Periodista.
El Departamento de Fonoaudiología de la Universidad de Chile y la Escuela de Fonoaudiología de la Universidad Católica de Valparaíso manifestaron su absoluto rechazo a la adquisición y uso de disuasivos acústicos como herramientas para dispersión de masas en manifestaciones sociales.
“Estas armas sónicas emiten sonidos sobre los niveles permitidos o considerados seguros, los que generan severos daños en la audición de las personas expuestas”, advirtieron en una declaración pública conjunta.
Subrayaron además, que la consecuencia más grave que pueden provocar estos artefactos en las personas “es la pérdida auditiva irreversible, la que impacta directamente en la calidad de vida de las personas afectadas”.
Esto, en respuesta al subsecretario del Interior, Rodrigo Ubilla, quien anunció que el gobierno evalúa dotar a Carabineros de “una línea de nuevas armas no letales» para enfrentar las manifestaciones, entre ellas disuasivos acústicos, tintes para el carro lanzagua y gas pimienta.
No repetir violaciones a DDHH
Ambas universidades emplazaron a las autoridadesa reconsiderar «el uso de dispositivos que generen consecuencias irreparables en la salud de chilenos y chilenas, con especial énfasis en aquellos de gran alcance y que pueden generar daños masivos».
Agregaron que “No se debe permitir que se vulneren los derechos humanos en el legítimo control del orden público” y llamaron a no “repetir las acciones que provocaron la peor crisis oftalmológica documentada en la historia de nuestro país y del mundo”, en alusión a las cientos de personas que han resultado con lesiones oculares producto del uso de balines por parte de Carabineros y del impacto de lacrimógenas en el rostro, las que según el último reporte del Instituto Nacional de Derechos Humanos, del 3 de diciembre, llegan a 241 afectados, entre ellos el estudiante Gustavo Gatica y la trabajadora Fabiola Campillay, quienes resultaron con pérdida total de la visión.