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Quedando cada día menos para ver el nacimiento de una nueva Constitución, la diversidad de propuestas ha sido protagonista y ha generado discusión entre las y los chilenos expectantes ante un suceso tan importante. Qué debiese estar y qué no, es un debate presente en cada mesa y la representación en esta Convención Constitucional es la lucha que las y los candidatos han levantado.
En este sentido, los derechos de los animales son un tema fundamental para algunas y algunos candidatos que se han dedicado a combatir la poca protección que el Estado de Chile brinda a estos seres vivos. “Hay una dispersión de principios. En el código penal contra el maltrato animal se aplica un castigo a cualquier persona que lesione la integridad de cualquier animal, pero cuando se habla de la vaca, el cerdo u otro tipo de animales no pasa nada. Entonces, existe esta colisión de principios”, declara Celeste Jiménez, candidata por el Distrito 11.
Jiménez es abogada penalista y lleva aproximadamente 25 años trabajando en beneficio de los derechos de los animales. Además, ha participado como asesora de varias organizaciones proteccionistas en Chile y durante los 5 últimos años ha sido presidenta de la ONG Animaturalis en Chile. “Mis motivaciones tienen que ver con principios jurídicos y, sobre todo, cuidar de los que no tienen voz”, afirma la abogada.
Asimismo, María Elizabeth Hernández, Ingeniera en Administración y Licenciada en Planificación y Gestión Turística, es una de las candidatas por el Partido Ecologista Verde por el Distrito 8 y pretende luchar bajo las mismas convicciones. “Lo que me mueve es el sentimiento profundo de cambiar nuestro país y nuestra sociedad por una más justa, pero desde un enfoque ecologista. Siento que no podemos dejar este proceso a los mismos de siempre, que sabemos que en treinta años no han tenido la voluntad de realizar los cambios que se necesitan”, expresa.
En 2012, la Universidad de Cambridge, en el Reino Unido, presentó una declaración refiriéndose a la conciencia en animales humanos y no humanos, concluyendo que los últimos poseen una conciencia y debiesen ser reconocidos como tales.
Dicha declaración marcó un precedente para empezar a entablar discusiones en torno a los animales no humanos como seres capaces de experimentar tanto cosas positivas como el sufrimiento. “Los animales no humanos deben ser reconocidos en la nueva Constitución como seres sintientes, debe establecerse su categoría como sujetos de derechos y con necesidades particulares”, recalca Hernández.
Animales en la legislación chilena
En el artículo 19 de la actual Constitución, se asegura el derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación, siendo un deber del Estado preservar la naturaleza y velar porque esta no se vea afectada negativamente, incluyendo por supuesto a todo tipo de animal.
Sin embargo, tal como explica Jiménez, hay un sinfín de inconsistencias con esta normativa. En primer lugar, el Estado debiese establecer una real protección a los animales y no sólo como una declaración de buena voluntad, sino que implementando organismos públicos que se encarguen del cumplimiento de la materia. Además, debiese reconocerse a los animales como sujetos individuales y no solamente como parte de un entorno.
Por una parte, existe la Ley de Tenencia Responsable de Mascotas y Animales de Compañía, también conocida como “Ley Cholito” que tiene como fin establecer las obligaciones de un ser humano al momento de mantener una mascota o animal de compañía.
En términos prácticos, es una Ley que ha disminuido considerablemente el abandono de animales domésticos, pero sigue sin ser suficiente para resguardar los derechos de animales no humanos, ya que se les sigue considerando seres no individuales, sino que existen a partir de algo, en este caso, sus amos o amas. “Hay que armonizar esto e instalar principios y matrices. Ojalá codificar el derecho animal en un mismo compilado de leyes y que haya un organismo público al que podamos golpear la puerta si algo no funciona”, acota la abogada.
Es por esto que es necesario incluir en la Nueva Constitución por lo menos un párrafo que establezca los derechos de la naturaleza y del mundo vivo. “Quisiera que en la constitución no haya ninguna justificación para que un animal tenga que sufrir, además creo importante que se establezcan órganos de administración del Estado dentro de la creación de Ministerios de manera que así la protección de los animales sea un tema Estatal y amarre al Servicio público a hacerse cargo”, añade Jiménez.
Lo que se pretende es imitar el ejemplo de Alemania, país que en 2002 se transformó en el primero de la Unión Europea en incluir a los animales no humanos en su Constitución, considerando su protección, y sometiéndolos a los fundamentos naturales de la vida. Este precedente es fundamental a la hora de proponer la inclusión de todas las especies en la Constitución.
Y es fundamental que se tomen cartas en el asunto sobre el cuidado no solo de las mascotas, sino de la fauna que hoy en día está siendo explotada por una industria que estruja los recursos naturales para dar cabida a la industria de la carne con fines monetarios y generando un problema medioambiental que, tarde o temprano, va a terminar por colapsar la naturaleza.
Un problema ecológico
La industria ganadera es un importante factor a la hora de hablar del impacto negativo que ha tenido el paso de la humanidad en el medio ambiente. Según la Organización de las Naciones Unidas, las emisiones del sector a nivel global representan ya el 14,5%. La ganadería industrial es especialmente responsable de estas emisiones debido al crecimiento exponencial de las explotaciones intensivas en la última década. Esto significa que mientras más animales haya, más emisiones de carbono se emiten.
Se necesitan más de 4.500 litros de agua por un corte de carne de 300 gramos. En el país, la industria ganadera es la tercera más contaminante y no existe una regulación al respecto. Es por esto que la ONU recomienda la disminución del consumo de carne y productos lácteos para combatir el cambio climático.
Dann Espinoza Pozo, candidato independiente por el distrito 7, ha sido activista socioambiental hace casi 15 años y ha trabajado activamente en la comuna de Valparaíso. Al pertenecer a una de las regiones con más conflictos socioambientales debido a la existencia de zonas de sacrificio como Quintero y Puchuncaví, sus principales objetivos son plasmar en la nueva Carta Magna principios ecologistas para así proteger los ecosistemas.
“Es importante construir una eco-constitución que nos permita enfrentar una eventual catástrofe eco-climática debido al calentamiento global que nosotras y nosotros mismos hemos generado a nuestro planeta”, manifestó Espinoza, poniendo énfasis en la importancia de que se tomen cartas en el asunto debido a que ninguna sociedad está al margen de los ecosistemas.
Veganismo como salvación
La opinión pública sobre el veganismo y el vegetarianismo siempre ha sido controversial. Muchas y muchos han optado este estilo de vida, mientras que otras personas lo califican como inaccesible, debido a la poca cercanía con la alimentación que no provenga de la industria ganadera.
“Si bien no podemos obligar a las personas a no consumir carne ni lácteos, si tenemos el deber de concientizar a la sociedad respecto al daño y sufrimiento que les causamos, sobre todo a través de la industria ganadera, la principal responsable de las emisiones de gases de efecto invernadero como metano y CO2”, enfatiza Hernández.
Meterse en el plato de otra persona es un tema complicado porque tiene un historial cultural que muchas veces es imposible erradicar. Además, cambiar la forma de alimentación significa inversión de tiempo, lo cual lamentablemente es un privilegio que muchas y muchos ciudadanos no pueden regalarse en un sistema de vida capitalista. Sin embargo, debiesen existir limitaciones en la industria, de manera que la contaminación producida sea reducida en la medida de lo posible.
“Ser vegetariano o vegano implica cada vez hacerse más responsable de conocer de dónde proviene nuestra alimentación. Algunos de estos insumos podrían ser más caros, pero la verdad es que uno tiene que aprender a comprar. Son mitos que la misma gente va instalando de manera popular para ir generando mecanismos de defensa para no enfrentar algo que todos sabemos que hay que enfrentar”, subraya Espinoza.
Las y el candidato coinciden en que el Estado debiese jugar un rol importante a la hora de implementar políticas públicas respecto a la diversificación alimentaria, abriendo más puertas e invitando mucho más a la población a consumir dietas veganas y vegetarianas. En este sentido, debiese existir educación al respecto y el Estado debe brindarla, lo cual será una de las principales discusiones que pretenden poner en la mesa a la hora de redactar una nueva Constitución.
Hay diversas plantas y semillas que están presentes en la naturaleza y que cumplen con la cuota de proteína que un ser humano necesita. En Chile existen al menos 600 especies comestibles, considerando los frutos y hortalizas tradicionales
“El cambio a una filosofía vegana como ética de vida nos va a permitir, sin duda, no sólo hacer las paces con otras especies, sino que con la nuestra, obviamente también con la Madre Tierra para que no tenga que seguir siendo explotada para alimentar un mercado que nos tiene al borde de una bancarrota ecológica en nuestro planeta. Pero todavía lo podemos dar vuelta, el cambio es colectivo”, finaliza Dann Espinoza.
