Periodista y Director de Página 19.
Hace un par de semanas, ONU Sida reveló que cerca de 71 mil personas en Chile han contraído el virus del VIH, una de las cifras más altas de toda América Latina. Página 19 conversó con Marco Becerra Silva, Director de Gestión Pública de ACCIONGAY, sobre el aumento de personas con esta enfermedad y de cómo nuestro país sigue siendo homofóbico.
-¿Qué pasó? ¿Por qué este informe de ONU Sida coloca a Chile como el país que tiene más transmisión de VIH en América Latina?
-Lo que informa ONU Sida son datos que entrega el Gobierno de Chile a través del monitoreo que hace el Ministerio de Salud. Eso demuestra que desde el año 2000 hasta el 2018 hay un aumento del 34 por ciento de casos. De hecho, la diputada del Frente Amplio, Claudia Mix, armó una comisión investigadora en la Cámara de Diputados donde se hicieron una serie de entrevistas a diferentes actores públicos-privados, y donde tuve la oportunidad de exponer la visión nuestra, de ACCIONGAY.
-¿Cuál fue esa visión que dieron a conocer ustedes? ¿Por qué Chile está tan mal en esas cifras globales?
– Aunque Chile exhibe en el ámbito sanitario buenos índices, ha habido una permanente dificultad para hablar sobre sexualidad y eso ha sido una de las grandes debilidades desde el regreso de la democracia, con una incapacidad de enfocar la educación sexual en el espacio educativo formal.
Por ejemplo, en la educación municipalizada los proyectos educativos tenían que ver más bien con el alcalde de turno. Teníamos ediles que eran de derecha o conservadores así que, por lo tanto, en esos municipios solo se apuntaban a los contenidos mínimos que eran sobre la biología de la sexualidad o la reproducción, y no abordando los temas de la promoción del sexo seguro y poner a las personas dispositivos de protección. No se saca nada con hacer prevención, si a la gente no se le ofrecen preservativos. Bueno, si hoy tenemos esta estadística en gran parte obedece a eso. Chile se caracteriza por tener muy buenos índices de desarrollo humano, pero frente a la falta de información la gente tiene más riesgo. Algo ha pasado con el uso del preservativo, pero la verdad es que nunca fue promovido de forma adecuada.
-En este escenario ¿qué le parecen las palabras del Ministro Mañalich sobre el uso del condón?
– Nos parece grave que el Ministro Mañalich diga que aquí hubo un uso fetiche del condón, porque el preservativo es una de las únicas formas para evitar el VIH. En su gestión anterior tuvo muchas dificultades para trabajar con la sociedad civil sobre el tema del VIH y el uso del condón, incluso rompimos con él el año 2012 a propósito que el ministro no fue capaz de avanzar en una agenda de inclusión de una política pública con nuestra participación. Es un sector de derecha que es conservador, por lo tanto, están tratando de equilibrar un discurso hacia el interior. También le pasó a la Concertación cuando la Democracia Cristiana presionaba a los gobiernos de Ricardo Lagos y de Michelle Bachelet respectos a estos temas, pero se fueron de a poco convenciéndose. Esta fue una permanente pelea al interior de las coaliciones, porque en estas hay de todo.
– También la Iglesia Católica aportó con esa mirada conservadora…
– Claro y esta iglesia, antes de que cayera en desgracia, tenía una tremenda incidencia en este tipo de debates. Hablaba el obispo sobre la entrega de la píldora del día después, del uso del condón. Así que esta iglesia católica tiene mucha responsabilidad. De hecho, ellos durante estos 25 años estuvieron boicoteando las campañas. Eso provocó en algún grupo de la población confusión y dudas. En el fondo, había un doble discurso porque, por un lado, el Ministerio de Salud planteaba una estrategia preventiva, pero por otro lado actores políticos reconocidos decían que no.
A diferencia de Chile, en otros países han llegado a un acuerdo nacional para enfrentar una epidemia que es sanitaria. Aunque hay un sector del país que ha mejorado sus ingresos económicos, hay otro que no tiene acceso a la compra de condones y que no cuenta con los recursos suficientes para comprarlos. Por eso, el Estado debe tener una política permanente de facilitar la entrega de preservativos. Lamentablemente, hoy el uso del condón está en el suelo. El INJUV todos los años hace una encuesta sobre el uso del preservativo. El año 2009 registraba un 70 por ciento de uso y a esta fecha está en el 13. Entonces, en 10 años bajó a niveles inaceptables.
-¿Cómo interpreta estas cifras? ¿Son los jóvenes los más vulnerables?
– La población en general es la vulnerable. Lo que pasa es que dentro del grupo de jóvenes aumentó 5 veces, aunque también en todos los segmentos. De hecho, la epidemia está concentrada entre los 24 y los 39 años de edad. Este es el grupo donde está el 80 por ciento de los casos. Sin embargo, dentro de los nuevos casos hay un grupo importante de jóvenes que está adquiriendo el VIH y eso pasa porque muchos jóvenes han cambiado la forma de cómo se relaciona hoy día con su sexualidad. Se sienten mucho más libres y han roto con esta forma de binarismo sexuales, por lo tanta la gente experimenta más.
Otro elemento que también está jugando en contra, es que se le perdió -entre comillas- el temor al VIH y al Sida, dado que si uno se trata convive con la enfermedad, pero el año pasado murieron 570 personas de Sida. También es complicado hablar de prevención, porque se instaló una campaña basada en el miedo, y está demostrado que eso tampoco sirve. Hay otro factor que está asociado al uso de sustancias. Nosotros hacemos el test rápido sobre el VIH a jóvenes entre los 18 y los 29 años y el 50 por ciento declara que consumió sustancias cuando tuvo sexo sin condones. Esto tampoco se está abordando en las campañas.
-Como ACCIONGAY ¿ustedes han participado en las campañas del Minsal?
– Las campañas que realiza el Estado de Chile consiste en un spot que se pasa durante 2 semanas en noviembre y eso para nosotros no es campaña. Las campañas deben tener varios elementos que debieran ser permanente en el tiempo como una bajada territorial, también de pertinencia cultural y estar asociados a intervenciones comunitarias. Todas las campañas han sido mal evaluadas cuando han sido testeadas y el nivel de recordación es malo. No profundizan y básicamente lo que hacen es una alerta social. El ministro dice que aumentará de 400 a 800 millones la campaña. Aunque le ponga dos millón de dólares, lo que más se gasta es en la emisión de los canales.
-¿Qué sería lo ideal?
– Lo ideal sería que se haga un acuerdo entre las organizaciones sociales que trabajamos en el tema. Ya tenemos el informe de la comisión investigadora, muy interesante, de cuáles deberían ser los elementos centrales de asumir una estrategia. Hoy se habla desde la prevención combinada. Esta se refiere a disponibilidad del testeo rápido, acceso a terapia, prevención comunitaria y la campaña. Es decir, es comunitaria pero también educacional. Ninguna funciona sin la otra. Lo que ha pasado hasta ahora, es que de las 71 mil personas que están con VIH, hay aproximadamente 45 mil en terapia, pero hay 10 mil que están testeadas y notificadas pero no vinculadas. O sea, hay casi un 20 por ciento de personas que están con VIH, pero que por alguna razón que ni siquiera sabe el Minsal, no están tomando terapia. A eso, agregamos el elemento de discriminación, porque también es cierto que hay personas que viven con VIH y están obligadas a vivir en la oscuridad porque les genera, por ejemplo, temor a acercarse al hospital y vincularse a un programa. Ahora, no sabemos si en realidad son 71 mil personas con VIH, porque pueden ser hasta 100 mil porque se hace una aproximación.
Es cierto también que las personas que están con terapia no trasmiten VIH. También hay una estrategia que está usando Naciones Unidad que se llama “indectable, igual intransmisible”. Otra fórmula que se está usando es el Prep, Prevención Pre Exposición, un dispositivo que estará disponible en Chile a contar del 1 de agosto. Es entregarle una combinación de un medicamento para personas que califican para ese programa, no es para toda la población. Si uno es una persona que no tiene VIH, pero que ha tenido alguna vez una ITS (Infecciones por Transmisión Sexual) podría calificar para ese programa. Ahora, en el mercado negro esto está totalmente diseminado y hay gente que lo está consumiendo. Ahora la crítica es que con este medicamento la gente ya no querrá usar preservativo, pero señalan que podría haber un aumento de las ITS como la sífilis, la gonorrea, hepatitis B, cosa que en Chile ya está muy alta. Están muy disparadas. Y eso pasa porque las personas tiran sin condones. Es como volver a los 80s, el porno además está muy fuerte y están las aplicaciones. O sea, hoy día hay una mayor libertad sexual. La sociedad ha cambiado mucho, por eso el mensaje no puede ser el mismo.
Hoy día la gente no tiene pareja estable, sino muchas parejas estables. Son monógamos simultáneos. Son estables o exclusivos durante el tiempo que están con esas personas, pero eso pueden ser dos meses, tres semanas, un día. Ha cambiado la forma de entender las relaciones humanas. Por lo mismo, no se puede hablar de LA prevención, sino de LAS prevenciones. Quizá si hablamos de un joven de Las Condes, incluso de un colegio católico, ahí sí le van a hacer orientación sobre sexualidad y estará mucho más informado y tendrá plata para comprar condones. Es gente que no necesita del Estado para proveerse de nada porque tienen plata. Sin embargo, un chico de colegio vulnerable el profesor está obligado a hablar sobre estas cosas y tampoco está habilitado para hacerlo. Chile ha cambiado, pero se sigue pensado en un Chile de hace 20 años.
-¿Culturalmente ha cambiado mucho?
– Sí. No entendemos mucho lo que está pasando porque estamos como impactados. Lo que ha pasado con las cifras demuestra la incapacidad que ha tenido el Estado de mirar estos fenómenos que, además, son cíclicos. Las epidemias no son únicas, van cambiando, mutan. En Chile ha habido una permanencia muy concentrada en hombres y en un 65 por ciento declara haber tenido sexo con otro hombre. No estoy hablando si son gay, estoy hablando sobre su práctica sexual.
-¿Qué pasa con las mujeres que han contraído VIH?
– Muy poco. Si hace 5 años la relación era 7/1 ahora son 10/1 de hombres y una mujer.
-¿Chile sigue siendo o no un país homofóbico?
– Obvio que sí. Lo que pasa es que los fenómenos no son absolutos. A medida de mayor libertad se produce una situación contraria. Hemos visto mayor violencia (contra la comunidad LGBTI) mientras viven su mayor libertad. Ayer, por ejemplo, en Barcelona casi mataron a un chico porque consideraron que era demasiado gay. En España tienen igualdad de derechos, matrimonio igualitario, adopción parental, identidad de género, pero la homofobia o la discriminación está asociada a discursos de odio que provocan violencia.
-Y personajes como José Antonio Kast…
– Él es parte de ese movimiento. Bolsonaro, Kast, Donald Trump son representantes de ese fenómeno. A medida que haya una apertura sobre estos temas, estos grupos se organizan. Si en Chile la homosexualidad fuera un tabú no habría contrarios. Este tema es global porque vivimos un proceso de neoconservadurismo y eso es preocupante y peligroso. Ahí estamos tratando de resistir. Desafortunadamente, en Chile los sectores de izquierda o progresistas están demasiado confundidos por sus peleas internas y, por eso, la ciudadanía está un poco indefensa. Hoy los movimientos integristas cristianos están cobrando mucha fuerza por el declive de la Iglesia Católica. Lo que hace la derecha y la extrema derecha es instalar el temor al otro. El miedo lo trabajan súper bien. Su acción política es el miedo a los demás, a lo diferente.
Una sociedad que no es capaz de abrir canales a la participación, a la inclusión social, hace que la gente se retraiga. Por eso, pienso que el Sida es un problema social, educacional, médico, cultural y político. Nosotros hemos tratado de dotarnos de esa dimensión, porque no se trata de un tema de responsabilidad, sino de solidaridad o cariños por los demás. Ahora también tiene que ver con uno porque si no me cuido o como muchas frituras, claro que me voy a enfermar pero la mirada que tiene este gobierno parte solo desde la individualidad, como Elije Vivir Sano, como si fuera solo tú elección. No hay sociedad, no hay Ministerio de Educación, no hay institucionalidad pública. Es decir, solo frente al mundo.
-¿Habrá alguna vez, en Chile, matrimonio igualitario?
– Creo que lo habrá pronto, porque aunque existan sectores conservadores que estén en contra, necesitan darle una salida a la presión social. Estos temas hacen que respire el sistema político. Están los votos y aunque la DC está dividida en el Senado está el voto de Huenchumilla, Rincón, Provoste… Ahora, más importante que el matrimonio igualitario son los derechos afiliativos, porque el discurso en torno a la familia es más interesante que el matrimonio mismo.
– A propósito de la ola feminista en Chile, ¿los hombres homosexuales son o no machistas?
– Hay hombres gay machistas como hay mujeres que también lo son. Como hombres gay que son nazis. Las personas gay no somos una categoría, somos muchas personas. Cada persona es una individualidad. Ahora, el dispositivo patriarcal está instalado en nuestra cabeza y a todos nos cuesta deshacernos de esa educación que recibimos, de esos mensajes que estanos permanentemente recibiendo y las luchas de mujeres y hombres de liberar estas ataduras del patriarcado que son permanentes. De hecho, la lucha feminista que impulsó el año pasado el movimiento estudiantil todavía tiene consecuencias, de develar muchas cosas que no se entendían: el acoso, el leguaje inclusivo, con una mirada diferente de la sociedad. Tenemos que hacer un esfuerzo, hombres y mujeres, para deshacernos de un montón de cosas y que tienen que ver, al final, con tema de poder. Hoy en día somos los hombres que culturalmente tenemos el poder. Mientras no seamos capaces de cederlo, todo seguirá igual.
Ahora Chile está en una encrucijada histórica respecto a la posibilidad cierta que sigamos siendo gobernados por la derecha y creo que es necesario mandar un recado al Partido Socialista, que ha estado muy complicado por su tema interno, que empiece a mirar más la sociedad y si es capaz de hacerlo en el sentido positivo, quizá no en esta vuelta, las cosas podrían cambiar.
