ciudadanos.

Reafirmó, pero no profundizó sus dichos en el programa televisivo “Tolerancia Cero” donde se le vio más nervioso e incómodo, sin perder esa sonrisa particular que ha llevado a varios comediantes a imitarlo y, por ende, hacerlo más famoso entre los chilenos y chilenas. Para qué hablar de su recorrido habitual en todos los matinales de la caja chica que lo tienen entre sus favoritos para preguntarle sobre lo humano y lo divino, a veces sin siquiera dominar sobre la materia.

Lavín, a diferencia de lo que opinan otros, no es un tipo extremadamente inteligente, pero si se peina sobre algunos temas que domina ampliamente. De economía sabe, lo es de profesión, e hizo carrera durante muchos años, como editor de la sección Economía y Negocios del periódico conservador El Mercurio.  Por lo tanto, su mirada siempre está fijada en el modelo neoliberal que rige nuestro países desde hace varias décadas. El matiz viene, quizá leyendo a esa clase política de la que se quiere olvidar, en lo que se ha denominado la “derecha liberal”. Y no por qué sean ideas que provengan de él, de una reflexión política y social profunda, sino porque -más de una vez- se le ha acusado de “copiar” la ideas e iniciativas de otros y otras. Entonces, ¿de qué inteligencia estamos hablando?

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