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Una JS al Servicio del Futuro

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Clodomiro Almeyda, emblemático líder del socialismo chileno, señalaba que la izquierda no debe ser repetitiva ni añorante, sino que debe lograr dar cuenta efectiva de las transformaciones y cambios que se producen en la sociedad chilena.

Hoy ante una creciente masificación de la escolaridad y mayores niveles de bienestar económico, paradojalmente, se han generado mayores niveles de desigualdad y demandas de la población de más autonomía y libertades civiles, como reconocimiento de identidades sexuales, deseo de autorrealización, el propio movimiento feminista, entre otros. En este escenario es que debemos preguntarnos si los socialistas estamos siendo capaces de adecuarnos a estos cambios y cómo colaboramos en la agrupación de las fuerzas progresistas y de izquierda para hacer buscar respuestas comunes.

Lo primero, es la capacidad de entender esta coyuntura como un proceso epocal, donde el valor del trabajo colectivo, ajeno a los caudillismos, debe ser el vehículo que permita catalizar la articulación de las transformaciones que Chile y su pueblo requieren.

Es esta necesidad la que nos mueve a fortalecer una alternativa para liderar la Juventud Socialista de Chile: aquella de explorar y trabajar por cambios políticos, sociales y culturales donde sabemos que nuestro Partido juega un rol sustantivo.

Una respuesta colectiva que nace desde el seno de nuestra organización y que pone por sobre las individualidades el trabajo colectivo, por sobre las mezquindades la organización de mayorías y por sobre el diagnóstico pesimista, la propuesta concreta de trabajo para ser incidentes en la sociedad de hoy.

Debemos recuperar el rol de esa Juventud que puso en el centro de sus preocupaciones fortalecer el tejido social y la incorporación en su perspectiva de aquellas miradas que han sido situadas en planos secundarios en este modelo económico. Queremos poner sobre nuestros hombros la labor reconstruir ese tejido, esa organicidad social, más allá de lo meramente contingente; con una mirada prospectiva, en donde la convergencia de propuestas, idearios y una eticidad robusta permitan la construcción de una plataforma en donde confluyan los y las progresistas con el propósito de enfrentar los desafíos que tenemos como país.

Como jóvenes, durante este 2018 tuvimos que enfrentar la derrota electoral de nuestra coalición y con ello la puesta en marcha de una política retardataria de la derecha, expresada a través de proyectos de ley que sólo lesionan los derechos de las mayorías. Por eso hemos jugado un activo rol en la construcción de una plataforma con las otras Juventudes de Oposición para hacer frente a la agenda legislativa del Gobierno, oponiéndonos con claridad a los proyectos como Aula Segura, el Estatuto laboral para Jóvenes y las políticas discriminatorias en torno a la negación de derechos conquistados por las mujeres y la población migrante.

Somos aquellos/as jóvenes que reivindicamos la política del socialismo chileno de hacer oposición al Gobierno de derecha que ha pretendido desmantelar las conquistas logradas durante el mandato de nuestra Presidenta Michelle Bachelet, y seguiremos firmes en la tarea de defender, pero también proyectar ese Chile más justo que seguimos soñando.

Estamos seguros que para que estas acciones tengan un impacto adecuado, es que se requiere revisar la institucionalidad de nuestra Juventud, de manera de preparar ideológicamente a las y los jóvenes, lograr mayores niveles de democratización y desde luego fortalecer y crear dispositivos que permitan mejorar la relación con los distintos territorios, en especial el rol de las regiones. Del mismo modo resulta del todo necesario fortalecer la orgánica propia de la JS, trabajar unitariamente en salvar los vacíos que dejó la Ley de Partidos Políticos y lograr reconocimiento de nuestra representación en espacios estamentales de la estructura adulta. Pero no sólo de jóvenes, sino también de aquellos espacios que representan a los pueblos originarios. Con esas miradas, reconocidas en su justo derecho, es que avanzamos a un Partido de todas y todos los socialistas.

Y como somos una Juventud diversa, de estudiantes, movimientos sociales y trabajadores/as, seguiremos poniendo el énfasis en la visibilización de la actual precarización laboral, producto de los cambios profundos que ha experimentado el mundo del trabajo.

Los trabajadores de este siglo no son los mismos que los de hace 30 años atrás. Hoy vivimos en el Chile donde la mayoría de los trabajadores formales ocupados están expuestos a niveles de precariedad laboral moderada o alta. Donde las cifras de desocupación de la juventud alcanzan cifras alarmantes y dónde, aún, existen más de medio millón de jóvenes que no trabaja ni estudia: en su gran mayoría mujeres jóvenes de los sectores más populares de nuestro país. A ellas y ellos, los invisibles, nuestro trabajo y convicción en que debemos seguir trabajando.

Para nosotros, la Juventud Socialista es el hilo conductor que debe unir el malestar de esta sociedad desigual con la articulación orgánica de fuerzas democráticas que quieran transformar radicalmente nuestra realidad. No estamos dispuestos a seguir fomentando la crisis de los sistemas democráticos actuales, que con la conducción de caudillos y una extrema derecha surgiendo cada día con mayor fuerza, dañan nuestra vida en comunidad y todo lo que hemos construido desde la vuelta a la democracia. Un legado que tiene, principalmente, sangre e historia de militantes de nuestro glorioso Partido Socialista y su Juventud.

A ser ejemplo de vanguardia en la unidad de las fuerzas de izquierda, el propósito es común y los y las chilenos lo necesitan. ¡Somos y seremos la Juventud Socialista!

1 COMENTARIO

  1. Felicitaciones compañer@s es de esperar que ustedes no sigan repitiendo los modelos que los viejos del partido han utilizado

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