Periodista.
Cumpliendo con su programa de Gobierno, el Presidente Gabriel Boric y su ministro de Hacienda, Mario Marcel, presentaron hoy una reforma tributaria, que a diferencia de otras modificaciones de este tipo, apuntó directamente a los sectores más acomodados de la población, en tanto solo un 3% de la población verá aumentar sus compromisos tributarios.
Relevante es, para quienes se adelantarán en destacar que la economía no está en condiciones hoy de enfrentar modificaciones de este tipo, que el fuerte de la mayor recaudación- cifrada en un 4,1% del PIB en régimen-, se hará sentir hacia el 2025-2026 y no en las condiciones actuales de la economía.
La reforma incluye un impuesto a las riqueza que afectará los patrimonios por sobre los US$5 millones- algo donde en un país donde la mitad de los trabajadores gana solo cerca de $400 mil pesos claramente no tiene que ver con la realidad de la inmensa mayoría de los chilenos- y un aspecto que no se había visto en las últimas modificaciones de este tipo en el país.
Al nuevo tributo quedarán sujetos las personas naturales con domicilio o residencia en Chile, por su patrimonio, tanto en Chile como en el extranjero, que exceda el monto señalado. La tasa del tributo llega hasta el 1,8% en caso de una riqueza de más de 14,7 millones de dólares. Y como estamos en Chile, donde la distribución del ingreso es uno de los pasivos más relevantes de la realidad económica nacional, se sabe que son solo 6.300 personas las que deberían pagar este nuevo impuesto, dado su alto patrimonio, es decir, claramente los más ricos del país.
Tal como se había adelantado e incluido en el programa de gobierno, la reforma incluye entonces el aumento de la tributación de los contribuyentes de más altos ingresos, mediante cambios a los tramos del impuesto personal y la creación del citado impuesto a la riqueza, además de introducir cambios relevantes en materia de impuestos a la minería (royalty) algo solicitado hace tiempo por muchos sectores que observan las altas ganancias de la minería privada, mientras en el país la gente sufría de falta de acceso a la salud, la educación o la vivienda.
La reforma introduce además una serie de innovaciones, tales como la rebaja a la tasa del impuesto a las empresas (corporativo) de un 27% actual a un 25%, siempre que se acredite que ese 2% se ha destinado a financiar proyectos de Innovación y Desarrollo y, en general, inversión en productividad, un acento que a Hacienda le interesaba demostrar, en un escenario de estancamiento de la productividad en los últimos años.
“La combinación del nuevo régimen de tributación de ingresos del capital, el aumento de las tasas del impuesto global complementario que gravan los ingresos más altos del trabajo y la creación de un impuesto a la riqueza aumentarán la progresividad del sistema, elevando el aporte de las personas de mayores recursos, mientras que el 97% restante de los contribuyentes no pagarán más impuestos”, subrayó el Ministerio de Hacienda, refiriéndose a la línea general de los cambios.
Se explicó que la reforma se implementará gradualmente, no obstante “financiará cerca de la mitad del costo del programa de gobierno, asumiendo éste la responsabilidad de usar bien los recursos, elevando la transparencia, rendición de cuentas y la disciplina fiscal”.
Duro contra la evasión y la elusión
La reforma también introduce un conjunto de cambios orientados a reducir las exenciones tributarias, eliminar resquicios que facilitan la elusión, fortalecer la capacidad para combatir la evasión de impuestos, un tema que ha estado en el tapete de la discusión incluso desde la administración del Presidente Piñera. Incluso un ex Ministro de Hacienda, de su administración, lideró un trabajo en esta materia que arrojaba millonarios nuevos ingresos al Fisco, producto de este mayor control de la evasión y la elusión.
Entre estos elementos antievasión, tema que alcanza cifras millonarias en Chile- donde los impuestos no sólo son bajos para los sectores más acomodados, sino que además se las arreglan para no pagarlos-, se contempla modificaciones para los llamados fondos de inversión privados (salvo capital de riesgo) y se acotará en forma importante la renta presunta, permitiendo que solo accedan a esta los llamados micro empresarios. Asimismo, acá se innova planteando que la deducción de intereses que provienen de los créditos hipotecarios, consideren solo un crédito y no varios como sucedía hoy día.
También en este plano se crea un registro de usuarios finales para saber quiénes son las personas naturales dueñas de las empresas (algo que se suele ocultar con nombres de fantasía) y que son las que, en definitiva, reciben las utilidades que éstas generan. Ello fue considerado “una herramienta de fiscalización fundamental” por parte de Hacienda. Por otro lado, se actualiza la norma de precios de transferencia, un asunto también utilizado, por ejemplo, en la industria minera, para evadir o reducir el pago de impuestos.
Asimismo, se crea la figura del denunciante anónimo tributario, una figura parecida a lo que opera en las normas antimonopolios y que han servido para atacar o disuadir de prácticas, en este caso, de evasión o elusión de impuestos.
Por otro lado, en el nuevo royalty minero, modificación considerada en el Programa de Gobierno y que busca que todos los chilenos se beneficien de los altos ingresos de la compañías privadas de cobre, entre otros minerales, se buscó una fórmula que no afecte tampoco la rentabilidad del negocio minero, estimándose que ésta tendrá un nivel de rentabilidad sobre patrimonio sobre el 15% “más que suficiente para que invertir en el sector sea atractivo”, además de que dicha rentabilidad crecerá en la medida de que suba el precio del cobre.
El nuevo mecanismo de recaudación tributaria del sector operará sobre aquellos explotadores de cobre con una producción mayor a las 50.000 toneladas métricas de cobre fino al año, es decir de mediana minería para arriba y combinará un componente sobre las ventas y otro componente sobre la renta minera, con tasas crecientes a medida que aumenta el precio del cobre. Un aspecto tributario sustantivo, dado que justo en estos años están venciendo los compromisos de invariabilidad tributaria que se le concedieron al sector en la última modificación tributaria.
En lo general, el componente de tributación de las personas será utilizado para financiar la ampliación de derechos sociales como salud, pensiones y la ampliación del Sistema Nacional de Cuidados, ésta última otra innovación relevante de los anuncios efectuados. Por otro lado, “los recursos que se obtengan por la limitación de exenciones y reducción de la evasión y la elusión tienen por objeto contribuir a la inversión en diversificación productiva e innovación, para lo que el royalty también cumple un rol esencial”, además que serán utilizados para apoyar el proceso de descentralización, incrementando los recursos para las regiones.
Desenredando la madeja
Entonces, en lo que se refiere al impuesto a la renta, los ingresos del trabajo mantendrán su estructura progresiva actual, desde ya considerando que el nivel de los salarios en Chile implica que el 75% de personas seguirán en el tramo exento de impuesto a la renta. No obstante, para avanzar en justicia tributaria, se aumentarán las tasas marginales de las personas que obtienen ingresos mensuales de más de 4 millones de pesos, todo lo cual no implica más que ponerse en la línea de lo que los economistas chilenos tienen como referente preferido: los niveles de la OCDE.
En otro tema largamente debatido: los rebajas tributarias de los poseedores de acciones, que alguna vez fue pensado para desarrollar el mercado de capitales chileno, “que hoy cuentan con una tasa preferente del 10%, se homologa su tratamiento al de los dividendos, quedando sujetos a una tasa del 22% con posibilidad de reliquidar en el impuesto global complementario”.
Un aspecto bien relevante es el tratamiento que se da a las pymes, donde éstas mantienen los regímenes preferentes actuales, manteniéndose el sistema completamente integrado, con una tasas del 25%, que como se sabe, puede usarse como crédito contra el impuesto global complementario de los socios. Asimismo, las pymes, hoy excluidas del beneficio, podrán acceder al incentivo tributario en investigación y desarrollo, que permite que un 35% del gasto en este concepto sea utilizado como un crédito contra el impuesto de primera categoría. Por último, podrán acceder a una tasa de interés rebajada para el caso de deudas tributarias y convenios de pago sin intereses a 12 meses.
La manida clase media
Otro aspecto relevante y novedoso de la reforma tiene que ver con beneficios a la clase media, al crearse una exención que permite deducir de la base imponible del global complementario los gastos por arriendo que se incurran, con un tope de $450.000 al mes. “Así, si una persona con un ingreso imponible de $1.200.000 destina $450.000 a pagar un arriendo, el pago de impuestos personales se calculará solamente sobre $750.000, por lo que quedaría exento de impuesto a la renta”. Una novedad relevante para los altos costos de los arriendos actuales. Sin embargo, ojo no es que bajen los arriendos, se ha explicado, sino que a los que les corresponde pagar impuestos al respecto, por tener en arriendo propiedades (DFL2), y por un valor superior a los $777.000, se les da este tratamiento, pero eso es contra el pago de los respectivos impuestos.
Por otro lado, en otro cambio relevante, se incorpora una exención enfocada en los cuidados familiares, ya que se podrá deducir de la base imponible del impuesto global complementario los gastos asociados al cuidado de personas menores de dos años, y de personas con grados de dependencia severa, con un tope de $550.000 al mes, lo que beneficia especialmente a las mujeres, que usualmente realizan estas labores.
En los denominados impuestos correctivos, que buscan modificar el comportamiento de las personas y empresas, fomentando el medio ambiente, la vida sana, la reducción de emisiones, se explicó que estos instrumentos se encuentran “en fase de diseño” y que se tramitarán en un proyecto de ley separado.
Con todo, Hacienda se encargó de recalcar que, aun con las modificaciones, Chile sigue estando al debe en lo que respecta al parámetro preferente de comparación: los niveles de la OCDE.
Difícil de entender para la mayoría de los chilenos, sin duda, pero algo hay que tener claro: Se trata de una de las reformas tributarias más progresivas que ha debatido el país, en búsqueda- en simple- de que quienes tienen más paguen más, y que quienes tiene que pagar impuestos lo hagan en su totalidad. Y que no sea la sra. Juanita, a través del IVA que pagamos los chilenos por cada producto que compramos, la que se lleve el peso de financiar la mitad de las prestaciones sociales que recibirá, y tal vez mal y tarde, ella misma. Tan simple como eso.
