“El Homenaje a la Neurocirugía”, obra escultórica de la renombrada Premio Nacional de Arte, Marta Colvin Andrade y que caracteriza al Instituto de Neurocirugía, INCA, fue recientemente restaurada y en el Día del Patrimonio, luce su volumen y texturas al máximo esplendor.
La monumental obra fue sometida a un proceso de restauración en el mes de marzo durante unos 30 días, el que constó al menos de cinco pasos: limpieza, repatinado, protección, terminación y puesta en valor de la escultura con una placa conmemorativa.
Proceso de restauración
El trabajo de restauración de la escultura comenzó con una limpieza en dos etapas. Primero, se realizó un lavado con laurilsulfato de sodio al 10% por volumen de agua aplicado con cepillos con cerdas vegetales y enjuagado con agua a baja presión. La segunda etapa de limpieza, consistió en la remoción de pátina, manchas, óxido y sales.
Posteriormente se llevó a cabo el repatinado total de la escultura, para lo cual debió acudirse a la memoria colectiva, ya que generalmente se opta por respetar el color original de la obra, pero no se cuenta con esa información ni es posible rescatarla de la fotografía más antigua de registro. La memoria reconoce a la escultura como de color verduzco y amarronado oscuro.
Tras el repatinado, se le aplicó una película de protección con barniz sintético usualmente utilizado para la protección de obras en bronce y otras aleaciones de cobre. El paso de terminación consistió en la aplicación de cera microcristalina, la que genera una “capa de sacrificio”. Es decir, dicha cera se dispone sobre la obra para que se altere ella y no la pátina y/o el soporte. Finalmente, se instaló una placa conmemorativa en la cara frontal de la base de la escultura, de bronce y con pátina del mismo color que el de la obra.
El trabajo considera un proceso de intervención post restauración, que consiste en un plan de mantención a efectuarse un mínimo de dos veces al año, o según lo requiera el estado de la escultura.
Homenaje a la Neurocirugía
“Homenaje a la Neurocirugía” es una de las obras más célebres de la primera etapa de la carrera de la escultora Marta Colvin y aunque no hay registro del motivo por el cual la artista llegó a forjar esta magnífica pieza, todo indica que pudo vincularse con la relación que tenía con la Sra. Anita Gómez, madre del fundador del Instituto, el Dr. Alfonso Asenjo Gómez. La artista formaba parte del selecto grupo de creadores e intelectuales que solían reunirse en las tertulias que ofrecía la madre del Dr. Asenjo cuando este último todavía era un niño.
La petición de hacer esta escultura para el Instituto se la habría formulado a la artista el propio Dr. Asenjo y en un principio ésta se situaba en el hall de entrada del Instituto. No hay fecha exacta de cuándo fue trasladada al patio exterior del frontis del edificio, donde es visible desde el ingreso e incluso desde la calle.
De carácter marcadamente figurativa, la escultura se aleja un poco de la obra posterior y más característica de la artista. Es una figura de bronce rubricada por Colvin el año 1952. Mide tres metros de altura con pedestal y representa dos manos cruzadas sosteniendo un cerebro humano. “El Cerebro, supremo pensador, organizador y creador de todas las ideas, emplea las manos para la ejecución”, nos dice el Dr. Gustavo Díaz Pérez en su Historia de la Neurocirugía en Chile (Santiago de Chile, 2003).
“La sutileza que logró la escultora, sumada al cuidado con el que las manos apenas levantan el cerebro (con la yema de los dedos, a la vez que realizan una contorsión agitada y armoniosa), más el equilibrio perfecto de los elementos en juego incluso entre los vacíos de los únicos tres que lo componen (las manos y el órgano cerebral), hablan de la excelencia que el trabajo de Marta Colvin había alcanzado ya en esos momentos de su vida, a pesar de corresponder sólo a su período inicial de profesionalización escultórica. Y sin ser una obra excesivamente detallista, es notable el logro de los pliegues cerebrales, los surcos y sinuosidades de las manos, además del dominio de las texturas a esta escala de gigantismo”, consigna el análisis del blog Urbatorivm (https://urbatorium.blogspot.com/2019/12/el-homenaje-la-neurocirugia-de-marta.html).
Si se observa bien la escultura, existe una leve desproporción entre el tamaño del cerebro y las manos, las que están representadas ligeramente más grandes. Esto, porque la artista habría querido destacar el trabajo de las manos de los/as neurocirujanos/as en un primer plano del homenaje.
La imagen de la obra forma parte de la identidad del Instituto de Neurocirugía y de la especialidad misma en Chile, pues no sólo identifica al logotipo de la institución, sino que también ha sido utilizada en medallones de congresos de neurocirugía realizados en el país.
El Homenaje de Marta Colvin continúa siendo una de las obras escultóricas institucionales más características e inconfundibles de toda la iconografía del arte público en Chile.
Tour virtual en el Día del Patrimonio
Tras su restauración y puesta en valor, el Instituto de Neurocirugía se suma al Día del Patrimonio Cultural 2021, con una visita virtual a la escultura. Desde las 08.00 hrs. del sábado 29 de mayo será posible para cualquier persona acceder a un video alojado en su sitio web que recorre “Homenaje a la Neurocirugía” desde distintos ángulos, a contenido fotográfico de la obra con detallada información de ésta, de su autora y del reciente proceso de restauración.
Para visitar el contenido se debe acceder al siguiente vínculo https://n9.cl/ybe9 o directamente ingresando al sitio web institutodeneurocirugia.cl
Marta Colvin
La renombrada y talentosa escultora chillaneja Marta Colvin Andrade (1907-1995) comenzó su carrera en Chillán, tras un encuentro casual con su profesora de dibujo, la escultora Noemi Mourges Bernard. Luego del terremoto de 1939, Marta Colvin se radicó en Santiago y tuvo la oportunidad de ingresar a estudiar a la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile ese mismo año y hasta 1945.
En 1943, fue nombrada ayudante del Taller de Escultura de Julio Antonio Vásquez en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile y en 1950 asumió como profesora auxiliar del Taller de Escultura de dicho maestro. En 1957 fue nombrada profesora titular, cargo que ejerció hasta 1972.
Entre el año 1948 y 1949, becada por el Gobierno francés, viajó a Francia para continuar su formación en la Academia Grand Chaumiere con los escultores Henri Laurens, Ossip Zadkine y Etienne Martin.
Entre el año 1951 y 1953, fue becada por el British Council para cursar estudios en la Slade School de la Universidad de Londres, Inglaterra, donde trabajó con el escultor F. E. Mac William. Fundamental en su carrera fue el contacto que mantuvo con el escultor Henry Moore, asistiendo semanalmente a su taller, quién fue su supervisor de estudios y le enseñó a valorar la tradición cultural prehispánica. Marta Colvin desarrolló gran parte de su obra en Francia, donde vivió por más de treinta años y se integró exitosamente al medio artístico internacional, representada por la Galerie de France, en París.
El talento de Marta Colvin fue reconocido mundialmente con la obtención de premios en importantes eventos en Europa, Asia, los Estados Unidos y Sudamérica y el emplazamiento de sus esculturas en distintos países. Por su figura y relevancia en la historia del arte chileno fue distinguida con el Premio Nacional de Arte el año 1970.
En 1990, tres años después de la muerte de su segundo marido y luego de haber sufrido un accidente cerebrovascular, Colvin regresó a Chile. En 1993 el Museo Nacional de Bellas Artes le dedicó una gran retrospectiva. El año 2007, la sucesión Marta Colvin donó el archivo personal de la artista a la Biblioteca y Archivo del Museo Nacional de Bellas Artes de Santiago de Chile.
Sus otras obras más destacadas son Manutara, 1957, Escultura en Bronce, 1,60 mts., Battersea Park, Londres. Vigías, 1968, madera patinada, 200 cm. de alto, ambas en el Museo Nacional de Bellas Artes; Rosa de los vientos, 1979, Escultura en Piedra, 3,60 x 3,00 x 3,00 mts., Universidad de París; Pachamama, 1986, Escultura en Piedra roja de los Andes, 4.18 x 1.26 x 1.04 mts., en el Parque de las Esculturas, Providencia. Su primera distinción la obtuvo el año 1939, cuando ganó el Segundo Premio Escultura, Salón Anual de Alumnos de la Escuela de Bellas Artes, Santiago de Chile.
Otras distinciones destacadas que obtuvo fueron:
- 1965 Primer Premio de Escultura, VIII Bienal de Sao Paulo, Brasil.
- 1970 Premio Nacional de Arte, Santiago, Chile.
- 1982 Premio del Consejo Regional L ‘Ile de France, Francia.
- 1986 Es nombrada Miembra de la Academia Chilena de Bellas Artes, Santiago, Chile.
