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Sadi Melo, Alcalde de El Bosque: Allende y el Tren de la Victoria, Recuerdos de un Quinceañero

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El actual Alcalde de la comuna de El Bosque, Sadi Melo Moya, al momento del triunfo de la Unidad Popular estaba a punto de cumplir quince años de edad. Vivía por ese entonces en la población Santa Adriana ubicada en la actual comuna de Lo Espejo. Fue desde allí un espectador privilegiado del triunfo de Allende, lo que sería la semilla de su participación posterior en política hasta el día de hoy.

-¿Cómo recuerda el día del triunfo de Allende en su población?

-El triunfo lo viví junto a familiares, estaba con mis primos y tíos en la zona de Departamental con Las Industrias en San Miguel. Hubo una gran alegría y con mi primo salimos a ver el festejo de que Allende había triunfado y escuchamos en la radio el discurso de triunfo de Allende. La gente se abrazaba en las calles, hubo mucha gente hasta muy tarde en las calles celebrando. En ese momento también me entero que mi tío era militante comunista.

Mi papá, que era carpintero, pertenecía a un sindicato y después del triunfo de Allende vi también que su actividad sindical se profundizó. Una época en la cual me fui motivando y cautivando viendo la participación sindical en asambleas. Ahí di mis primeros pasos en la discusión y conversación. Estaba en primero medio en esa época y en el liceo comenzamos a tener actividades políticas vinculadas a los centros de alumnos. Esto fue en la avenida La Feria, en el Centro Comercial San Miguel. Un par de años después comenzamos el debate de la Escuela Nacional Unificada.

-¿Cómo vivió el primer año de la Unidad Popular?                                                                                             

El primer año de la Unidad Popular fue muy hermoso, yo estaba en La Pincoya donde un tío mío y fuimos a celebrar el primer año del triunfo de la Unidad Popular, ahí fue la primera vez en mi vida que vi un ballet y fue al lado de La Moneda. Miles de personas de sectores populares en las calles. Ese mismo año, junto a compañeros de colegio, nos tocó desfilar para celebrar el primer año del triunfo de la Unidad Popular.

El año 1971 también participé de los trabajos voluntarios junto a miles de jóvenes en el sur de Chile, fuimos en lo que se llamó el tren de la solidaridad. Llegamos a Puerto Montt y de ahí nos distribuimos a distintas zonas. Más tarde esa misma experiencia se repetiría en el norte del país con brigadas internacionales, cientos de jóvenes provenientes de diversos países. Esto me motivó para seguir trabajando con solidaridad y compromiso para mi población y de ahí comencé a trabajar en la iglesia junto a comunidades cristianas de base, especialmente en labores de abastecimiento. Logramos crear una red de más de doscientos jóvenes voluntarios, gracias a los cuales logramos el abastecimiento de la población.

También por esa época estuvimos en la campaña de Camilo Escalona para presidir la Federación de Estudiantes Secundarios, Feses. Ahí conocí el trabajo que realizaban las juventudes políticas como la Juventud Socialista y la Brigada Ho Chi Minh en la zona sur. El movimiento político se pone muy álgido, muy duro, una época de ferviente lucha ideológica, de tomas Y mis esfuerzos seguían siendo trabajar en lo territorial, tanto en mi propia población como la José María Caro y otras de la zona sur. Un trabajo que retomo en la clandestinidad luego del golpe de estado, en el colegio nos organizamos para escribir el primer manifiesto contra la dictadura.

El Tren de la Victoria

Nosotros recibimos el tren de la victoria cuando pasó con Allende por la población José María Caro. También recuerdo a Allende en plena campaña visitando a un par de zapateros que allí vivían, uno de ellos era socialista y todos nosotros estuvimos ahí. Recuerdo su capacidad de cercanía con la gente y lo que producía en nosotros, en todos.

En la esquina donde vivía había un comando de la Unidad Popular que estaba encabezado por estos maestros zapateros que eran de la población, los impulsores de la campaña de Allende en ese territorio.

Recuerdo con alegría que éramos miles los que participábamos de los actos de campaña con entusiasmo, sólo volví a ver ese fervor con el triunfo del No y recientemente con el estallido social en la marcha de octubre, un clamor por un país distinto.

Allende tuvo una implicancia tremenda en la transformación de miles de jóvenes de la época que nos vimos movidos hacia temas como la justicia, la democracia y la relevancia de la política vinculada al bienestar de la gente. Allende es una figura que trasciende el tiempo, de alguna manera hace la síntesis de la lucha popular en la construcción de país. Un tremendo legado de Allende es la valoración de resolver los grandes conflictos de manera democrática. Es más, la reordenación neoliberal de alguna manera toma como piso de manera sustancial la modernización del país que hace Allende, como la nacionalización del cobre, la reforma agraria, la educación como palanca de cambio, de cara al desarrollo y la productividad del país. Allende pone los pilares básicos que tienen relación con los grandes temas que debemos seguir debatiendo desde la mirada de la izquierda no sólo dentro del país y América Latina, sino también en el mundo.

Todavía existe un vacío, queda por hacer una lectura desde los territorios de lo que fue la experiencia de la Unidad Popular y de la generación más joven de esa época que no estaba dentro del mismo conflicto político, lo que se aportó generacionalmente desde los territorios en el triunfo de la Unidad Popular. También su experiencia en el quiebre de la democracia y la posterior construcción de una alternativa democrática para el país.

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