El 30 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Acción contra los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA), fecha que busca visibilizar la importancia de la prevención y la detección temprana de estos problemas de salud que se caracterizan por tener una compleja relación con los alimentos y, en muchos casos, con una obsesión con el peso, y que podría afectar a un cuarto de los adolescentes en Chile.
Su prevalencia es de 10 veces más en mujeres que en hombres. Las trastornos más comunes son aquellos del tipo restrictivo, donde se evita la ingesta de alimentos, y los purgativos, donde se recurre al vómito, al uso de laxantes o diuréticos, o al ejercicio excesivo para compensar la ingesta de comida. Por otra parte, los atracones se caracterizan por el consumo de altas dosis de alimentos en muy poco tiempo, acompañados por una sensación de descontrol y de mucha culpa; y los TCA inespecíficos pueden tener distintas expresiones, transitando desde conductas restrictivas a purga, o atracones, y/o viceversa.
Para concientizar de esta realidad, es que el Colegio de Nutricionistas presenta una serie de piezas gráficas en redes sociales y aplicaciones, en las que se expone de manera simple cómo la población está expuesta a mensajes que podrían gatillar conductas riesgosas y convertirse en trastornos de la conducta alimenticia.
Cecilia Sepúlveda, presidenta del Colegio de Nutricionistas, sostiene que “estos mensajes no van a ser el origen, pero colaboran y pueden ser un gatillante. Si tienes una vulnerabilidad biológica y, además, en tu vida están pasando cosas que afecten tu imagen corporal y tu emocionalidad, van a contribuir. Y muchas veces ese gatillante es un simple comentario. De hecho, se ha descrito desde que partieron estas aplicaciones y estos retos en redes sociales, han aumentado los diagnósticos”.
Los ejemplos que se exponen tienen que ver con aquellos videos que ofrecen dietas milagrosas y cómo la comunidad los difunde sin conocer su peligro, y la presión que puedan generar algunas cuentas de redes sociales y aplicaciones para buscar un cuerpo perfecto.
En cuanto al tratamiento y contención de estos pacientes, la presidenta del gremio señala que “lo primero que debemos entender es que la relación que estas personas tienen con la comida no es su responsabilidad, no es algo de voluntad, de lo que ellas quieran o no. Tiene que ver con una historia y mientras no logren mejorar la relación que tienen con su cuerpo, con la comida y sus emociones, no habrá solución”.
Más comunes en mujeres
Los trastornos de la conducta alimenticia son 10 veces más comunes en las mujeres, siendo uno de los principales grupos de riesgo, debido a que la gran mayoría tiene distorsión de su imagen corporal. En tanto, la adolescencia es otro factor de riesgo, debido a la exposición de mensajes que atentan contra la autoestima.
“Desde el punto de vista cultural, a las mujeres se nos ha presionado por tener una figura que no tiene que ver con nuestra genética. Los adolescentes están bombardeados por imágenes de caucásicas, asiáticas, que por una cosa anatómica, nosotras no vamos a ser”, dice Sepúlveda.
Nataly Gutiérrez, tesorera de la entidad, por su parte, explica que “hay que dejar de lado los paradigmas biológicos y las imposiciones que, socialmente, son aceptables. Tenemos que sacarle los estigmas sociales y publicitarios, estas creencias de marketing, que podemos ver en la televisión y en los medios digitales. Hay que entender que es mucho más importante tener un cuerpo saludable, que esa persona se sienta cómoda con su cuerpo y con sus hábitos alimenticios”.
¿Qué hacer, entonces?
“Cuando se han hecho los estudios de riesgo, desde los 10 a los 22 años, de un 20% a un 26% de la población chilena, tiene riesgo de tener TCA en su vida”, informa la presidenta del gremio. “Por esto, es importante generar políticas públicas de prevención debido a que el tratamiento es costoso y muchas veces no cubierto por isapres, mientras que en el sistema público es difícil conseguir hora con psiquiatra infantil”.
Las iniciativas, por tanto, deben estar enfocadas en los factores de riesgo, “trabajando la imagen corporal desde los primeros años de edad y con enfoque especial en la adolescencia”, destaca el Colegio de Nutricionistas. También se hace fundamental reforzar la autoestima, y hacer un manejo del bullying y del acoso. La prevención, asimismo, debe estar enfocada en los grupos críticos, incluyendo educación alimentaria nutricional; por ejemplo, educando sobre alimentación y actividad física, y descartando mitos alimentarios.
