jueves, abril 25, 2024
NacionalRodrigo de Arteagabeitia: Al Maestro con Cariño

Rodrigo de Arteagabeitia: Al Maestro con Cariño

Crédito Fotografía: Patricio Muñoz Moreno

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Con su típica voz socarrona y su estridente risa que inundaba toda la redacción de la revista Solidaridad, Rodrigo Arteagabeitia -descendiente de Vascos- tuvo un rol clave en la subdirección de la publicación de la Iglesia Católica en los más siniestros y duros años de la dictadura cívico-militar de Augusto Pinochet.

El periodista, titulado en la Universidad de Chile, no estuvo exento de abrazar la política, actividad que lo entusiasmaba de sobremanera. En sus tiempos mozos militó en la Juventud Democracia Cristiana, de la cual se desilusionó para más tarde emigrar al Mapu con un proyecto político que buscaba el triunfo del primer Presidente de la República socialista, por medio de las urnas, y apoyar su llegada al poder. Post dictadura, lamentablemente, el partido se extinguió, aunque no sus ideales y el proyecto político y social. Entrada la década de los noventa, este hombre grande, de barba y mirada fulminante, fichó en el Partido Socialista. Su militancia la hizo en un núcleo de su querida Ñuñoa, pero también en la Brigada de Periodistas Socialistas. Además fue dirigente nacional en el Colegio de Periodistas de Chile.

Formador de distintas generaciones de periodistas al alero de la Revista Solidaridad, Rodrigo entregó la visión política, social y cultural de una Iglesia Católica que caminaba junto a las comunidades cristinas de base, de una iglesia que tenía una radical opción por los más pobres. La figura del Cardenal Silva Henríquez y, también, del obispo Enrique Alvear, en favor de la defensa y promoción de los derechos humanos, era un asunto clave que se podía leer en las páginas de la publicación que comandaba. Junto a unos y unas valientes periodistas que cubrían los diferentes frentes del acontecer nacional, cristianos y no cristianos esperaban con ansias recibir la revista Solidaridad, después de las misas de Domingos, cada 15 días.

En su equipo estaban Marianela Ventura, que ya partió de esta vida hace algún tiempo y que reporteaba las actividades de los trabajadores; Graciela Ortega hacía educación; Ramón Abarca escribía sobre la voz oficial del Arzobispado de Santiago; Cecilia Atria nos deleitaba con sus entrevistas y reportajes sobre temas culturales; Sandra Rojas reporteaba las organizaciones sociales, Elia Parra se metía a las poblaciones para contar las historias de los más pobres y Mariela Vallejos cubría el tema de derechos humanos, entre tantos y tantas otros colegas.

En esa publicación también hubo periodistas que hicieron su práctica como Susana Kúncar y Pamela Jiles, hoy diputada de la Nación.

Tema aparte era el excelente material gráfico que ilustraba la revista. Helen Huges, Pilar Vergara, entre muchos otros fotógrafos y fotógrafas, hacían que una imagen hablara más que cien mil palabras. El canal de distribución de la revista fue un aporte clave para que llegara la información de los que no tenían voz.

Censura habemus

En muchas ocasiones, estos reporteros y reporteras fueron detenidos por la policía de la época, fichados y seguidos por los agentes secretos de Pinochet.  Aparte de interponer un Recurso de Amparo en su favor, que la justicia de la época no se daba el trabajo de acogerlo, Rodrigo y un grupo de abogados de la Vicaría de la Solidaridad, llegaban a rescatarlos.

Pero no todo fue fácil para Rodrigo y su equipo. Con el arribo de un nuevo Arzobispo, Juan Francisco Fresno, la revista tuvo que lidiar con la censura de un pastor temeroso y ambiguo en estas lides.

La última edición de la revista Solidaridad fue en el año 1991, ad portas del cierre definitivo de la Vicaría de la Solidaridad y con el arribo de una larga transición a la democracia.

Posteriormente, estuvo muchos años en la Brigada de Derechos Humanos de la Policía de Investigaciones. Antes de jubilar, estuvo como Director de Comunicaciones de la Defensoría Penal Pública.

Con el gusto de un muy buen café conversado, ojala con torta mediante, muchos recordarán esa vieja y destartalada citroneta que había que rezarle para que partiera. Era un vehículo de transporte que nos llevaba seguros, después de ejercer el periodismo que tanto amamos.

En abril del año 2019, la Brigada de Periodistas Socialistas le rindió un homenaje -junto a otros colegas y compañeros- por su aporte al periodismo y su lucha como militante en el partido de Salvador Allende. En esa ocasión, se dijo lo siguiente sobre Rodrigo:

“Descendiente de vascos e irlandeses, Rodrigo de Arteagabeitia Halley-Harris nació en el seno de una familia ñuñoína, austera y sencilla. Hijo de la educación pública, estudió en el Liceo Comunal de Ñuñoa y, posteriormente, en la Universidad de Chile. Era la década de los 60, la de mayo del 68 y la revolución cubana, que inspiraron a toda una generación de jóvenes e invitaron a cambiar el mundo. Rápidamente ingresó a la juventud demócrata cristiana y luego se radicalizó, siguiendo los pasos de Rodrigo Ambrosio en el Mapu”.

“Fervoroso partidario de la Unidad Popular y entusiasta periodista joven en Televisión Nacional, comunicación y revolución caminaban de la mano. Cuando el Mapu se auto disolvió se sumó a las filas del Partido Socialista, donde milita hasta el día de hoy.  Lamentablemente, el golpe de estado de 1973 truncó los sueños de justicia social y la defensa de los derechos humanos pasó a ser la prioridad. Se integró al Comité Pro Paz creado por el Cardenal Raúl Silva Henríquez, que luego pasaría a ser la Vicaría de la Solidaridad. Allí fue parte del equipo fundador de la revistaSolidaridad, que en sus últimos años dirigió. Con la llegada de la democracia ingresó a la Policía de Investigaciones de Chile, donde trabajó estrechamente con su brigada de derechos humanos. También se desempeñó como Jefe de Comunicaciones de la Defensoría Penal Pública y prestó servicios en el Ministerio del Interior y en la Secretaría de Comunicaciones y Cultura, durante los gobiernos de Ricardo Lagos y Michelle Bachelet. Hoy se encuentra jubilado”.

En estos momentos, Rodrigo se encuentra internado en el Hospital del Salvador, después der ser diagnosticado con Covid 19 y sus antiguos colaboradores y amigos de siempre, estamos orando por su salud, enviándoles las mejores energías para que un ser humano como él salga lo antes posible de esta situación. Haber librado tantas batallas, de seguro lo ayudará para que se quede por mucho tiempo entre nosotros y nosotras.

Patricio Martínez Torres
Patricio Martínez Torres
Periodista y Director de Página 19.

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