Periodista.
Entre los miles de manifestantes que vuelcan su descontento en las calles, hay tres personas que a poco andar se dieron cuenta que los muros de la capital contenían una historia que relataba muchas historias, en un afán de denuncia y protesta, los muros de la ciudad se convierten en vitrinas pasajeras que contienen rayados, papelógrafos y esténciles que pedían ser leídos antes de ser borrados con una pintura sospechosamente igual al “verde comisaría”, o por nuevas piezas que van relatando lo que va ocurriendo, con rabiosas y creativas obras que contestan desde la insolencia de la creatividad a un gobierno que no parece entender nada.
Luciana Echeverría (actriz), Javier Rebolledo (periodista y escritor) y Dauno Tótoro (comunicador y escritor), decidieron registrar desde la urgencia lo que en muros de la ciudad estaba pasando, registrar el relato como gritos que pronto desparecían y se renovaba por otro más nuevo y urgente.
En los muros estaba quedando, capítulo a capítulo, graficada la historia de la protesta social y sus demandas y estos tres autores cámara en mano decidieron fotografiar primero y clasificar luego las temáticas encontradas en los muros y escribir textos completos para cada una de ellas, yendo, en muchos casos, atrás en el tiempo para contextualizarlas y expresar la verdad de cada una de ellas, construyendo textos informativos y con alto contenido dramático capaces de acompañar, ilustrar y profundizar las expresiones gráficas.
Página 19 conversó con dos de los autores de este libro queha sido éxito de ventas, Luciana Echeverría y Javier Rebolledo nos hablaron sobre su libro “Hasta que valga la pena vivir” y cómo fue este camino de registro y clasificación, protesta social y creatividad.
Javier Rebolledo: “Comenzamos a marchar y viendo los muros nos empezamos a dar cuenta que había una expresión tremenda, inclasificable e inabordable al principio, simplemente maravilloso. Había desde simples rayados, pero con mensajes potentes, hasta otras expresiones gráficas que eran fantásticas desde el punto de vista visual y lo que comunicaban. Con un criterio de urgencia y sin un pensamiento tan elaborado respecto de qué íbamos a hacer con el material, decidimos registrar. Porque son muros particulares y muchas de estas piezas se iban a borrar pronto, ya sea por otros rayados o la mala memoria intencional”.
Luciana Echeverría: “Nos dimos cuenta que había muchas demandas, que había todo un movimiento de creación en los muros y que se resume muy bien en la frase “No son 30 pesos, son 30 años”. Hubo muchas performances y muchos símbolos que se van repitiendo a lo largo de la historia de las revoluciones. Hay a su vez una violencia que va por debajo y es el silencio del gobierno, de no tener la capacidad de ver ni de ponerse a la altura de lo que estaba pasando. Claramente le faltó inteligencia inmediata al gobierno para dar soluciones, se quedaron callados, luego iniciaron una serie de medidas de parche y la gente se fue llenando de mierda ante este silencio y falta de empatía ante las demandas del pueblo”.
Javier Rebolledo: “Nos dimos cuenta que las imágenes eran un conjunto y no piezas o demandas desagregadas como lo entendía el gobierno y que incluso la Concertación tampoco lo supo entender y que en el fondo era decir no al abuso del neoliberalismo, eso hay en común. No más Sename, educación de calidad, pensiones dignas, salario mínimo, feminismo, entre otras, que son una rebelión contra el neoliberalismo furioso”.
Como dice Rodolfo Walsh “Los muros son la imprenta de los pueblos”, al comienzo hubo mucho rayado y mucho esténcil contra el gobierno opresor y, de a poco, esto se fue refinando en una expresión más florida, era como el magma de un volcán donde había rabia y la imaginación que de pronto se vuelca en un muro.
Luciana Echeverría: “Con las pinturas y los rayados no existe una creación masiva, como sí ocurre por ejemplo con “LasTesis” que sabemos quiénes son las que impusieron un movimiento, pero con las pinturas y los rayados es finalmente como una ola, en los muros se genera un diálogo permanente. Y en ese sentido, este libro es como un registro inicial de la memoria. Un trabajo que también angustia cerrar porque sabemos que no acaba y que sigue, por eso concluye el libro con una imagen que dice “Esto no se ACAB”.
Javier Rebolledo: “El ejercicio que hicimos fue tomar, agrupar y darle un sentido a cada una de las temáticas, desde el contexto histórico hasta el presente. Hubo por ejemplo decisiones autorales como colocar en el libro al Sename en primer lugar”.
Luciana Echeverría: “Así como teníamos muchas fotos contra el Estado opresor, hay muy pocas del Sename y los privilegiamos ya que ellos finalmente no tienen ninguna agrupación que los ampare y en cierto modo todos ellos son nuestros hijos, para nosotros son uno de los actores principales y también los más desamparados. Y ellos han sido parte importante de la resistencia para que esto no se acabe y es en la calle donde se sienten más vivos”.
Luciana Echeverría: “El arte está dentro del ser humano y es inalienable, acá hemos visto muchas expresiones en las paredes sin haber un interés económico detrás, es simplemente el alma humana y la necesidad de expresión. Hemos visto como cada uno intenta buscar su rol para finalmente sentirse parte de una posible solución. En ese sentido, el arte se hace fundamental para el desarrollo del ser humano y es en parte el motivo de por qué ha sido tan emocionante esta revolución, porque es necesario y espontáneo, es una muestra de que no hemos dejado de soñar. Hay una frase que quizás resume esta nueva forma de mirarnos: “Ahora que nos encontramos, no nos soltemos”.
Soy fundadora y parte de la Red de Actrices Chilenas, RACH. Y este movimiento nos pilló articuladas desde manifestaciones masivas como “Ni una menos” y diversas marchas donde las mujeres aportamos harto a la visibilización, así lo hicimos también por el aborto libre y hoy estamos trabajando por la paridad. Como mujeres, nuestra lucha no es sólo de ahora, ha sido milenaria y en Chile ha sido fuerte el abuso sistemático contra las mujeres y ante eso vamos a seguir trabajando por nuestra dignidad y la dignidad en su conjunto. Como hemos sido vulneradas a lo largo de la historia, las mujeres hemos desarrollado una inteligencia distinta de cómo enfrentar la política patriarcal, tenemos desarrollada una forma propia de lucha y de cómo ponernos de acuerdo. Por esos es tan bonita la frase que surge en los muros “Pelea como mujer”.
